Varias personas me han sugerido que retome el tema de las antiguas leyendas que se narran aquí en Nuevo León, muchas ellas surgidas de la imaginación o de la exageración de las personas, sin embargo para los especialistas en antropología o historia toda leyenda antigua tiene por origen un presunto hecho real.
Algunos les gusta exagerar más de lo normal a las mismas leyendas, pero eso ya es corromperlas, la tradición oral a veces no es tan fiel como algunos quisiéramos y por ello es necesario un registro de estos relatos que algunos escuchamos cuando éramos niños en los años 1980´s. Esas mismas leyendas que antes no nos dejaban dormir tranquilos, ahora son las que nos relajan por las noches.
En esta ocasión les narraré, lo más fiel posible, unos relatos de la llamada “mujer cara de caballo”, la cual, se contaba en aquellos años, que esta entidad era vista por las noches en algunas avenidas o carreteras de la zona conurbada de Monterrey, de la cual había varios relatos, algunos muy similares, lo que podría interpretarse como que uno podría ser copia de otro, pero así son las tradiciones orales, cada uno le pone de su cosecha.
Unos podrían decir ¿qué le puede importar a un escéptico esas leyendas de espantos antiguas? La respuesta es muy sencilla, es parte de nuestra cultura, de nuestro folckor que merece ser guardado y respetado, sin exagerarlo, es parte de esa enseñanza moral que nos dejaron los antiguos habitantes de nuestras ciudades.
Según me contaron hace años, un hombre joven quien salió ya muy noche de una fiesta, al conducir su carro por una solitaria avenida de la ciudad de Monterrey, de pronto vio caminando por la banqueta la silueta de una joven mujer, de muy buen cuerpo, con una larga cabellera negra que casi le llegaba a la cintura, que vestía una ajustada minifalda roja. Como ya había pasado la media noche, y al no haber nadie más en la calle, el joven decidió acercar su vehículo a la joven mujer para verla de cerca y lanzarle un piropo por la ventana del carro.
Pero grande fue su sorpresa, pues al alcanzarla y tenerla de frente a la ventana del carro, la mujer volteó a verlo y lanzó un grito muy parecido a un relinchido, pero lo más impactante era ver que su rostro era igual al de un caballo. La criatura se abalanzó sobre el vehículo como intentando meterse al carro por la ventana. El joven al ver eso, arrancó su vehículo a toda velocidad, dejando atrás a la misteriosa mujer, no sin antes ser perseguido por la entidad quien, a pesar de traer zapatos de tacones, podía correr casi tan rápido como el carro.
Según cuentan las leyendas antiguas, esa entidad podría tratarse de una entidad llamada por algunos “sihuanaba” o “macihuatli” para otros, era una mítica mujer condenada a vagar por los caminos espantando hombres con su rostro de equino, lo curioso es que este relato se repite también en comunidades de El Salvador, Honduras y Costa Rica, compartiendo de alguna manera esta mitología. Para algunos se trata de una versión de la cihuateteo, otra entidad que a veces les hacía bromas muy pesadas, o macabras, a los hombres.
Era un relato muy conocido en aquellos años entre los niños y adolescentes en los años 1980´s; sin embargo, hace un par de años, conocí a una persona que aseguraba que a su hermano se le había aparecido esa mujer una noche. Según me contó, su joven hermano, quien era mayor que él, circulaba por la Carretera a Nuevo Laredo en su automóvil compacto, en dirección a Monterrey, venía de un viaje de negocios de Laredo, Texas; en aquellos tiempos, en los años 1990´s, esa carretera era relativamente segura transitarla hasta de noche, por lo que había decidido hacer el viaje de regreso solo en su carro, pues disfrutaba mucho conducir por la carretera.
Pero en los límites de los municipios de Ciénega de Flores y Escobedo, el joven vio a una mujer caminando a un lado de la solitaria y oscura carretera, ella tenía una larga y bella cabellera negra, vestía una falda muy corta de color rojo y unos zapatos de tacones. Aquello se le hizo muy curioso, y como la mujer tenía muy buena apariencia, decidió desacelerar para pasar cerca de ella y poder verla bien.
Sin embargo, al pasar junto a ella, él bajó el vidrio de la ventana del carro, con la intención de verla mejor y hablarle, pero en ese instante la mujer se lanzó contra el carro lanzando un grito aterrador, pero lo más aterrador era el rostro de la mujer, pues era igual al de un caballo. El joven aceleró su vehículo de golpe, creyendo por un momento haberla dejado atrás, pero su sorpresa fue más grande, al ver que esa entidad iba corriendo junto a su carro, frente a su ventana. El velocímetro de su auto marcaba los 90 km/h. El joven metió a fondo el acelerador, después de un momento de traerla a un lado del carro, como si quisiera meterse al vehículo, por fin logró dejarla atrás y perderla de vista.
Nadie sabe que pasó esa noche realmente, pues solo se tiene el testimonio anecdótico de quien lo vivió. Pero relatos como este hay bastantes en varias partes del país. La realidad de estos casos no la conocemos, y no es seguro que nosotros la lleguemos a saber, posiblemente sean las generaciones que vienen después de nosotros las encargadas de resolver esos misterios.
Pero por el momento, solo nos queda la anécdota, el mito de la mujer cara de caballo, forma parte de las leyendas de Nuevo León, de sus misterios que esperan ser resueltos. Alguien, algún día, les dará solución. Por el momento, solo nos resta esperar.
¡Que todos tengan un desmitificante día!
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