Por: Ana Isabel Peñate Leiva
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras, sentenció el más universal de los cubanos en el siglo XIX. La máxima martiana fue el sustento del joven revolucionario que dirigió en 1953 el asalto al cuartel Moncada, y que de acusado devino en acusador con su histórico alegato La Historia me Absolverá. La vigencia de la frase continúa en la travesía de este pueblo por el siglo XXI.
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