El año pasado por estas fechas os contaba la Leyenda de San Valentín, cómo cobró su
Me gusta bastante más la Leyenda de Cupido, que siendo en numerosas ocasiones el símbolo de San Valentín actualmente, nada tiene que ver su historia y su final.
En la mitología romana Cupido era el dios del Deseo, hijo de Venus (diosa del Amor) y Marte (dios de la Guerra). En su cometido estaba ayudar a su madre en sus tareas de llevar el amor a los mortales, pero Cupido, como el niño travieso que era, a veces más que ayudar, entorpecía.
Cupido llevaba dos tipos de flechas, unas doradas con plumas de paloma que provocaban el llamado “flechado” o amor instantáneo, y otras con punta de plomo, que sembraban la indiferencia. De manera que, en ocasiones cuando su madre le ordenaba tirar flechas con plumas de paloma y sembrar el amor entre dos personas, Cupido tiraba flechas de plomo y sembraba la desgracia truncando el trabajo de Venus.
La historia de amor de Cupido comienza en un acto de rebeldía en contra de su madre. Resulta que en la tierra de los mortales se encontraba Psique, un hermosa princesa de la que Venus, también diosa de la Belleza, estaba celosa. Su padre quería casarla, pero al parecer ningún pretendiente se atrevía con ella porque era demasiado hermosa y todos se sentían acobardados. El padre de Psique desesperado porque no conseguía casar a su hija acudió al Oráculo de Delfos, y Venus aprovechó el momento para ordenar a su hijo que hiciera que se enamorara del hombre más feo, despreciable y vil de la Tierra. Psique enterada quiso tirarse por el abismo, y fue entonces cuando Cupido se enamoró perdidamente de ella y creció hasta convertirse en un apuesto joven.
En contra de la voluntad de su madre, Cupido se casó con Psique y se la llevó a un hermoso palacio donde la visitaba a diario. Pero el matrimonio tenía una condición imprescindible, al ser ella una mortal y Cupido un dios del Olimpo, Psique no podía mirarle.
Todo iba estupendamente entre Cupido y la princesa. Ella se conformaba con sentirle y escucharle porque así se sentía segura y atraída por él. Hasta que las hermanas envidiosas de Psique la convencieron para mirar a su marido, de manera que fue castigada por los dioses. Fue expulsada del castillo y Cupido tristemente se despidió con unas emotivas palabras: ”El Amor no puede vivir sin confianza“.
Psique, enamoradísima, deseaba el perdón de los dioses y Venus le encomendó pruebas que debía superar si quería conseguir recuperar a su marido. Entre ellas, tenía que visitar a Prosérpina en el inframundo y llevarle una caja que contenía belleza, pero Psique tenía la orden de no abrir la caja bajo ningún concepto. Una vez más, su condición de humana la hizo caer en la tentación y abrió la caja, siendo nuevamente penalizada por los dioses. Cayó en un profundo sueño que parecía la muerte.
Al tiempo Cupido encontró a su amada y perdonándola retiró el sueño mortal de Psique haciéndola volver a la vida. Ante tanto amor entre ambos, Venus y el resto de los dioses decidieron perdonar a Psique y convertirla en diosa para que pudiera unirse con su marido.
Felizmente el Deseo y el Alma se unieron concibiendo a Voluptas, diosa del Placer.