Las lluvias del final de mayo llegaron, una vez más, pisándose los talones con los primeros calores del verano en la Feria del Libro de El Retiro –que este año celebró su 75 aniversario–, en la que miles de visitantes se dieron cita en las 367 casetas en donde hubo una nube de títulos, atenciones, encantos y sofocos. Fueron doce jornadas maratonianas en las que numerosos editores y libreros, con la ayuda de no pocos autores que estamparon dedicatorias en las primeras páginas de sus libros, hicieron acto de presencia. Afortunadamente, ya no hubo libros prohibidos como en la dictadura franquista, hasta el año 1980 incluido. En su lugar, el público lector se encontró con libros de nuevo cuño como Capitán Grant. Este fue el primer año que el público acudió a la Feria alentado, en parte, por el romanticismo. “Yo vengo a la Feria del Libro desde que era un niño” –explicó Sergio Bang, uno de sus responsables–. Somos una librería especializada en arte, fotografía y novela gráfica. Pensábamos que los ejemplares de arte podían ser mucho más complicados de vender pero no, hubo mucha gente interesada en este tipo de libros”. Expuestos a los caprichos meteorológicos de un mes de mayo habitualmente travieso y un junio bochornoso, los libreros se las ingeniaron para vender titulares, aplicando técnicas nuevas y curiosas. La convocatoria emplazó a los seguidores a encontrarse en “el pradito, justo enfrente, aprovechando la sombra que da la caseta de Astiberri”.
Más de dos centenares de autores hicieron acto de presencia en la Feria visitada por la Reina quien se detuvo en Pipas de Calabaza y en otras casetas. Algunos compartieron “caseta-dacha-refugio”. “Lo hacemos por necesidad”, explicó Alberto Almayer, uno de los responsables de la editorial especializada en no ficción periodística. “Para poder tener caseta propia, tienes que tener un mínimo de ciento veintitantos ejemplares y ninguno de los dos teníamos suficientes”. Era la cuarta vez que acudían a la Feria y “cada año fue mejor que el anterior”. Este año tuvieron mala suerte en el sorteo de localizaciones y les tocó ponerse al final del paseo. La mayoría de personas entraba por el estanque o por la entrada de Ibiza. Fueran como fueran, ayer, sábado, lo celebraron en La Osa Moña, en “un encuentro festivo-literario independiente” al que, a diferencia de lo que ocurrió en el resto de fiestas editoriales que se organizan en el contexto de la Feria, “nadie va a currar”, explica Desirée Rubio, una de sus precursoras. Este año, en su octava edición, contó con una más reciente versión diurna en forma de picnic junto al Palacio de Cristal. En él confluyeron editores, libreros, periodistas culturales, escritores... “Hay quienes dicen que nos hemos convertido en 'el off de la Feria del Libro de Madrid' porque celebramos el cierre del sinvivir de las casetas. Es una quedada entre colegas el último fin de Feria”.
Más de 400 expositores tomaron posesión durante tres semanas del Paseo de Coches del Parque El Retiro hasta hoy domingo, 12 de los corrientes. Encuentros entre autores, escritores y lectores. Hasta hace un tiempo, quienes acudían a la firma solían ser, en un su mayoría, escritores. Este año se dejaron notar los escritores políticos, escritores estrellas mediáticas, personajes del corazón y escritores cocineros. Algo circense y sacrificado hubo en la imagen de los autores encerrados y sentados en sus casetas, como si habitaran una reserva natural o un zoológico. Algunos generaron auténticas mareas, largas y épicas colas a la espera de un libro comprado con el autógrafo del mismo. La gratitud y comunión entre estos encuentros, florecieron con la firma de ejemplares, para los lectores, del otro lado de las casetas. Francia, como el país invitado de este año, inauguró la Feria con la conferencia de Amin Maalouf. Y Francia desembarcó con autores de relumbrón, como Jöel Dicker en el primer fin de semana. Acudieron también los superventas: Julia Navarro, Almudena, María Dueñas, Andrés Trapiello, Llamazares, Rosa Montero, Antonio Lucas, Andrés Neuman, Miqui Otero, Víctor del Árbol… Tampoco faltaron en ese raro cajón de sastre los chefs travestidos en escritores y los personajes públicos acaparando las colas. El periodista Jesús Cintora y Minguel Ángel Revilla, Mario Vaquerizo, Andreu Buenafuente, José Luis Garci, Miguel Ríos, Luis Eduardo Aute… Hubo poetas, novelistas, músicos, dibujantes, cocineros... Todos convertidos en autores. Y bajo el sol, algunos lectores de especial relumbrón se dejaron ver, como Andrea Levy, portavoz del PP.
“Miles de lectores –escribe Karina Sainz en Vozpópuli–, curiosos, paseantes y viandantes, inundaron estos fines de semana el Paseo de Coches del Parque El Retiro. Los periodistas pidieron a los escritores una selección de casetas imprescindibles en su recorrido. Y surgieron más de las que pidieron. En la selección aportada por los autores existían puntos en común: librerías y editoriales que se repitieron, acaso por su calidad o su singularidad. Entre las editoriales destacaron Pepitas de Calabaza, Delirio o La Uña Rota (Las tres compartieron la misma caseta). Y fueron muy recomendadas”. Entre los libreros, ganaron por goleada Tipos Infames, una librería que hace ya casi cinco años abrió sus puertas en el número 3 de la calle San Joaquín de Madrid y que, en esta oportunidad, visitó la Feria del Libro por segundo año consecutivo. Aloma Rodríguez, escritora y periodista zaragozana, autora de la novela “Los idiotas prefieren la montaña (Xordica)”, sello en el que también figuran sus libros anteriores: “París tres” (Xordica, 2007), “Jóvenes y guapos” (Xordica, 2010) y “Solo si te mueves” (Xordica, 2013). “Este año visité la Feria del Libro como autora (es la primera vez que lo hago solo como autora, las otras era autora-casetera, que es algo así como ser portero delantero). Miqui Otero, autor barcelonés, comentó que “si las editoriales fueran personas, querría pasarme un fin de semana entero tomando cañas con Pepitas de Calabaza”. Y añadió el libro galaiconarco de Nacho Carretero, Novato en nota roja, de Alberto Arce o Una historia personal, de Katharine Graham. Estupendos editores, cruzados del periodismo narrativo cuando solo en los libros parece poder ejercerse. Otero aseguró que se trataba de su “casa” y su “teléfono” no solo porque fueran sus editores, había algo más: “Dado mi congénito talento para desorientarme y perderme en cualquier lugar, incluso en la Feria, siempre está bien poder regresar a la caseta de mi editorial, donde nunca me faltará un plato en la mesa (ni un café con hielo)”.
Elena Medel, poeta y editora cordobesa, responsable de La Bella Varsovia, se suma a la lista de consultados y ofrece su bitácora. Comenzó con “Mujeres y Compañía”, especializada en narrativa escrita por mujeres, biografías, ensayo feminista, en las diversas “disciplinas” y áreas: ciencias, antropología, sociología, historia, educación, salud, embarazo, maternidades, erótica y sexualidades, cuento infantil no sexista y cómics. Su estupenda librería feminista se trasladó al Retiro. La atención a la escritura de mujeres resultó evidente, justa y gozosa, porque subrayaron la calidad de los libros conocidos y alumbraron la de obras que nos pasaron desapercibidas. Le sigue el sello Páginas de Espuma. “Todas las ferias me acerco para que Encarnación Molina y Juan Casamayor me recomienden algún título de su fondo de catálogo que todavía no conozca y siempre aciertan. Imprescindible para los amantes del cuento, y con una línea de ensayo interesantísima”. Elena Medel le dedica un tiempo de su ruta a Ediciones Torremozas: “La escritora Luzmaría Jiménez Faro fundó esta editorial para visibilizar el trabajo pasado y presente de las mujeres, y ahora Marta Porpetta continúa su labor. Publican joya tras joya. Entre las más recientes, la valiosísima edición que Fran Garcerá ha realizado de ‘Pez en la tierra’, el mítico poemario de Margarita Ferreras, miembro de la Generación del 27”. Aunque, en principio, la elección incluía cinco, Elena Medel ‘se vino arriba’ y agregó unas cuantas más. Eligió también Pepitas de Calabaza, Delirio o La Uña Rota todas ellas incluidas en una misma caseta: “Cuando pienso en editoriales a las que me gustaría que La Bella Varsovia se pareciera, se me ocurren de manera inevitable estos cuatro sellos. En algún momento, caerá una visita para comprar los libros de Luci Romero (Western, en Delirio) y Ángela Segovia (La curva se volvió barricada, en La uÑa RoTa). A esta amplia selección se suma Antiguan, Fórcol. ¿Alguna más? Poesía acaso. Pero, por desgracia, las editoriales de poesía que me suelen interesar no tienen caseta en la feria...”.
Mercedes Cebrián, la escritora y periodista, quien recientemente ha publicado el ensayo “Verano azul: Un viaje al corazón de la transición”, recomienda las importantes en su recorrido personal por la Feria. La primera que cita es el sello independiente Impedimenta, “porque a menudo están sus editores (Enrique Redel y Pilar Adón), maravillosos para aconsejar”. En su catálogo figuran, sin duda, traducciones esenciales y un corpus de autores que dialogan entre sí. Fundada en el año 2007 por Enrique Redel, aspira a recuperar y redescubrir aquellas obras literarias indispensables, ya sean clásicos o voces olvidadas. La segunda opción de Mercedes Cebrián es la caseta de Adriana Hidalgo, “la editorial argentina de referencia cuyos libros por suerte se pueden leer en España”. Al igual que Miqui Otero y Elena Medel, Cebrián señala la caseta 241: “El sello Delirio suele estar junto a “La uña rota”: dos minieditoriales exquisitas con libros insólitos” que completan la bitácora de Cebrián. La Librería Alberti “porque tiene estupendos firmantes” y La Central, “por su amplia y buena selección”. Mercedes Cebrián ha publicado los libros “El genuino sabor”, “Oremos por nuestros pasaportes” (Antología) (Mondadori Argentina, 2012), “La nueva taxidermia” (Mondadori, 2011), “El malestar al alcance de todos”, “Mercado Común” (ambos en Caballo de Troya, 2004 y 2006), “13 viajes in vitro” (Blur Ediciones, 2008) y “Cul-de-sac” (Alpha Decay, 2009).
No hay mejor biografía que describa a Guille Galván que la que aporta Bandaàparte Editores, sello que publica su primer poemario “Retrovisores”. Sobre él, dice: “A Guille Galván (Madrid, 1980) lo conocemos como escritor de canciones y guitarrista de Vetusta Morla”. Quizá sea muchas más cosas –como en efecto lo es–, pero para quienes han escuchado las canciones de Vetusta Morla les basta esa sola coordenada para saber de qué estamos hablando. Alguien capaz de escribir que el tiempo no se pone en su lugar jamás recomendaría una librería gris y anodina. El recorrido de Guillermo Galván comienza en la Librería Muga un espacio que, a su juicio, reúne aquellos atributos que realmente importan: los que se imprimen en la experiencia lectora y creadora. “Son ya muchos años como punto de referencia en Vallecas. Aparte de cuidadosa y detallista, ofrece propuestas culturales de todo tipo que han ayudado a dinamizar el barrio. Compartí piso con Julia, una de sus libreras, que me invitó a colaborar en su proyecto musical, Emite Poquito, con pequeños conciertos entre sus estanterías de libros”. Al igual que los otros escritores consultados, no deja por fuera a Tipos Infames: “Sus recomendaciones pocas veces fallan. Una de las librerías independientes más completas de Madrid”. Las librerías dominan la ruta de Galván, que elige como tercera parada a Traficantes de sueños: “La conozco desde la Universidad, cuando pedíamos a sus libreros que pusieran a la venta nuestra revista de cine independiente ‘Cabeza Borradora’. Han cambiado de local pero siguen siendo referencia en Lavapiés y todo Madrid como librería especializada”.
Ross, el padre de Jeffrey Lockhart, es el inversor principal de un centro donde se lucha contra la muerte congelando los cuerpos hasta que la tecnología pueda despertarlos. Hasta ese extraño lugar viaja Jeffrey para consolar a su padre cuando va a despedirse de su esposa enferma, con la esperanza de reencontrarla en el futuro. Pero, cuando Ross, en perfecto estado de salud, decide acompañarla en el experimento, Jeffrey le niega su apoyo y se rebela. “Cero K” es una oda al lenguaje, una profunda meditación sobre la muerte y una aguda observación sobre lo que implica estar vivo. “No hay ningún novelista norteamericano que escriba mejor que Don DeLillo –escribe Paul Auster–. Sus libros son una lectura imprescindible para quien quiera comprender qué significa estar vivo a finales del siglo XX”.
Manu Leguineche escribió “El camino más corto”, a los veintitrés años, cuando logró unirse a una insólita expedición para recorrer el mundo en coche. Era el año 1965 y todo estaba cambiando. “¿Cómo pretendes dar la vuelta al mundo en una expedición como esta si no sabes conducir?, le preguntaron, con buen acierto, los organizadores de aquel viaje al fin del mundo. “Tengo otras condiciones –respondió Manu–. No sé conducir ni nada de mecánica, pero sé cantar, jugar al mus, tengo muy buen humor, sé algo de geografía y he leído a Conrad, Stevenson y Verne”. Y así inició, según Javier Reverte, “un libro canónigo en la literatura viajera del siglo XX español”, “un libro maravilloso. Sesenta mil kilómetros de viajes y aventuras. Un canto a la libertad.”, según Mariano López, en la revista Viajar, “Una obra única, un relato que se puede leer una y otra vez, lleno de personajes, de historias, de vida”, según Guillermo Altares.
Tarareamos canciones que decimos detestar. Y sólo nos emocionamos cantando, cuando nadie nos ve. Lloramos con baladas de las que nos hemos burlado antes. Mentimos sobre lo que nos gusta para que nos acepten. Y decimos que los demás tienen muy mal gusto. “Música de mierda”, de Carl Wilson (autor), Nick Hornby (Colaborador), y Manolo Martínez (Epílogo), es uno de los mejores ensayos estéticos sobre el gusto musical de la década, que investiga el mal gusto y la sensiblería musical a partir de una contradicción: ¿por qué la persona que más discos vende es de la que más gente se ríe? Carl Wilson quiso hacer una investigación sobre el éxito de Céline Dion pero se descubrió escribiendo un ensayo maravilloso sobre el amor (a la música), el esnobismo como coraza y la capacidad de emoción en tiempos de cinismo. “Un ensayo profundo, provocador, que te obliga a preguntarte quién diablos eres realmente”. “Leyéndolo –dice Nick Hornby– sentí que me acercaba un poco más al gran misterio de la música”.
“La España vacía” es otro viaje histórico, biográfico y sentimental, pero esta vez por España, un país deshabitado. En solo veinte años, entre 1950 y 1970, el campo español se vació. Las consecuencias de este éxodo marcan el carácter de la España de hoy. El ensayo de Sergio del Molino, excelente prosista, es capaz de hacer relevante lo trivial con el solo poder de la palabra exacta y la formulación imaginativa. Está editado en Turner Noema y es un emocionante y necesario viaje sobre las raíces de un desequilibrio que hace tanto daño a la ciudad como al campo. Un viaje a los pueblos de la España vacía y un análisis de la literatura, el cine y la historia que los relata: “Hay que viajar muy al norte, hasta Escandinavia, para encontrar en Europa unas densidades de población tan bajas como las de la España vacía”.
“Crisálida” es el nuevo álbum de Carlos Giménez que ejercita un triple salto mortal sin red. Un trabajo íntimo sobre la vejez, la creación y la muerte. Trata de la gran crisis humana. De la que nos afecta, por una parte, en términos económicos y morales: este es un álbum muy crítico con nuestra actualidad reciente. Pero, por otra parta, trata sobre todo de la grave crisis que impone subrepticiamente la vejez. Como en un juego de espejos, y desde la primera página del prólogo, Carlos Giménez nos presenta a una pareja de sosias o dobles. Al primero, el tío Pablo, lo reconocerán rápidamente los seguidores del autor. El segundo, Raúl, su amigo del alma, es la novedad y el detonante de una larga serie de reflexiones y equívocos sobre las miserias de la creación y las limitaciones de la senectud. Quedarán entonces dos opciones, encarnadas por sendos personajes: la decadencia o la muerte.
Los fallos de inteligencia en torno a la invasión de Irak ilustran dramáticamente la necesidad de desarrollar estándares para evaluar la opinión de los expertos. En este estudio, el filósofo, Isaiah Berlín Tetlock (traducción de Jorge Sola) explora lo que constituye el buen juicio en la predicción de acontecimientos futuros, analizando por qué los pronósticos de los expertos son a menudo tan deficientes. Durante más de dos décadas llevó a cabo un registro que incluía unos 82.000 pronósticos de 284 expertos. ¿El resultado? Las predicciones fueron, en promedio, ligeramente más acertadas que las suposiciones al azar, pero el mercado de ideas no elimina a los malos expertos debido a que, en parte, no existe una rendición de cuentas. Basándose en la famosa distinción entre “zorros” y “erizos”, Tetlock considera erizos a los expertos proclives a una visión limitada y coherente del mundo desde firmes convicciones ideológicas. Los zorros, sin embargo, tienen la capacidad de ajustar sus opiniones, son más cautelosos, pragmáticos, tendientes a dudar de sí mismos e inclinados a ver la complejidad y los matices. Si bien no ofrecen grandes titulares y citas, tienen probabilidades mucho mayores de acertar con sus conjeturas.
“En Manos De Las Furias” (Lumen), de Lauren Groff es una novela que sorprende desde la primera página y que ha triunfado en el mundo anglosajón por su madurez y su talento narrativo. Un hombre y una mujer caminan muy juntos por la playa. Hace frío, pero no importa. De repente se esconden detrás de unas dunas para celebrar su primer acto de amor carnal. Él es Lotto, ella, Mathilde. Los dos tienen veintidós años y acaban de casarse, aunque solo llevan unos quince días juntos y saben muy poco el uno del otro. El hilo de sangre que mancha los muslos de Mathilde sella esta entrega que parece absoluta y exclusiva, y así será durante más de veinte años. Lotto y Mathilde se convierten en la pareja casi perfecta; basta una mirada para que se entiendan, un gesto cómplice para que los dos dejen una sala abarrotada de gente y aprovechen cualquier rincón para amarse. Lotto se dedica a escribir obras de teatro, al hilo de su pasión por Shakespeare, y Mathilde se convierte en la esposa ideal, que es musa, empresaria y ama de casa. Hasta que, de repente, el destino se impone. Es entonces cuando descubrimos que el matrimonio, bien mirado, es una larga conversación, y que, en esta charla, caben huecos, omisiones, palabras sueltas que pueden ser mentiras piadosas o alfileres.
En “Antimemorias de un comunista incómodo”, de Andrés Sorel, se muestran las muchas vidas de un testigo privilegiado de la historia del siglo xx. Fue corresponsal de Radio España Independiente (la Pirenaica) desde España y durante la invasión de Praga, de 1962 a 1973; articulista en Mundo Obrero, Realidad, Información Española, Hora de Madrid; testigo directo del 25 de abril, en Portugal, donde envió crónicas desde la cárcel de Caxias y forjó una amistad hasta la muerte con Saramago; fue consejero cultural de la Embajada cubana en España, de 1963 a 1967, y, tras el triunfo de la revolución castrista, viajó a menudo al país, que conoce bien y cuyo régimen siempre ha apoyado, aunque con matices. Pasó un mes en Corea del Norte, como miembro del partido comunista español, fundó el periódico Liberación, de corta vida, y trabajó en una historia sobre ETA que nunca pudo publicarse. Miguel Delibes, Alfonso Sastre, Juan Goytisolo, José Luis Sampedro, José Saramago, Caballero Bonald, Jorge Semprún, Rafael Sánchez Ferlosio, José Hierro, Luis María Anson, Alfonso Guerra, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Rafael Alberti, Manuel Vázquez Montalbán, Mario Vargas Llosa…Todos ellos asoman en estas páginas, que son también testimonio emocionado de una época que parece quedar muy atrás pero, sin la cual, sería imposible entender el presente.
Superada la barrera psicológica de los cincuenta años y con plena conciencia de que lo mejor “ha pasado”, Mircea Cartarescu nos invita a adentrarnos en su paisaje biográfico, geográfico y literario personal, en un tono que mezcla la comedia con una acentuada amargura existencial. Aquí encontraremos remembranzas sobre paradisíacas islas en medio del Danubio, reflexiones acerca de los peligros de la adicción al café soluble y confesiones íntimas sobre el amor, la muerte y la nostalgia que culminan con la estremecedora obra “El ojo castaño de nuestro amor”, dedicada al hermano gemelo, perdido en trágicas circunstancias. María Ángeles Ochoa de Eribe Urdinguio traduce los delicados artefactos narrativos absolutamente inseparables del “animal literario” que es su autor, como nos demuestra el extraño descubrimiento que hace en la “Lolita”, de Nabokov, o la descripción de los días previos a la muerte de Ovidio en el exilio. Todo ello se une, como las cucarachas que, según él, Darwin, se entretenía en ensartar en un palo, para configurar una suerte de arqueología en la que descubrimos las claves que nos llevan a entender a uno de los autores primordiales de la narrativa centroeuropea.
Otros personajes o gente del espectáculo que visitó esta Feria del Libro:Esta semana elegimos fotomontajes políticos. Y comenzamos con sabrosos del merengue, el disco con el nuevo himno del PP. Continuamos con: Rajoy, trabajando duro; la tecnología le permite ver la puta realidad; Rajoy frena a Hernando; el ministro da la mano al perro-policía; el arzobispo Cañizares; dicen los obispos y el sueldo del presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán.
El humor semanal: Forges, El Roto, Peridis, Elchicotriste, Ferranmartín, Atxe, J.R. Mora, Vergara, Pat, Ansón, Indígoras, Mel, Manel F.A. López…
Pep Roig, desde Mallorca, dibujó: Panorama oscuro; Campaña de verano; El Gobierno ajusticia; Docencia adapta y Vivan las cadenas.
Esta semana mostramos los vídeos políticos de las elecciones. Comenzamos por los del PP. Gerjes Armando Ubaque, cantante colombiano, compuso dos canciones para las campañas populares en 2008 y 2011. En esa ocasión lo hizo por encargo directo de Rajoy. El artista asegura que actualmente “hay contactos” con algunos dirigentes conservadores, quienes podrían solicitarle un nuevo vallenato. La Asociación Popular de España en Colombia (APE-COL) sigue, desde el otro lado del Atlántico, la evolución de la precampaña electoral española. Y, a través de su página web, decidió apoyar a Mariano Rajoy a ritmo de “Vallenato”. Mariano Rajoy, contigo estoy aldelcorral