La narración retoma con la trama del grupo de Tanis y, al fin, conocemos lo que le sucedió a Raistlin en aquella torre; no resultó realmente sorprendente teniendo en cuenta el carácter del mago. Lo que más me molestó es que se separara del grupo, ya que extrañé su presencia.
Laurana, por su lado, sigue su crecimiento que, por lo menos desde mi punto de vista, es como el reflejo opuesto de la caída de Tanis. Creo que al final de la historia ambos vuelven a estar separados en su evolución personal, pero ahora es Tanis el que debe luchar para alcanzarla a ella.
Perdemos a otro personaje, pero no me molestó tanto como la muerte del libro anterior. En realidad, no sentí mucho esta pérdida a lo largo del resto de la historia. Por otra parte, al final nos reencontramos con Raistlin, quien otra vez está rodeado de misterios sobre lo que le sucedió y sobre su futuro.
En resumen, el libro me gustó aunque el final lo sentí un poco amargo.
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