Liber de perfecto esse

Por Daniel Vicente Carrillo

Ofrezco según mi capacidad la traducción de un opúsculo de Llull que, hasta donde yo sé, no ha sido jamás trasladado a ninguna lengua moderna. Es el Liber de perfecto esse, el cual pertenece a su obra latina y fue escrito en Mesina, Sicilia, en 1314, aproximadamente un año antes de su muerte.
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LIBRO DEL SER PERFECTO

Dios, con tu infinito ser, 

escribo el libro del ser perfecto.

Dado que el ser infinito y el ser perfecto son intercambiables, me propongo hacer ciencia del ser perfecto mediante el ser infinito. Y por ello puede el hombre hacer ciencia del ser imperfecto mediante el ser finito. Por tanto, en estas dos ciencias generales estarán implícitas todas las ciencias, razón por la cual este libro será muy general, muy alto y muy profundo, y también muy útil.

SOBRE LA DIVISIÓN DE ESTE LIBRO

Este libro se divide en cinco distinciones. En la primera probamos que Dios existe; en la segunda la divina Trinidad; en la tercera la creación del mundo; en la cuarta la divina Encarnación; y en la quinta la resurrección de los hombres. Y, en primer lugar, nos ocuparemos de la primera distinción.

SOBRE LA PRIMERA DISTINCIÓN

1. Si Dios existe, el ser infinito y perfecto existe; y el ser infinito y el ser perfecto son el mismo, y éste es uno solo. De esto se sigue necesariamente que existe un principio singular, y no muchos. Y si Dios no existe, el ser infinito y perfecto no existe; y existen muchos principios finitos e imperfectos por razones contingentes; y no existe ningún principio necesario, lo que es imposible. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

2. Si Dios existe, la unidad infinita existe; y esta misma unidad es el ser perfecto. Y si Dios no existe, existe su opuesto. De aquí se sigue que la unidad finita e imperfecta conviene al ser; y que la unidad infinita y perfecta conviene al no ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

3. Si Dios existe, existe la bondad infinita, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, la bondad finita e imperfecta existe. De aquí se sigue que la bondad infinita y perfecta conviene al no ser; y que la bondad finita e imperfecta conviene al ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

4. Si Dios existe, existe la grandeza infinita, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, la grandeza finita e imperfecta existe. De aquí se sigue que la grandeza finita e imperfecta conviene al ser; y la grandeza infinita y perfecta al no ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

5. Si Dios existe, existe la eternidad perfecta e infinita. Y si Dios no existe, la eternidad finita e imperfecta existe. De aquí se sigue que la eternidad infinita y perfecta conviene al no ser; y la eternidad finita e imperfecta al ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

6. Si Dios existe, existe el poder infinito, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, el poder finito, que es el ser imperfecto, existe. De aquí se sigue que la potestad finita e imperfecta conviene al ser; y la potestad infinita y perfecta conviene al no ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

7. Si Dios existe, existe el intelecto infinito, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, el intelecto finito, que es el ser imperfecto, existe. De aquí se sigue que el intelecto finito e imperfecto conviene al ser; y el intelecto infinito y perfecto conviene al no ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

8. Si Dios existe, existe la voluntad infinita, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, la voluntad finita, que es el ser imperfecto, existe. De aquí se sigue que la voluntad infinita y perfecta conviene al no ser; y la voluntad finita y perfecta conviene al ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

9. Si Dios existe, existe la virtud infinita, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, la virtud finita, que es el ser imperfecto, existe. De aquí se sigue necesariamente que el ser virtuoso infinito y perfecto conviene al no ser; y que el ser vicioso finito e imperfecto conviene al ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

10. Si Dios existe, existe la verdad infinita, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, la verdad finita y falsa, que es el ser falso e imperfecto, existe. De aquí se sigue necesariamente que el ser falso, finito e imperfecto conviene al ser; y que el ser infinito, verdadero y perfecto conviene al no ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

11. Si Dios existe, existe la gloria infinita, que es el ser perfecto. Y si Dios no existe, la gloria finita, que es el ser imperfecto, existe. De aquí se sigue necesariamente que el ser perfecto, infinito y glorioso conviene al no ser; y que el ser imperfecto, finito en gloria, conviene al ser, lo que es falso. Por tanto, se ha demostrado que Dios existe.

SOBRE LA SEGUNDA DISTINCIÓN

Esta distinción versa sobre la divina Trinidad. Hemos investigado que el ser perfecto existe por la divina unidad, bondad, grandeza, eternidad, poder, intelecto, voluntad, virtud, verdad y gloria. Ahora bien, éste no puede ser el ser infinito y perfecto si la divina Trinidad no existe. Así, en primer lugar, probamos que la Trinidad existe.

1. Ninguna unidad es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinito y perfecto. Dios es el ser uno infinito y perfecto; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinito y perfecto. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un infinito artífice de un ser infinito perfecto. Por lo cual, no puede existir sin obrar este mismo ser infinito perfecto, dado que los relativos se implican mutuamente. Y a estos tres correlativos antedichos, esto es, obrante, obrado y obrar, llamamos divina Trinidad.

2. Ninguna bondad es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinita y perfectamente bueno. Dios es el ser bueno infinito y perfecto; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinita y perfectamente bueno. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un artífice infinitamente bueno de un ser infinita y perfectamente bueno. Por lo cual, no puede existir sin obrar este mismo bien infinito y perfecto, dado que los relativos se implican mutuamente. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad.

3. Ninguna grandeza es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinita y perfectamente grande. Dios es el ser grande infinito y perfecto; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinita y perfectamente grande. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un artífice infinita y perfectamente grande de un ser infinita y perfectamente grande. Por lo cual, sin éste no puede obrar un ser infinita y perfectamente grande. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad.

4. Ninguna eternidad es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinita y perfectamente eterno. Dios es el ser eterno infinito y perfecto; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinita y perfectamente eterno. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un artífice infinita y perfectamente eterno de un ser infinita y perfectamente eterno. Por lo cual, no puede existir sin obrar este mismo ser eterno infinito y perfecto, dado que los relativos se implican mutuamente. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad. 

5. Ningún poder es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinita y perfectamente poderoso. Dios es de este modo; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinita y perfectamente poderoso. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un artífice infinitamente poderoso de un ser infinita y perfectamente poderoso, sin el cual no puede obrar un ser infinito y perfecto. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad. 

6. Ningún intelecto es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinito y perfecto. Dios es de este modo; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinita y perfectamente inteligente. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un intelecto infinito creador de un intelecto infinito y perfecto, sin el cual no puede obrar un ser infinito y perfecto. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad. 

7. Ninguna voluntad es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinito y perfecto. Dios es de este modo; por tanto, Dios no existe sin obrar una voluntad infinita y perfecta. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es una voluntad infinita creadora de una voluntad infinita y perfecta, sin la cual no puede obrar un ser infinito y perfecto. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad. 

8. Ninguna virtud es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinito y perfecto. Dios es de este modo; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinito y perfecto. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un artífice virtuoso infinito de un ser virtuoso infinito y perfecto, sin el cual no puede obrar un ser infinito y perfecto, dado que los relativos se implican mutuamente. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad. 

9. Ninguna verdad es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinito. Dios es de este modo; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinito y perfecto. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un artífice verdadero infinito de un ser verdadero infinito y perfecto, sin el cual no puede obrar un ser infinito y perfecto, dado que los relativos se implican mutuamente. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad. 

10. Ninguna gloria es el ser infinito y perfecto si no obra lo infinito y perfecto. Dios es de este modo; por tanto, Dios no existe sin obrar lo infinito y perfecto. Y puesto que Dios existe, como se ha probado, se sigue necesariamente que es un artífice glorioso infinito de un ser glorioso infinito y perfecto, sin el cual no puede obrar un ser infinito y perfecto, dado que los relativos se implican mutuamente. Y a estos tres correlativos llamamos divina Trinidad. 

Hemos probado la divina Trinidad mediante el ser infinito y perfecto, discurrido a partir de la divina unidad, bondad, etc. Esta demostración abreviada es muy alta y profunda, y por ella el alma humana alcanza gran felicidad.

SOBRE LA TERCERA DISTINCIÓN 

Esta distinción versa sobre la creación del mundo, la cual pretendemos probar discurriendo el ser infinito y perfecto por la infinita y perfecta divina unidad, bondad, etc. Y así, en primer lugar: 

1. Todo ser uno infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya unidad es finita e imperfecta. Dios es el ser uno infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya unidad es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo es creado y nuevo. 

2. Todo ser bueno infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya bondad es finita e imperfecta. Dios es el ser bueno infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya bondad es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo ha tenido comienzo y ha sido creado. 

3. Todo ser grande infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya grandeza es finita e imperfecta. Dios es el ser grande infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya grandeza es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo es nuevo y creado. 

4. Todo ser eterno infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya duración es finita e imperfecta. Dios es el ser [eterno] infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya duración es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo ha tenido comienzo y ha sido creado. 

5. Todo poder infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya grandeza es finita e imperfecta. Dios es el poder infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuyo poder es finito e imperfecto. De aquí se sigue necesariamente que el mundo es nuevo y creado. 

6. Todo intelecto infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuyo intelecto es finito e imperfecto. Dios es el intelecto infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuyo intelecto es finito e imperfecto. De aquí se sigue necesariamente que el mundo ha tenido comienzo y ha sido creado. 

7. Toda voluntad infinita y perfecta existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya voluntad es finita e imperfecta. Dios es la voluntad infinita y perfecta. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya voluntad es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo ha tenido comienzo y ha sido creado. 

8. Todo ser virtuoso infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya virtud es finita e imperfecta. Dios es el ser virtuoso infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya virtud es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo es nuevo y creado. 

9. Todo ser verdadero infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya verdad es finita e imperfecta. Dios es el ser verdadero infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya verdad es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo es nuevo y creado. 

10. Todo ser glorioso infinito y perfecto existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya gloria es finita e imperfecta. Dios es el ser glorioso infinito y perfecto. Por tanto, Dios existe por razón de su simplicidad antes que el mundo, cuya gloria es finita e imperfecta. De aquí se sigue necesariamente que el mundo ha tenido comienzo y ha sido creado. 

Hemos probado que el mundo es creado discurriendo el ser infinito y perfecto por la infinita y perfecta divina unidad, bondad, etc. Y quien quiera refutar nuestros silogismos no podrá hacerlo de un modo razonado, ya que éstos son primitivos, verdaderos y necesarios, y por consiguiente demostrativos. Por ello, hemos establecido una certeza sobre la creación del mundo.

SOBRE LA CUARTA DISTINCIÓN 

Esta distinción versa sobre la divina Encarnación, la cual pretendemos probar deduciendo el ser infinito perfecto mediante la divina unidad, bondad y demás divinas dignidades tratadas. Existiendo Dios, que es causa infinita y perfecta, posee un efecto infinito y perfecto; sin el cual no podría ser una causa infinita y perfecta, ya que los relativos se implican mutuamente. 

Digo además que la naturaleza humana es una criatura más general que cualquier otra, por cuanto el hombre participa en su naturaleza de toda criatura. Participa del ángel en su género, dado que el ángel es substancia espiritual, y el alma racional es substancia espiritual. Y el cuerpo humano participa del cielo en su género mediante los elementos y sus efectos elementados. Por tanto, digo que no hay otra criatura constituida y dispuesta en la que Dios pueda lograr un efecto más general que en la naturaleza humana, que es más general que cualquier otra criatura, como ya se ha dicho. Y en primer lugar tratamos sobre la divina unidad. 

1. Toda unidad infinita y perfecta es digna de ser una causa única infinita y perfecta. Dios es una unidad infinita y perfecta. Por tanto, Dios es digno de ser una causa única infinita y perfecta. Tal no puede suceder si Dios no se hace hombre en el que sea causa única infinita y perfecta. Y hácese hombre, por lo cual el hombre es hecho un efecto infinito y perfecto existente: Cristo, Dios hombre. Se prueba, pues, la divina Encarnación, que deseamos y adoramos. 

2. Toda bondad infinita y perfecta es digna de ser una causa buena infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa buena infinita y perfecta. De aquí se sigue que Dios se hace efecto bueno infinito y perfecto, el cual es el hombre Dios. No digo que el hombre sea naturalmente infinito, sino que Dios, que se hace hombre, es naturalmente infinito y perfecto. 

3. Toda grandeza infinita y perfecta es digna de ser una causa grande infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa grande infinita y perfecta. Luego, para no sufrir injuria en su propia dignidad, se hace hombre, por lo cual el hombre es un efecto grande infinito y perfecto. 

4. Todo ser eterno infinito y perfecto es digno de ser una causa eterna infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa eterna infinita y perfecta. Luego, para no sufrir injuria en su propia dignidad, se hace hombre, por lo cual el hombre es un efecto eterno infinito y perfecto. Pero no digo que sea efecto por toda la eternidad, sino en el tiempo. 

5. Todo poder infinito y perfecto es digno de ser una causa poderosa infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa poderosa infinita y perfecta. Una tal causa no puede existir sin un efecto poderoso infinito y perfecto, dado que la causa y el efecto relativos se implican mutuamente. Luego por este motivo Dios se hace hombre, en el cual es efecto poderoso infinito y perfecto. 

6. Todo intelecto infinito y perfecto es digno de ser una causa inteligente infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa inteligente infinita y perfecta. Y para que tal sea posible, se hace hombre en el cual sea efecto proporcionado a esta misma causa. 

7. Toda voluntad infinita y perfecta es digna de ser una causa voluntaria infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa voluntaria infinita y perfecta. Y para que tal sea posible, se hace hombre en el cual sea efecto proporcionado a esta misma causa. 

8. Todo ser virtuoso infinito y perfecto es digno de ser una causa virtuosa infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa virtuosa infinita y perfecta. Y para que tal sea posible, se hace hombre en el cual sea efecto proporcionado a esta misma causa. 

9. Todo ser verdadero infinito y perfecto es digno de ser una causa verdadera infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa verdadera infinita y perfecta. Y para que tal sea posible, se hace hombre en el cual sea efecto proporcionado a esta misma causa. 

10. Todo ser glorioso infinito y perfecto es digno de ser una causa gloriosa infinita y perfecta. Dios es de este modo. Por tanto, Dios es digno de ser una causa gloriosa infinita y perfecta. Y por ello se hace hombre en el cual sea efecto proporcionado a esta misma causa. 

Hemos probado la divina Encarnación, mediante la cual Dios puede ser una causa digna infinita y perfecta por su divina unidad, bondad, etc. haciéndose hombre, en el que es efecto proporcionado a esta misma causa, pues Dios mismo es en este hombre causa y efecto. De aquí se sigue esta proclamación por razón de la Encarnación: Dios es hombre, el hombre es Dios. 

Si alguien quisiera impugnar o destruir nuestras razones, querrá destruir que Dios es digno de ser causa infinita y perfecta, lo que es imposible.

SOBRE LA QUINTA DISTINCIÓN 

En esta distinción probamos la resurrección de los hombres mediante la justicia divina infinita y perfecta, deduciendo ésta por la divina unidad, bondad, etc. Justicia que es digna de tener un sujeto en el que se haga un juicio infinito y perfecto. Y en primer lugar hablamos de la divina unidad. 

1. Toda justicia una infinita y perfecta es digna de hacer un juicio justo resucitando a tantos hombres cuantos en esta vida han hecho bien o mal para que en la otra vida obtengan gloria, si murieron siendo justos, o castigo, si murieron siendo injustos. Ahora bien, Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a dichos hombres y juzgará a estos mismos en la otra vida para que obtengan gloria o castigo. Luego es patente que habrá una resurrección general de los hombres. 

2. Toda justicia buena infinita y perfecta es digna de hacer un juicio justo resucitando a tantos hombres cuantos en esta vida han hecho bien o mal para que en la otra vida obtengan gloria, si murieron siendo justos, o castigo, si murieron siendo injustos. Ahora bien, Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a dichos hombres y juzgará a estos mismos en la otra vida para que obtengan gloria o castigo. Luego es patente que habrá una resurrección general de los hombres. 

3. Toda justicia grande infinita y perfecta es digna de tener un sujeto en el que hacer un juicio justo grande infinito y perfecto. Ahora bien, Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres, en los que hará un juicio grande infinito y perfecto. 

4. Toda justicia eterna infinita y perfecta es digna de hacer un juicio eterno justo infinito y perfecto. Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres para hacer el juicio antedicho. 

5. Toda justicia que es un poder infinito y perfecto es digna de hacer un juicio justo poderoso infinito y perfecto. Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres para hacer el juicio ya mencionado. 

6. Toda justicia que es un intelecto infinito y perfecto es digna de hacer un juicio justo inteligente infinito y perfecto. Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres para tener un sujeto en el que pueda hacer el juicio antedicho. 

7. Toda justicia voluntaria infinita y perfecta es digna de hacer un juicio justo voluntario infinito y perfecto. Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres en los que hará el juicio predeterminado. 

8. Toda justicia virtuosa infinita y perfecta es digna de hacer un juicio justo virtuoso infinito y perfecto. Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres en los que hará el juicio antedicho. 

9. Toda justicia verdadera infinita y perfecta es digna de hacer un juicio justo verdadero infinito y perfecto. Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres en los que hará el juicio ya mencionado. 

10. Toda justicia gloriosa infinita y perfecta es digna de hacer un juicio justo glorioso infinito y perfecto. Dios es de este modo. Por tanto, Dios resucitará a los hombres en los que hará el juicio predeterminado. 

Hemos probado la resurrección general de los hombres mediante la justicia divina infinita y perfecta, real y digna, la cual posee un sujeto en el que puede juzgar con un juicio infinito y perfecto. Pero tal es imposible sin la resurrección general de los hombres. Y quien quiera refutar y destruir los diez silogismos anteriores deberá conceder que la justicia de Dios es infinita y perfecta, como se infiere de su divina unidad, bondad, etc., y que no es digna de tener un sujeto en el que pueda hacer un juicio infinito y perfecto, lo que es imposible. 

En loor y honor de Dios terminó Raimundo este libro, en el mes de marzo en la ciudad de Mesina, año 1314 de la encarnación de nuestro Señor Jesucristo.