Autor: Consuelo García del Cid Guerra
Editorial: Algón Editores
Año: 2014
Páginas: 160
Sinopsis
La vida de Librada, es un demoledor retrato en sepia de la España de los años 70. Una historia de soberbia, poder, sexo, dinero y ambición. Una novela de Consuelo García del Cid, basada en hechos reales, que describe cómo una joven criada procedente de una remota aldea se acaba convirtiendo en la dueña del fabuloso patrimonio de la familia Valls. Librada conocerá en esa casa la cruda realidad de la doble moral reinante de aquellos grises años, vivirá una extraña relación con el frívolo señorito Ernesto, lidiará con las convenciones sociales, conocerá de primera mano los privilegios de quien no los merece al mismo tiempo que será testigo directo del trato injusto a los de siempre. El relato de una España no tan lejana. Nunca una familia cayó tan bajo. Nunca una criada llegó tan lejos.La autoraMi opiniónLibrada es una novela corta que se lee en apenas un rato y atrapa desde sus primeras letras, pues se narra aquí la historia de Librada, una adolescente que, allá por los años 70, se ve en las circunstancias de tener que entrar a servir en casa de los Valls, una rica familia catalana que vive sumida en la tristeza, el odio, la venganza, el egoísmo y, en definitiva, una existencia muy desdichada. Librada será testigo de la doble moral de cada uno de los integrantes de la familia, de su decadencia, y, de modo alguno, ella se convierte en la única luz que alumbra esa casa.Los personajes están perfectamente definidos, destilan sentimientos por los cuatro costados y están excepcionalmente utilizados en esta novela que, si bien solo cuenta con 160 páginas, deja un poso que perdurará por mucho tiempo. La historia es cercana, a pesar de que Librada es un personaje ficticio, la narración está basada en hechos reales, lo que le da aún mayor peso a la novela.Muy bien escrita, esta novela costumbrista me ha hecho disfrutar muchísimo de su lectura, conocer a Librada y acompañarla por ese arduo camino de la servidumbre ha resultado ser toda una experiencia y una oportunidad para pensar en todas las mujeres que se han visto en las mismas circunstancias, testigos mudas de las alegrías y las miserias de la familia que sirven, pero siempre siguiendo la misma máxima: escuchar, mirar y callar.