Siempre que se habla de arte, especialmente de arte convulso como la música, prevalece el enfoque de la persona que analiza o evalúa al artista o a la obra. El enfoque es determinante para establecer el puente entre el escritor y el lector; si se concuerda todo va bien, pero hay infinidad de ocasiones en las que dicho enfoque no satisface al destinatario de ese escrito (o esa locución, que la radio también posee esa característica). Generalmente, la gente involucrada en la música, sea de un modo u otro, conocemos el enfoque de los críticos y por ello sentimos cierta empatía con algunos, al igual que repelemos los artículos de otros, eso es inevitable. Por eso es de agradecer encontrar algunas veces textos donde el enfoque no es prioritario; no es que sólo esté hablando de información pura y dura, sino de una especie de visión bajo otro prisma, en el cual se evita, de algún modo, la opinión apasionada.
El libro que tienes en tus manos es un ejemplo de escritura sin vehemencia crítica y, sin embargo, se analizan bastantes cuestiones acerca del rock, ese sonido visceral que provoca sentimientos encontrados y, lógicamente, entronca con definiciones distintas, según sea el crítico que sea. Pablo Adán ha buscado un lugar común entre la música y su desarrollo como producto, como marca o como distintivo. Y además ha encontrado el hilo para hacerlo muy ameno y original, porque este libro se degusta con entretenimiento y repasa parte de la propia historia de un estilo sonoro que ha cautivado a millones de personas.
El marketing nos rodea de tal modo que no hay arte que no se vea envuelto en procesos de marketing, bien para sobrevivir, bien para buscar una nueva vía. El rock nace como estímulo juvenil y provoca una auténtica revolución en el mundo moderno; se pasa del blanco y negro al tecnicolor, de un plumazo. Se liberan tabúes sexuales, estereotipos y condicionantes religiosos. Es un cambio generacional en toda regla. Pero en este mundo moderno todo se compra y se vende y el filón del nuevo juguete para los jóvenes acaba convirtiéndose en rentable para la industria. El marketing se apodera de esta forma de vida, de este pensamiento, de esta declaración de principios que ha adquirido forma de música.
Juan Vitoria
Escritor y musicólogo
Amsterdam Records