“Librerías” es algo más que un ensayo sobre la evolución de las librerías y las características que las identifican según el lugar en el que se encuentren situadas: es también, y sobre todo, un libro de viajes (temática que ya ha trabajado este autor en otras publicaciones) en el que Jorge Carrión ha ordenado sus librerías favoritas geográficamente. ¿Quién puede resistirse a acompañarle a visitarlas?
Publicado hace tan solo unos meses, “Librerías” fue finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2013, resultando ganador “Naturaleza de la novela” de Luis Goytisolo. Carrión ha publicado en algunas de las editoriales punteras como “Teleshakespeare” en Errata Naturae, “Los muertos” en Mondadori, “Australia: un viaje” en Berenice, etc. También, se han publicado traducciones suyas en DVD y Proa y colabora en otro buen puñado de libros como editor y prologuista.
Libros around the world
Para aquellos que desconfíen de la calidad u oportunidad de los libros premiados, aclaro que leí “Librerías” con cierta desconfianza inicial: pensaba que quizá fuera un libro oportunista enfocado a aquellos lectores que gustan de leer metaliteratura para regodearse en la creencia de que forman parte del minúsculo grupo selecto de gente que lee. Nada más lejos.
Jorge Carrión ha tenido el interés de buscar la documentación sobre librerías que sostiene el hilo argumentativo de este libro. Pero además, y esto es lo realmente envidiable, ha tenido la oportunidad de viajar a multitud de lugares del planeta y visitar en persona estos templos del conocimiento. Desde esta perspectiva tan rica en matices ofrece sus impresiones dividiendo este ensayo en base a la geografía terrestre: de forma muy acertada, comienza su exposición en la cuna del conocimiento: Atenas y las librerías más antiguas del mundo. Es ya en estos primeros capítulos donde advertimos el lujo de detalles ricamente documentados que contiene y comenzamos a disfrutar de anécdotas del mundo del libro más y menos conocidas.
En ellas [las librerías] percibimos restos de los dioses culturales que suplantaron a los religiosos, porque desde el Romanticismo hasta ahora las librerías, como los cementerios, como las ruinas arqueológicas, como ciertos cafés y tantas bibliotecas, como más tarde los cines y los museos de arte contemporáneo, han sido y siguen siendo espacios rituales (…)
El viaje continúa con una detallada visita a la ya mítica Shakeaspeare & Companies y sus posteriores réplicas, un capítulo con multitud de datos y curiosidades acerca de las reuniones de personalidades de la cultura beat que albergaron estos locales.
Libros impresos en grafías indescifrables abarrotan los estantes de los viejos locales de oriente, Jorge Carrión relata sus hallazgos y sus regateos en estos lugares remotos.
Más tarde, América es recorrida de norte a sur y de este a oeste en busca de tesoros bibliográficos y de pasillos abarrotados de anaqueles entre los cuales buscar refugio. Las imágenes de las tarjetas de visita que forman parte de la colección personal del autor se alternan con numerosas reflexiones tan subrayables, que no pueden sino ser fruto de un auténtico bibliófilo.
El imaginario de la librería anticuaria como depósito de extrañezas bascula entre los referentes reales y los escenarios de la imaginación, como todo lo que afecta a ese impulso humano que llamamos ficción. La librería Flourish & Blotts, en el callejón Diagon, de acceso secreto y justo detrás de la londinense Charing Cross Road, es uno de los establecimientos donde Harry Potter y el resto de estudiantes para mago acuden a surtirse de material escolar al inicio de cada curso. Para el rodaje de la versión cinematográfica se utilizó como escenario la Livraria Lello & Irmão de Oporto.
Las librerías del resto de España quedan un tanto empequeñecidas ante la especial mención de las librerías catalanas (algo comprensible si nos atenemos a la procedencia del autor), además, creemos que la selección de locales madrileños, que por aquí conocemos un poco mejor, podría estar infinitamente mejor realizada, puesto que acudir a lugares comunes no suele dar nunca los mejores resultados: pero para gustos los colores.
Entre el libro y el lector
Además de un lugar físico que propicie el encuentro, entre el libro a la venta y el lector potencial ha de existir un librero que sirva como guía para localizar los títulos que el cliente necesite en ese momento. Según Carrión, la relación “artesanal” entre librero y cliente pasa a un segundo plano desde que el librero es tan solo el dependiente con chaleco de serie que suministra títulos de forma automática, modelo de profesional que las grandes cadenas imponen.
Bien es verdad que uno comienza ilusionado a vender libros en lugares como Fnac y enseguida es reprendido por recomendar títulos en lugar de ofrecer la tarjeta de cliente, que es de pago y reporta mayores beneficios que la venta de libros. A esto se suma el hecho de que es ya un tema tan manido que tras un chaleco se parapeta un ignorante que por tanto cualquiera así ataviado es tratado como tal. Luego uno visita otras cadenas como La Central y aprecia que los dependientes en su mayoría exhiben indumentaria de una nueva tribu urbana con pitillo remangado y gafas de pasta. Entonces es comprensible que el cliente más serio se vuelva suspicaz al respecto.
Es complicado. Según Carrión, las librerías son escenario habitual de felices encuentros que han dado como resultado brillantes relaciones de todo tipo. Pero el lector optimista que encuentra en el librero un confidente suele percatarse al final de que lo que parecía una relación de amistad sigue siendo una relación comercial, cuando descubre que lo ignora absolutamente todo sobre la vida privada de su librero de cabecera. Afirma Carrión que “la librería, pese a las apariencias, nunca ha tenido claro sus propios límites”, y es que además de vender libros en todo tipo de formatos, cd’s, dvd’s y artículos de merchandising, son lugares de tertulia, intercambio de favores disfrazados de amistad entre editories, escritores, distribuidores y libreros, lugar de préstamo, escenarios de nuevos lanzamientos, firmas de ejemplares e incluso puntos secretos de comercio de publicaciones prohibidas.
“Librerías” puede usarse como obra de consulta y referencia, como obra literaria al igual que un libro de viajes y, lo que desde luego ha conseguido, es asegurarse un lugar privilegiado en los estantes de novedades y libros destacados en la multitud de librerías que cita, la mayoría de grandísima importancia. Pese a la reticencia inicial este libro me ha conquistado por sus propios méritos, y confío en que será un éxito de ventas tanto por la calidad de sus contenidos como por la publicidad que, ufanas, le deberían dedicar todas las librerías que aparecen citadas en él.
Reseña escrita originalmente para El Mar de Tinta.