SINSAJO, DE SUZANNE COLLINS
Tras presentarnos el conflicto en Los Juegos del hambre y ver cómo se iba cociendo todo en En llamas, todo estalla en este tercer y último libro. Sinsajo es un libro duro e intenso que no da descanso en ningún momento, y precisamente por eso en ocasiones me vi obligada a pausar la lectura para poder llorar a gusto. De verdad, no exagero. De hecho, con este libro no solo lloré, sino que además me dejó afectada emocionalmente durante varios días y hasta semanas tras acabar la lectura.
BAJO LA MISMA ESTRELLA, DE JOHN GREEN
Seguramente no sorprenderá a nadie que Bajo la misma estrella aparezca en la lista, pues somos muchos los que hemos llorado y sollozado con esta historia. John Green tiene esa maravillosa habilidad de tenerte riendo en una página y llevarte a las lágrimas en la siguiente. Como Sinsajo, es un libro que me caló muy hondo y que, lo que me sorprendió más, me afectó incluso más cuando lo releí el año pasado. Bajo la misma estrella ofrece una historia que me destroza el corazón, pero a la que irónicamente me encanta volver y releer pasajes.
WINGER, DE ANDREW SMITH
Winger es esencialmente un libro con el que reí mucho. Sin embargo, hacia el final el tono de la novela cambia radicalmente. El autor cierra su historia con un mensaje que me resultó muy interesante y que plasma en su historia con un giro que ejerce el mismo efecto que un puñetazo directo al corazón del lector. Y duele. Y lloré. Y aún duele pensar en ello.
CROQUETAS Y WASAPS, DE BEGOÑA ORO
Quién me hubiera dicho hace unos años que acabaría llorando por unas croquetas, pero así fue. Y es que esa es precisamente la magia de Begoña Oro: disfraza argumentos aparentemente sencillos para que adquieran una dimensión completamente distinta. Y Croquetas y wasaps tiene mucha más miga de lo que pueda parecer en un principio; de hecho, entre muchos otros temas, plasma de manera brillante la pérdida y la ausencia.
ENTRE TONOS DE GRIS, DE RUTA SEPETYS
He dejado para el final el libro con el que creo que he llorado más en toda mi vida, que yo recuerde. Quizá fue porque llegó en un momento en el que estaba especialmente sensible, quizá fueron sus personajes, o la historia, o la preciosa pluma de la escritora… El caso es que con Entre tonos de gris Ruta Sepetys logró que sollozara en muchos, muchos momentos. Desde luego no es una historia fácil, pues se nota que la autora la ha escrito desde el corazón y ha dejado mucho de ella en cada palabra, pero a la vez es un libro que llena y enriquece. Y que, ahora que lo pienso, debería releer pronto.
Y vosotros, ¿con qué libros habéis llorado?