En estos momentos la sociedad se vislumbra con aires de libertad, esa libertad en sí, no es absoluta como muchos creen, la sociedad bajo la cubierta de las máscaras no superan los tabúes que se esconden bajos los escollos de ciertas capas sociales que pretenden esconderse para vivir sus momentos y fantasías sexuales, la sociedad en sí, no acepta deliberadamente la creencia de que las personas del mismo sexo puedan convivir pacíficamente en parejas, la heterosexualidad es lo común, es lo que se ha vivido según las creencias normales, sin embargo, eso no es así, desde Roma hasta la antigua Babilonia, se ha vivido la convivencia sexual entre personas del mismo sexo, muchas personas antiguamente creían incluso, que la inteligencia se trasladaba a otra persona a raíz del esperma, y los padres entregaban a sus hijos menores para que los mayores y letrados, o grandes pensadores tuviesen relaciones sexuales para que estos fuesen alimentados del espíritu de aquel que los disfrutaba carnalmente. Estas creencias, hoy en día ya no se tienen como válidas, lo que sí es cierto, es que en este siglo, es donde las personas que sienten atracciones por personas de su mismo sexo, tiene la libertad de expresarlo, de sentirlo y de realizarlo a la luz del día, sin embargo, me atrevo a repetirlo, la libertad que sientes estas personas no del todo es absoluta.
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