Li Na, una pionera persistente

Publicado el 25 enero 2014 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
La tenista china descompe a Cibulkova (7-6 y 6-0) para convertirse en la primera asiática en levantar el Abierto de Australia tras dos finales perdidas  

Li Na muestra el trofeo de su primer Abierto de Australia - AFP. 


"Por fin. Ya tengo la copa". Es lo primero que dice, o más bien suspira, Li Na (Wuhan, China, 1982) tras descomponer a su rival, Dominika Cibulkova por 7-6 y 6-0, y recibir su primer trofeo del Abierto de Australia tras dos finales perdidas ante Kim Clijsters (2011) y Victoria Azarenka (2013). Quien le entrega la copa es alguien como Chris Evert, con 18 Grand Slams a sus espaldas, y que en su día la equiparó a Billy Jean King y Martina Navratilova por ir más allá del deporte en su país. Porque no hay otra deportista china más célebre que Li Na ni tampoco que haya incomodado más al férreo sistema deportivo chino, que controla el método de entrenamientos y exige a los deportistas un generoso porcentaje de sus ganancias. Llegó a tener que abonar al Estado entre un 60% y un 65% de sus ingresos, por los 12% que cede ahora a cambio de poder elegir sus rutinas de trabajo, pero también de pagarse los viajes y hoteles y renunciar a los apoyos y subvenciones. La Ni se acogió al derecho Danfei, aprobado después de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, y que permitía 'volar solos' a los deportistas de élite. Esta rebelde del sistema es la que se gana a la grada del Rod Laver Arena elogiando a su actual entrenador, Juan Carlos Rodríguez -"el trabajo de invierno ha dado sus frutos"- y dirigéndose al antiguo y marido: "Lo da todo por mí para viajar conmigo, por ser mi compañero de entrenamientos, arreglarme las raquetas, procurarme las bebidas... Gracias, eres un tío majo y también afortunado de haberme encontrado y de que sea tu mujer". Una esposa pionera, la primera -y, de momento, unica- asiática campeona de un Grand Slam, el Roland Garros de 2011 ante Schiavone, y que ha repetido éxito en el Abierto de Australia.   

"¡Max [Eisenbud], me has hecho rica", continúa Li Na con una amplia sonrisa buscando en la grada a su agente. Aunque huye de las ostentaciones y vive con su marido en un piso sencillo de Wuhan, su ciudad, a unos 1.000 kilómetros de la capital, Pekín. Es otra deportista desde que desde agosto de 2012 la entrena el argentino Juan Carlos Rodríguez, Tití, el mismo que guió a Justine Henin hacia siete Grand Slams. Lo que primero trabajó Rodríguez fue la comunicación con su nueva pupila, a la que veía con dificultades para expresar sus sentimientos y sus sensaciones en la pista. La Ni, que es licenciada en periodismo, asentía al análisis de su marido cuando éste la entrenaba, pero con Tití comparte opiniones, es más expresiva y se conoce mejor Le da menos vueltas a las cosas. Para levantar su primer Abierto de Australia superó un momento límite, un set y una pelota de partido en contra ante Safarova -es la cuarta campeona que salva un match point en Melbourne tras Serena Williams, Capriati y Monica Seles-. Eso sí, tuvo un cuadro limpio de rivales de top 10. 

La reina más veterana desde 1954

Además, con 31 años y 333 días, Li Na es la reina más veterana en Australia desde Thelma Coyne, que en 1954 levantó el trofeo con 35 años y 106 días. La china estuvo contra las cuerdas en el primer set pese a ponerse 3-1: empezó a acumular errores con su derecha y cedió el sexto juego con dos dobles faltas (3-3) ante una pequeña (1'61 metros) y ágil Cibulkova, que estaba le recuperaba el terreno y a la que le sobró una doble falta en el undécimo juego. La eslovaca estaba con 6-5 en contra y viendo cómo la asiática sacaba para llevarse el set. Li Na tuvo incluso una pelota para sentenciar la manga, pero Cibulkova supo sobrevivir para forzar un tie-break en el que poco tuvo que decir (7-3). Una derrota que no pudo digerir, pues entregó la segunda manga sin apenas rechistar (6-0): "Ha sido un gan torneo para Li Na. Se merece estar aquí como campeona".   La china había pasado de las dudas en la primera manga, con 25 errores no forzados, a mostrarse autoritaria tanto en la red como en el fondo de la pista. Un final plácido para Li Na horas para anticiparse unas horas a su octavo aniversario de boda, pues se casó el 27 de enero de 2006. A Jiang Shan, su único novio, lo conoció en el equipo nacional, al que entró en 1997. Dos después era profesional aunque se sentía agotada por la rectidad del sistema deportivo y solía criticarlo en público. No olvidaba, por ejemplo, que con 14 años sus entrenadores le ocultasen la muerte de su padre para que no se desconcentrara en un torneo. Tampoco pudo decir nada cuando un técnico aconsejó a su familia que dejase el bádminton para probar en el tenis.  En 2002 se alejó temporalmente del tenis, en parte, porque se sentía un mero instrumento de quienes la habían entrenado: "No es cierto que todos los técnicos quien conseguir de mis victorias progresos en sus carreras y casas grandes?". No volvió hasta dos años después y para convertirse en la primera china en ganar un torneo de la WTA. Lo hizo venciendo Guangzhou a Martina Suchá. En 2006 ya figuraba entre las veinte mejores del mundo, y en  2008, alcanzó las semifinales en los Juegos Olímpicos de su país. Muy presionada por sus compatriotas, Li Na cayó primero con Safina y perdió el bronce con Zvonareva. Desde entonces ha ganado dos Grand Slams y es una pionera persistente. "Admiro todas las etapas de Agassi porque siempre ha sido fiel a sí mismo. Yo también quiero ser yo misma", confesa.