Si ya sabíamos que en Francia las cosas eran diferentes. Sin ir más lejos, la famosa revolución francesa fue un hito en la historia. Esta vez han vuelto a innovar y a lanzar el anzuelo a un problema gordo que está nadando en aguas internacionales: las librerías independientes están siendo devoradas por las grandes superficies digitales como Amazon. Mientras que éste último se preocupa de controlar el mercado editorial mundial, existen miles de negocios independientes, creados con esfuerzo y sentimiento que intentan ofrecer un rayito de originalidad y gusto propio en este mar de libros y comercialidad.
Recientemente la ministra de Cultura francesa, Aurélie Filippetti, ha dado a conocer parte del plan del gobierno para proteger a los libreros independientes. Aunque al principio se temía que el presupuesto no diera para esta noble causa, finalmente se ha destinado un total de 5 millones de euros que irán a parar a un fondo que creará para conceder préstamos a los libreros con problemas de liquidez. Además aumentará de 4 a 7 millones las subvenciones a la ADELC, el gremio de las librerías francesas. Prometen también más medidas para ayudar al sector pero tendremos que esperar hasta el verano para descubrirlas.
El Gobierno francés parece haber cogido conciencia después de los numerosos cierres de librerías, que se han visto ahogadas con el cambio de mercado (el libro electrónico) y los pesos pesados Amazon y Apple. En palabras de la ministra, no quieren correr "la misma suerte que Estados Unidos" donde cada vez es más común el cierre de este tipo de establecimientos. Tratemos de imaginar un mundo sin Shakespeare and company. ¿Os imagináis? El misterioso encanto de los libros se habría perdido.
Sin embargo, aunque hayamos enamorados de lo clásico, del olor de las librerías, de la magia de Harry Potter y las callejuelas estrechas donde se esconden secretos que esperan a ser descubiertos, también los hay como Bill McCoy, el presidente del International Digital Publishing Forum que está seguro de que es imposible luchar contra el cambio, que es un desperdicio que los poderes públicos y los profesionales del sector malgasten su tiempo. El libro digital parece ser la única puerta según este señor que asegura que "en diez años, más del 80% de las librerías de EEUU habrán desaparecido". Gracias por su entusiasmo, Bill McCoy, pero decidme vosotros: ¿vale la pena un mundo sin librerías?
Yo discrepo con que el libro electrónico sea el futuro. Es un complemento más. Es como decir que ya no se deberían fabricar libretas porque tenemos ordenadores. ¿Para qué aprender a escribir a mano, si ya podemos mecanografiar? Sinceramente, si cierran las librerías más tradicionales por culpa de los monopolios, el mundo para mí será un poquito menos acogedor. No sé a vosotros, pero me encanta ir caminando y encontrar una librería a la que poder entrar a cotillear. Coger los libros, olerlos, pasar horas sin hacer nada en concreto. El mejor sitio para enamorarse es en medio de una librería. Un lugar romántico, acogedor y mágico no merece desaparecer.
Por eso aplaudo la iniciativa del gobierno francés para luchar contra el sistema digital y proteger a los libreros independientes. Puede que sus métodos no sean perfectos y puede que no todas las librerías independientes merezcan estar abiertas. Hay malos libreros en todos sitios, pero es un mundo por el que vale la pena luchar. ¿Habrá en España alguna iniciativa parecida que proteja nuestro frágil sistema? Lo dudo mucho...
Estudiante de letras y otaku apasionado. A parte de leer, jugar a videojuegos y ver películas, adora estudiar y enseñar japonés. Administra Mientras Lees desde hace tres años y su sueño es convertirse en librero. Podéis encontrarlo en su bitácora personal.