Iliana Hernández grita desde su celda de castigo. Esta hermanita hoy duerme en un calabozo sin haber cometido delito salvo, según el régimen, pensar diferente. Ella está consciente del sacrificio. De hecho regresó de tierras de libertad para enfrentar al régimen. Ella en España, de donde es ciudadana, no tendría ningún problema para sobrevivir cómodamente, sin embargo, aquí la tenemos luchando por nuestros derechos universales. Démosle nuestra gratitud con pensamiento espiritual, es la única manera de acompañarla en la oscuridad donde la dictadura la mantiene secuestrada. En la noche llamé a su casa y su madre apenas podía emitir palabras de tanto llorar. Le dije que orgullo es lo que debía sentir; pero cómo le decimos a una madre que esté orgullosa de saber a su hija encarcelada. Es pedir demasiado. ¡Libertad para Iliana Hernández!