de Michi Huerta.
Título: Libro de cine para regalar
Autor: Michi Huerta.
Editorial: Autoeditado Amazon
Páginas: 106.
El autor.
Cacereño de la cosecha de 1973, mi vida profesional gira afortunadamente alrededor de mis grandes pasiones personales: Profesor de Realización y estética del cine, Guion televisivo y Géneros audiovisuales de ficción en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca y Coordinador del Máster de Guion de Ficción para Cine y TV en dicha institución.
Acreditado como Profesor Titular de Universidad por la ANECA y merecedor de un sexenio de investigacion reconocido por la CNEAI. Investigador Principal de un Proyecto I+D+i sobre "cine de barrio" tardofranquista.
Autor de medio centenar de ensayos y artículos, colaborador ocasional de El Mundo y el anuario Cine para leer.
Ahora ando metido en el lanzamiento del ebook "Libro de cine para regalar". Un hombre curioso: me interesa todo.
Resumen oficial.
Al protagonista de este relato los Reyes Magos le regalaron un Cinexin cuando tenía cinco años.
Devoró docenas de películas clásicas en las sobremesas de Televisión Española mientras su abuelo se quedaba embobado con John Wayne pegando tiros. Acarició por primera vez la mano de una chica en la oscuridad de una sala justo cuando Bud Spencer le partía la cara a un tío.
El vídeo le cambió la vida, aunque en la década de los ochenta no podía imaginar los fenómenos de los que sería testigo en poco tiempo: la desaparición de los grandes cines, la proliferación de multisalas, el DVD y, cómo no, Internet. De hecho, ahora ve filmes de Bergman en un iPad… e intenta convertir a su hija de cinco años en seguidora de John Ford.
Ésta es su historia, tan personal… y tan parecida a la de muchos otros.
Impresión personal.
La lectura de este libro, cuyo título aún no relaciono con lo que me he encontrado en él, vino de la mano de una lectura conjunta organizada por Laky del blog Libros que hay que leer y Lidia Casado de Juntando más letras, por no variar. Tengo que reconocer que sin saber muy bien de qué iba el libro, su lectura me ha sorprendido gratamente. Obviando el tema que utiliza para enseñarnos la historia de su vida, un tema como el cine que es lo que apasiona al autor, podría haber sido la historia de mi vida o la de cualquiera que hubiera vivido desde la década de los 60-70. Cada uno que busque su "herramienta" y la aplique como Michi a su vida en aquellos años. Yo, por ejemplo, siendo una amante del cine, nunca tuve un cinexin como él, ni podían mis padres permitirse darme lo poco que entonces costaba el cine. Pero, la biblioteca era gratis, y mi mundo giraba más en torno a ella.
Antiguo Cine Alcázar de Zafra
Aún siendo así las cosas, Michi me ha devuelto al cine de Zafra, el cine Alcázar que estaba enfrente de mi casa y que hoy es una tienda de telas. He vuelto a ver a la gente en la cola custodiadas por los "guardiñas" (policia local) para que nadie se colara; al "grillo", el acomodador que me colaba en el gallinero cuando se apagaban las luces y me invitaba a pipas, porque entonces en el cine comíamos pipas, kikos y otras chucherías. Lo de las palomitas seguro que es una americanada copiada, como tenemos costumbre hacer los españoles. Y, me he visto de nuevo sentada en esa gran plaza de toros que hacía de cine de verano, cenando y viendo la película de la semana disfrutando del frescor de la noche.Del romanticismo de los cines del pueblo me he visto de nuevo transportada a mi adolescencia y mi juventud en Madrid con esos enormes carteles de la Gran Vía y Callao que me impactaron tanto la primera vez que los vi. O yo era muy pequeña (que lo soy) o en Madrid todo me parecía exagerado pero más frío y distante, más anónimo. Por eso yo fui de las que me alegré especialmente con la llegada del vídeo VHS (no beta como el del autor), un vídeo que de alguna forma nos hacía volver un poco a ver películas en grupos reducidos (clubs) donde todos nos conocíamos y donde podías de nuevo comentar las películas al terminar. Hemos pasado sin darnos cuenta del blanco y negro al color, de dos cadenas a multitud de canales, de los dos rombos que te expulsaban del ámbito familiar al todo vale en cualquier horario.
Hemos caído todos en la trampa de los multicines de los grandes centros comerciales. Hasta uno de los cines de mi pueblo es ahora un multicine, pero sin centro comercial. Pero a pesar de todo, el cine sigue ahí acompañando nuestras vidas. Y no hay nada como una historia bien escrita y bien plasmada en la pantalla.
Que nadie piense que ésta es una biografía al uso. Es una autobiografía si, pero ojala en los manuales de estudio todas las autobiografías o las biografías escritas por otros fueran tan frescas, tan sencillamente contadas y tan conectadas con las posibles personas que van a leerlas. Ojala muchos profesores y maestros utilizaran libros y películas para hacer entender y debatir la historia a los alumnos. Tal y como Michi cuenta:
"En eso consiste, a mi juicio, parte de la docencia. El profesor es un actor de teatro que debe adaptar el texto a la condición única de cada sesión. O tiene en permanente cuenta al público o se pierde el sentido de lo expresado. Yo, poco a poco, he ido tomando nota de los errores de un sistema educativo que privilegia las lecciones mecánicas, huérfanas de humanidad. La rutina monocorde marca el día a día de algunos centros, consecuencia inevitable cuando falta la pasión."
La Casa de la Pradera.
Me ha llamado especialmente la atención la parte de los obituarios. No hace mucho tiempo, creo que ha sido a raíz de la muerte de Adolfo Suárez en casa había comentado que las televisiones y resto de medios de comunicación debían de tener escrito los artículos de prensa y preparados los programas antes de que el personaje se muriera porque no me encajaba la rapidez con la que se producían las noticias tras el fallecimiento de la persona en cuestión. Michi me ha confirmado y me ha explicado en su libro cómo funciona el asunto y he podido quitar alguna "sonrisa" irónica de los que en su día escucharon mi comentario. Es una parte sorprendente del libro y que me ha llamado especialmente la atención porque supongo que se replicará en otros géneros como la literatura, la música, la ciencia, la política, etc.Relevante es también el listado de películas que aparecen relacionadas al final del libro. Creo que es una buena lista de "pendientes" que podemos guardar para ir tachando tal y como hacemos con los libros muchos de nosotros.
En conclusión, Libro de cine para regalar es un libro que merece la pena ser leído, sobre todo, por la gente de la "quinta" del autor o incluso de mi "quinta" (los sesenta). Es estupendo vivir el presente y pensar en el futuro, pero recuperar nuestras raíces con la frescura, la inteligencia y la sencillez con que Michi Huerta nos las sirve en bandeja, no tiene precio.