Desde que era pequeña los libros han tenido un efecto imán para mí. Recuerdo a la perfección la biblioteca del pueblo donde viví mi infancia a pesar de que hace más de diez años que no voy allí. Cuando me mudé el bibliotecario me regaló unos cuantos libros y comics. Cada vez que hay feria del libro recorro los estantes una y otra vez, tocando todos los libros, leyendo los resúmenes, perdiéndome en los libros de fotografía… Si es que encima no filtro así que leo casi de todo.
Como amante incondicional de la lectura la Librería Lello en Oporto es todo un espectáculo. Las estanterías de madera, la poca iluminación, las escaleras enormes, es como si te adentrarás en un mundo de libros prohibidos y muy antiguos, aunque luego halla best sellers y libros normales. Rompe un poco la magia del momento la cantidad de gente que la visita, está abarrotada y es muy pequeñita pero merece la pena tomarse un café en el segundo piso (no han subido el precio por el turismo) y deambular entre sus estanterías.
Fotos: Sara Gordón