Durante muchos años he sido una devoradora compulsiva de libros, leía con deleitación cualquier cosa que cayera en mis manos, nunca he tenido en cuenta ni géneros, de formatos, tan solo la sinopsis, si esta era capaz de atraparme el libro sin duda alguna se venia conmigo. Otras veces sin embargo ha sido una portada la que me ha enamorado, pero si el libro era caro buscaba la edición de bolsillo que probablemente no respetaba la portada. Por ello siempre había pensado que la forma del libro no importaba, si no que lo realmente valioso era su interior.
Semejante planteamiento cambio gracias al razonamiento de mi ratoncito de biblioteca. Le apetecía leer algo de Julio Verne, generalmente nunca me comenta sus lecturas, ni me pide opinión, pero con motivo del estreno de Viaje al centro de la tierra, recuerdo haber comentado que me ha había leído casi toda la bibliografía de este autor. A mi niño que no se le pierde ningún matiz recordó ese comentario y un día me pregunto mamá si tuvieras que volver a leer a Julio Verne por cual empezarías?
Pregunta harto complicada donde las haya porque hace muchisimos años que he leído a Verne, porque sus novelas las tengo difuminadas, porque hay muchos titulos que se me escapan... en fin recuerdo que le dije que probablemente acertaría con cualquiera que escogiera siempre y cuando le gustaran las aventuras y le di varios títulos. Regresó del colegio con un libro de tapas rojas, con motivos en dorado y negro, hojas amarillas y un olor a polvo insoportable... y sorpresa nadie había leído ese libro en años y la bibliotecaria casi lo miro como un bicho rarisimo.
Pasaban los días, el libro no salía de la estantería y recordé que mi hermana tenia una colección con los ocho títulos más afamados y le pregunté si tenía Viaje al centro de la tierra, el libro que el chiquillo había elegido, y cuando lo trajo a casa el niño comentó mamá esto es otra cosa, se me habían quitado las ganas de leerlo en cuanto lo vi. Y no es que la edición fuera nada del otro mundo, pero lucia unas portadas azules de fantasía, sus hojas estaban blancas, la letra era mas grande y no olía a polvo y abandono.
A partir de ese momento tuve que colegir que realmente el exterior de un libro si importa, que el formato, las dimensiones, el cuerpo de la letra y la variedad de las ilustraciones, e incluso el material de la encuadernación son elementos importantes para atrapar a los lectores con una sola mirada, porque a veces uno se enamora de lo que tiene delante de su mirada y ni siquiera mira la sinopsis del libro. Por ello tengo que colegir que no entendí las portadas de los libros de Larson, si no llega a ser por la campaña de marketing que tenían detrás, ni los títulos largos y recargados, ni el diseño de la portada, ni que decir del formato del libro tan grueso y con tapas blandas, hubieran atraído a un lector bombardeado por miles de libros más.
Mi hijo me hizo abrir los ojos ante muchas más cuestiones, me comentó que en la biblioteca del colegio habían empezado a comprar adaptaciones de algunos libros clásicos... ejemplares muy logrados con unas ilustraciones muy vistosas, un cuerpo de letra muy grande y para mi gusto demasiado resumidos, pero que al menos cumplió con el deber de acercar los clásicos a los alumnos, mi hijo se leyó de esa forma la Odisea, la Iliada, y Tirant lo Blanch, un libro de caballerías con un protagonista valenciano, repleto de erotismo bien visible en la adaptación y que fue el libro más leído por los chicos ese año. Ante el comentario de la bibliotecaria que no entendía porque, me sonreí, fui a la estantería, cogí el libro y le mostré donde subyacía el éxito de un clásico que mi hijo pese a tenerlo en casa no ha vuelto a coger. Pero esta disertación es motivo de una próxima entrada.
Ahora cuando compro libros para mis hijos o para regalar a niños, cualquiera que sea su formato me fijo en aquello que entra por los ojos, porque los niños tienen demasiadas cosas con las que distraerse, algunas a menudo mucho mas atractivas que un libro, léase todos los videojuegos y juguetes electrónicos. Para formar a buen lector este debe disfrutar con la lectura, y la imposición de esta es la mejor forma de lograr que no se acerque a un libro, así que hay que jugar con todo lo que nos ofrecen las editoriales, los libros de bolsillo son muy económicos pero poco atractivos, así que suelo descartarlos y busco ejemplares en tapa dura, a menudo con formatos grandes, e ilustraciones lujosas sobre todo para el pequeño que esta empezando a leer, el mayor aunque le da importancia ya va buscando un contenido impactante, más que un exterior atrayente, aunque ello no significa que no le importe, porque huye como alma que lleva el diablo de los ejemplares con letra minúscula que requieren de un mayor esfuerzo en la lectura.
Creo que el éxito de muchas colecciones de literatura infantil y juvenil reside en el diseño de sus libros, Harry Potter, Gerónimo Stilton, Arcanus... y muchos más le dan bastante importancia a los formatos, ilustraciones y demás elementos visibles capaces de atrapar a un lector por poco que les guste leer, luego el resto del éxito recala en una historia bien hilvanada y capaz de enganchar al lector para que lea un libro tras otro... Incluso la saga que comenzó con Crepúsculo creo que le debe bastante a su portada porque a mi me ha atraído en muchisimas ocasiones.
Y vosotros comprais un libro por la portada? Le dais importancia? o sólo una buena sinopsis os atrapa?