Quizá uno de los mayores atractivos -si no el mayor- de la ficción es el poder hacer que el lector/espectador/oyente/jugador se introduzca en un mundo que le es ajeno, y sea participe de una historia que no podría vivir de otra forma. Si bien esto se cumple tanto en el cine y la televisión como en la radio y la literatura (en la que incluyo los cómics, por supuesto), los videojuegos son capaces de hacer que el jugador forme parte activa de una trama. ¿Cómo podría igualarse eso?
Y resulta que sí, que esa interacción existe más allá de las consolas y de los ordenadores.
Un lustro después surgió algo similar, aunque distinto. Similar, porque proponía ser el protagonista de una historia de ficción. Distinto, porque no era necesario que un Master narrase la acción. No, dicha acción venía escrita ya en las páginas de un libro que permitía tomar decisiones y alterar el curso de los acontecimientos.
Habían nacido los librojuegos.
Fighting Fantasy, o Lucha-Ficción (como se llamó en España), no solo añadía la tirada de dados para acciones como probar suerte o luchar, sino que contaba con un inventario de objetos y una hoja de personaje. Esto permitía que las posibilidades se multiplicasen, ya que el disponer de un determinado objeto abría nuevas oportunidades en algunas secciones del libro. Sí, claro, se podían hacer trampas..., aunque a veces no era tan sencillo, porque el objeto en cuestión llevaba un número grabado que podía indicar cuántas secciones había que avanzar, o retroceder, desde la actual para hacer uso del mismo.
La cosa fue aún más allá, añadiendo tramas que se alargaban por más de un volumen. Esto permitía que tanto las características del protagonista como los objetos que había conseguido se transmitieran a lo largo de una saga. Como ejemplos tenemos Brujos y Guerreros (que más tarde se reeditaría como ¡Brujerías!, ya que era el título original), Crónicas Cretenses, La Búsqueda del Grial y, por supuesto, Lobo Solitario (llegaron a publicarse 15 volúmenes en España, aunque existen más del doble).
En la actualidad, si bien no cuentan con el éxito del que podían presumir hace tres décadas, los librojuegos siguen presentes. Además de los diversos librojuegos infantiles, encontramos nuevas experiencias juveniles o adultas, además de las reediciones de los clásicos. Autores como Carlos Sisí o Víctor Blázquez nos introducen en un mundo de zombis en Los caminates. Destino: Carranque y la pequeña introducción interactiva de El cuarto jinete, respectivamente. Hay también varios librojuegos con un trasfondo erótico, y siguen apareciendo otros nuevos de fantasía, ciencia-ficción o históricos. ¿Estaremos ante un nuevo resurgimiento? Lo cierto es que en iTunes, Google Play y la tienda de Windows Phone podemos encontrar desde los más básicos, creados por amateurs, hasta los más avanzados, como las nuevas ediciones de los libros de Fighting Fantasy, llevados al móvil de la mano de , la serie , magníficamente reescrita por , o el clásico Lone Wolf, en un par de ediciones donde podemos volver a jugar con la historia de los libros clásicos o quedarnos con la nueva historia basada en ellos.
Fuentes y enlaces de interés: