La noche de los muertos vivientes, John Russo
Argumento:Basada en la película del mismo título de 1968 dirigida por George A. Romero, “La noche de los muertos vivientes” relata una espeluznante y desconcertante noche en la que los muertos se levantan de sus tumbas en busca de carne humana viva. La acción comienza cuando una pareja de hermanos visita a su padre en el cementerio y se tropiezan con un ser putrefacto, que recuerda lejanamente a un ser humano pero que ataca al chico para comérselo. A partir de aquí, la novela acompañará a la chica, Barbara, en su huida y su encuentro con Ben, un joven de color con el que se atrinchera en una casa en mitad del campo. Ben no está dispuesto a dejarse morder fácilmente y, mientras la pareja prepara sus defensas, el ejército norteamericano hace cuanto puede para acabar con la invasión.
Opinión personal:“La noche de los muertos vivientes” me ha encantado. Así de sencillo. Desconocía que la famosa película que aterrorizó a la generación de mis padres y que tan mítica se ha vuelto con el paso de los años contara con una novelización por parte de su propio guionista, John Russo.
Ese aspecto, como viene siendo habitual, responde al interés de Hermida Editores en la traducción y publicación de novelas inéditas en castellano con las que nos viene sorprendiendo últimamente. Desde luego, esta novela merece muchísimo la pena ser leída y disfrutada (si se puede emplear el verbo “disfrutar” para describir la inquietud y angustia que sentí mientras transcurría esa interminable noche), porque en su brevedad esconde una historia capaz de ponernos los pelos de punta y, tan visual, que es imposible que te deje indiferente.
Y es que, ¿quién mejor que John Russo, creador de esta historia, para devolvernos al mundo de pesadilla que ya dibujó para la gran pantalla? Algo que me atrapó por completo en la lectura y que es, creo, una de las mayores virtudes de la novela, es justamente el lenguaje tan cinematográfico en que está escrita. Realmente, parece que estemos allí, dentro de la casa con Barbara y Ben, sufriendo el mismo lento pero implacable acoso y derribo de las criaturas venidas de ultratumba.
He de reconocer, que pensaba que la historia no me inquietaría tanto como lo ha hecho. He visto la serie The Walking Dead y, sinceramente, últimamente parece que el tema zombie está más que explotado tanto en cine como en televisión, pero “La noche de los muertos vivientes” me mantuvo nerviosa toda su lectura, tanto o más que la mejor película de terror del género. Russo es sumamente descriptivo pero también un gran contador de historias. Por eso, en ningún momento tuve la sensación de que no pasaba nada o que había descripciones de más. Muy al contrario, cuando acabé la lectura y eché la vista atrás, me di cuenta de la cantidad de cosas que habían ocurrido en un espacio tan reducido como una casa en mitad de la nada y en un espacio de unas horas. Realmente, la lectura no podía haber sido más ágil ni la acción más trepidante.
Sin embargo, lo que realmente me gustó al cerrar el libro y dejar reposar un tanto todo cuanto había leído es el brutal mensaje que nos deja Russo: en situaciones límite el ser humano está solo. Y da igual que vivas en el país más avanzado del mundo (como en este caso lo era EE.UU. a finales de los sesenta), porque ante lo desconocido hasta el ejército más poderoso de la Tierra es inútil. Si tenemos en cuenta el momento en el que la novela fue escrita (todavía con el telón de acero en pie y la Guerra Fría amenazando la paz en el Mundo), este mensaje de soledad e indefensión es todavía más potente y convierte “La noche de los muertos vivientes” en algo más que una mera diversión llena de cadáveres andantes.
Dicha sensación de desesperanza, unida al irónico y cruel final de la obra (os aviso, os quedaréis con la boca abierta), me ha acompañado desde que terminé la lectura y sigue conmigo ahora que escribo estas líneas. Ella ha conseguido que una historia de zombies sea mucho más y por ella también le he dado la puntuación más alta en la red de lectores Goodreads.
En resumen, esta novela ha sido toda una sorpresa que me ha asustado, encogido el corazón y hecho reflexionar a partes iguales. Una historia con un ritmo trepidante, que se lee en un pis-pas y a la que quiero volver pronto visionando la cinta original de 1968.
Nada más por hoy, amigos, solo desearos una terrorífica lectura si os animáis con esta novela y desear, también, volver a escribiros dentro de poco.