Ahora que tanto se habla de si hay que olvidar el pasado o no olvidarlo, si un juez tiene derecho o no a desenterrar el pasado, si la memoria histórica debe estar construida a base de recuerdos o amnesia, sería recomendable que muchos se leyeran esta maravillosa obra de Alberto Mendez, que desgraciadamente falleció de manera que nunca más tendremos un escrito suyo. Mendez domina la prosa de una manera que parece mágica y construye cuatro relatos dolorosos, que se agarran al corazón y no te sueltan, construidos a base de derrotas, de personas que perdieron con la guerra y lo sufrieron en la postguerra. Cómo dice el militar rendido de la primera historia, no se trataba de vencer al contrario, se trataba de matarlo. Las cuatro historias están relacionadas entre si de una manera perceptible, aunque no afectan la narración ni la comprensión individual de cada una de ellas.
Dolorosas, emocionantes, duras y a la vez bellas, estas historias deberían hacernos reflexionar sobre que en la vida el pasado no se puede olvidar, que los recuerdos están construidos a base de lo bueno y lo malo, de lo que nos ha pasado y les pasó a los que nos rodean. Y el olvido no es una opción, porque olvidar en masa significa que a nivel individual muchos están sufriendo. Si remover el pasado sirve para hacer justicia que se remueva. Las víctimas han de ser lloradas y honradas y el olvido no es una opción.
nota: El cuarto relato, más retazos del segundo fueron la base de la película "Los girasoles ciegos"