De los lectores hay que decir bien claro una cosa para el realce de las estadísticas, la mayoría son lectoras, hay siempre más mujeres que hombres y tienen una curiosa costumbre, que es forrar los libros, eso siempre lo he admirado, siempre fui un desastre cuidando los libros, sobre todo porque siempre compré libros de bolsillo en tapa blanda y pegados y a menudo de segunda mano en la Cuesta de Moyano, por lo que he perdido numerosos ejemplares por no tratarlos con el cariño y respeto que se merecen.
De lo que no les alabo el gusto a mis compañeras viajeras es la calidad de la lectura, abundan en exceso los relatos de vampiros de cine guapetones ellos, sobreponiéndose a la anterior ola, de la trilogía de un sueco fallecido en buena hora.¿Pero qué me he creído? ¿Quién soy yo para criticar determinadas obras? Pues eso mismo, la verdad es que lo importante es leer, hacer realidad Farenheit 451, pero al revés, ¡Mueran los periódicos y vivan los libros!