El ser humano es Libre y ejerce su Libertad usando su cuerpo; trabajando, alimentándose, jugando y, por supuesto, comunicándose. La Libertad de Expresión, es parte indispensable de este ejercicio. La Libertad de usar nuestro cuerpo según nuestra conveniencia no puede ser limitada si no es por la invasión de los derechos del otro. Tu Libertad termina dónde empieza la mía, sin duda.
Si hay una manzana y dos comensales, es el legítimo propietario de la manzana, el que la adquirió por medios lícitos, si lo hubiere, el que puede alimentarse. Sin su consentimiento el segundo comensal no puede probar la manzana sin conculcar los derechos del primero. Esto no ocurre cuando se expresa una opinión o un deseo, sea del modo que fuere en cuanto a su forma y estética. Cuando uno se expresa el otro también puede hacerlo. No hay por tanto invasión de los derechos del de enfrente.
A la expresión de una falsedad puede y debe seguir la reclamación de pruebas de la misma o la muestra de estas pruebas de que la afirmación no es cierta. Que la costumbre sea creer el rumor o el exabrupto es una cuestión meramente social que en nada atañe a la esencia del asunto. Las costumbres las crea el uso y los usos cambian a lo largo de la Historia. Sentir menoscabado el honor u ofenderse por unas palabras de un tercero es otorgarle un poder que no tiene. Si el refrán dice que no ofende quien quiere, si no quien puede, será por algo.
Si existe un momento en el que la Libertad de Expresión debe estar amparada por la Ley y ser defendida por los ciudadanos es cuando está se utiliza para atacar al Estado, a su gobierno o cuantas figuras y símbolos los representan. Quizá en democracia parezca que debemos conformarnos con lo que haya, pero piensen los lectores que cualquier totalitarismo al uso lo primero que prohíbe es la crítica al sistema, mediante la censura y el secuestro de los medios de comunicación y expresión como internet, por lo tanto, un amante de la Libertad y enemigo de los tiranos debe defender la Libertad de Expresión cuando se utilice para atacar al régimen, sea cual sea el régimen y sea cual sea el contenido y la forma del ataque. No se pueden hacer distinciones, ni andar con paños calientes. Suele ser la primera víctima en el camino hacía la dictadura.
La expresión de ideas, por atroces que parezcan, mediante la palabra escrita o dicha, no deben ser por tanto sujetos de justicia. Decía a Orwell que periodismo es publicar lo que nadie quiere que publiques, todo lo demás son relaciones públicas. Esta sentencia puede aplicarse a cualquier forma y modo de expresión. Del dicho al hecho hay un trecho. El dicho es Libre, el hecho es lo que transgrede libertades. El punto de inflexión se llama amenaza. Amenazar no es expresar una idea, pero tampoco es pasar a los hechos. Quizá la reiteración y la focalización es lo que determina el salto.
Publicada en DesdeElExiliio.com