Libros para niños: "¡Qué desastre de niño!"

Por Unamadredelsigloxxi @madredlsigloxxi

Colección: El Barco de Vapor

Edad recomendada: A partir de 6 años

Fermín era un niño muy despistado y siempre estaba perdiendo cosas. Lo perdía todo: juguetes, ropa, mascotas, paraguas, cuadernos... ¡hasta el televisor del salón! Todo desaparecía, excepto el bastón de la abuela, que por más veces que lo perdía, siempre acababa volviendo con su dueña. Su abuela era la única que se mostraba comprensiva con él, porque el resto de la familia siempre se disgustaba e, invariablemente, acababan comparándole con su hermano Pedro, que nunca perdía nada y era muy ordenado y responsable. Pero lo más grave sucedió el día que Fermín perdió la voz. Se le quedó en el patio y, aunque la encontró tras una ardua búsqueda, no logró atraparla. Sin voz, no podía hablar con sus amigos, ni defenderse cuando le regañaban sus padres. Pero la voz encontró el camino a casa y se instaló en el pasillo, donde se pasó toda la noche gritando absurdeces y despertando a todo el mundo.

Esa es la parte favorita de mi hijo mayor, que se muere de la risa con las tonterías que grita la voz (bueno, y que yo le pongo mucho teatro a la lectura, todo hay que decirlo).

"Fermín se sentó en la cama y reconoció, con espanto, su propia voz parloteando sola, como una cotorra (...), hablando de sus cosas, como si fueran horas de armar barullo. Para colmo de males, empezó a cantar una canción cómica que tenía palabras prohibidas, de esas que no pueden decirse delante de los mayores. Y, de repente, se puso a dar voces sin venir a cuento:

-- ¡Mañana quiero ir al parque de atracciones! --gritaba como una loca--. ¡Y quiero desayunar chocolate con churros!

¡Iba a despertar a toda la casa!"

(Pilar Mateos, ¡Qué desastre de niño!, SM, pp. 46-48)

Entre disparates, la voz acaba confesando lo injusto que le parece que siempre le estén regañando y comparando con su hermano, poniendo de relieve el verdadero conflicto de la historia. Y es que el relato trata sobre las diferentes relaciones familiares (padres e hijos, hermanos, abuela-nieto) y la importancia de la comunicación. La voz de Fermín, con sus locuras, es la que acaba comunicando a los padres el conflicto interno del niño: la sensación de sentirse siempre comparado con su hermano, su tristeza por las constantes regañinas y su deseo de pasar ratos agradables con su familia. A través de esa comunicación, su familia puede rectificar su actitud y los padres de Fermín toman una actitud más cariñosa y comprensiva con su hijo (aunque, por supuesto, sigue siendo un desastre y perdiéndolo todo).

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¿Le gustan a vuestros hijos los libros de la serie Blanca de El Barco de Vapor? ¿Me recomendáis alguno para leer con el mayor?

¡Hasta el próximo post!