LG G5, el smartphone más atrevido del mercado es también muy bueno

Publicado el 27 abril 2016 por Ángel Leonardo Torres @AngelToOficial

LG era consciente de que desde su icónico G3 tenía (¿la sigue teniendo?) la mejor cámara del mercado, la característica más valorada ahora mismo por los usuarios dispuestos a gastarse 700 euros en un móvil. Así que cuando se planteó renovar su gama premium sabía que debía hacer algo disruptivo. El LG G5 rompe completamente con su antecesor, no solo en diseño, sino en concepto. Rescatando una idea que tanto Apple como Google (en sus Nexus) han planteado pero no se han atrevido a llevar a la práctica, LG apuesta por un diseño modular, en el que el móvil se transforma en una cámara o en un aparato de sonido de alta definición Hi-Fi, con módulos que se introducen por una ranura. La idea es genial pero tiene sus inconvenientes físicos de los que luego hablaremos. La otra característica a simple vista que más llama la atención cuando lo sacas de la caja es el diseño compacto y metálico, abandonando el estilo hipsters de anteriores versiones, en el que el plástico y el cuero te hacían pensar si lo que tenías delante verdaderamente pertenecía a la misma categoría que los iPhone o los Galaxy.

Magic Slot 

La ranura mágica (Magic Slot) es el invento más vistoso del LG G5. Situada en la parte inferior del terminal, a través de la misma se puede insertar el recambio de la batería o los módulos, para convertirlo en una cámara semiprofesional (Cam Plus) o un aparato de audio de alta definición (Hi-Fi Plus), que se venden aparte.
La ventaja es innegable, al menos en lo que se refiere a la batería, uno de los puntos débiles de los móviles de LG que se consumen casi solo con encender la pantalla como le ocurría al G3. En el G5 se puede sacar y meter una batería de recambio, que cuesta 50 euros, sin necesidad de desarmar todo el teléfono o romperte las uñas para quitar la la tapa. Y muchos usuarios se conforman con que no se les funda el móvil durante el día o con no tener que volverse loco buscando un enchufe en la cafetería o el aeropuerto. Si es eso lo que se pretende, el LG G5 es su móvil porque además incorpora una carga rápida mejorada (Qualcomm Quick Charge 3.0), un 30% más rápida que la que se integraba el LG G4.
Es muy necesario porque el G5 ha reducido la capacidad de la batería desde los 3.000 mAh hasta los 2.800 mAh, aunque se supone que se compensa con el menor tamaño de la pantalla (de 5,5 a 5,3 pulgadas) y el mejor rendimiento del sistema operativo Android Marshmallow.
Pero el sistema modular tiene también un peligro obvio. Todo lo que se abre y se cierra con mucha frecuencia tiende a romperse. Y el Magic Slot no debe ser una excepción, aunque en una prueba de una semana no de tiempo a comprobarlo. Respecto a los accesorios, que la marca coreana prefiere llamar friends, a veces no son tan amigables, porque requieren apagar el teléfono, una molestia que no todos los usuarios están dispuestos a acometer.
Diseño e interfaz 

Quien haya tenido un G4 o un G3 que se olvide de familiarizarse rápidamente con el tacto y la interfaz del G5. LG lo ha cambiado todo. La botonadura de la parte trasera, seña de identidad de los anteriores modelos, desaparece en favor de los botones laterales, mucho más convencionales, y que ahora tienen multifunción. Los botones de volumen se pueden configurar funciones como captura de pantalla o abrir la cámara pulsándoles dos veces rápidamente.
La parte trasera está ocupada ahora, además de por la cámara dual, por el botón de inicio que es a la vez el sensor de huella dactilar, muy rápido y preciso pero sin llegar a la excelencia del Galaxy S7 de Samsung. En el borde derecho nos encontramos la ranura para microSD y en la inferior el conector USB tipo C.
LG también es pionera en la función Always On (copiada por el Samsung Galaxy S7) que muestra en la parte superior de la pantalla continuamente las notificaciones más importantes (fecha, hora, avisos de llamadas, clima, etcétera), aun cuando el móvil esté en modo reposo, lo que ahorra notablemente la batería si se tiene en cuenta que encendemos de media 150 veces al día el móvil sin que sea estrictamente necesario. La pantalla “siempre activa” gasta solo un 0,8% de la batería, según el manual, aunque si dejas el terminal encendido toa la noche baja más de un 2% (supongo que influirán otros consumos además del de pantalla). Ha eliminado el cajón de las aplicaciones, aunque se puede restaurar en los ajustes y conserva la función Qslide para acceso rápido a las aplicaciones más usadas. 
En cuanto a hardware, a falta de procesador propio como Huawei y Samsung, el G5 monta lo último de Qualcomm, el Snapdragon 820, un procesador de 4 núcleos que no da problemas de cortes ni interrupciones. Completa el equipamiento 4 GB de RAM y un almacenamiento de 32 GB, expandibles mediante tarjetas microSD.
Como hemos apuntado, la pantalla LCD del LG G5 se reduce desde las 5,5 del G4 a las 5,3 pulgadas, con una resolución QHD de 2560 x 1440 píxeles. Incorpora Daylight Mode, un mecanismo para mejorar la visibilidad en exteriores, que detecta las condiciones de luz del entorno y, de forma instantánea, aumenta o reduce el brillo de la pantalla (hasta 850 nits). Chupa batería con bastante más rapidez que sus homólogos Galaxy S7 o Huawei P9 aunque sin llegar a los límites exasperantes de los dos últimos modelos G4 y G3, que se descargaban como si tuvieran un escape de corriente.
Cámara 

El LG G5 no quiere perder el trono de tener la mejor cámara en un móvil. Ya la tenía en el G4 pero ahora sus rivales, en particular, Samsung y Huawei, se lo han puesto más difícil porque han dado un salto cualitativo con el S7 y el P9, respectivamente. Consciente de que le pisan los talones, el G5 se destaca por tener una cámara dual trasera: una estándar de 16 megapíxeles con lente de 78 grados y otra gran angular, de 8 megapíxeles, con una lente de 135 grados –la mayor disponible a día de hoy en un teléfono inteligente—. Con esta última, y de forma sencilla se consigue hacer esas fotos de familia que siempre se nos resisten por mucho que apelotonemos a los personajes. Activando el gran angular se consigue un campo de visión 1,7 veces más ancho que las cámaras habituales de los smartphones y 15 grados más que el campo de visión del ojo humano. El autoenfoque por láser, copiado ahora por Huawei, sigue también en las cámaras de LG.
Un poco más complicados (y menos útiles) son los efectos para crear varias imágenes automáticas. Con Pop-out Picture se pueden combinar las imágenes captadas a través del gran angular con las tomadas con la cámara estándar, produciendo así un efecto de cuadro en un marco. Film Effect permite aplicar hasta nueve efectos cinematográficos distintos; finalmente, Auto Shot está diseñado para captar selfies, con la cámara frontal de 8 megapíxeles, gracias a su sistema automático de reconocimiento de la cara.
Además, el módulo LG Cam Plus, que convierte en cámara el móvil, añadiéndole una pequeña joroba a la espalda del dispositivo, donde incorpora los botones de la cámara – disparador, enfoque y zoom -, y ampliando un 25% la capacidad de la batería. Ideal si te vas a un viaje y te pasas el día abriendo el móvil para captar monumentos y experiencias. Pero algo pesado para el día a día, si haces un uso normal de la cámara.
Para el módulo del sonido, LG ha buscado la compañía de Bang & Olufsen. El módulo LG Hi-Fi Plus con B&O Play reproduce audio en alta definición (32 bits a 384 KHz.), y puede ser usado por separado, con un PC o con otro teléfono. Además, está equipado con aptX HD, un códec que proporciona sonido de alta calidad vía Bluetooth, sin que haya pérdidas del audio. Está claro que LG quiere plantar cara a HTC que presume de tener el mejor audio en sus terminales pero, como ocurre con la cámara, tienes que tener muy claro cuando lo cargues que vas a usar el móvil como reproductor durante un buen rato.
Conclusiones

A falta de probar los Friends, se puede decir que el LG G5 se codea sin complejos con sus rivales, en prestaciones pero también en precio. Además, la estructura modular exige una continuidad en la línea abierta por los G5 para los próximos smartphones porque los clientes no entenderían hacer un desembolso tan importante euros más el coste de los módulos y en la siguiente generación se interrumpiera el concepto.