Hoy me tocaba hablar de viajes, pero como ayer me pasé todo el día leyendo recensiones y añadiendo libros a mi lista de lecturas del 2012, he creído apropiado no abandonar el tema. Yo soy una turista poco convencional y suelo hacer más caso a algo visto en una película o leído en una novela que a lo que pueda encontrar en una guía de viajes. Y, en parte, por esa razón, me encanta descubrir ciudades o países a través de los ojos de otras personas -o personajes-.Por ejemplo, os diré que nunca he estado en la India (todavía), pero es como si la conociera un poco, desde lejos. Y todo gracias a estas tres novelas.
La ciudad de la alegría, de Dominique Lapierre.
Fue mi primer acercamiento literario a la India, y bien porque lo leí en una época de mi vida un poco convulsa, bien porque esta historia llena de pequeñas historias realmente cautiva, me agarré a él como a un clavo ardiendo. Con este libro me sentí pequeñita pequeñita, y sentí que mis problemas también lo eran. No encontraréis nada de literatura new age, ni de autoayuda ni de moralinas baratas entre sus páginas, sólo un conjunto de vidas y de situaciones y de historias increíbles en su simplicidad. Y cautivadoras en su desgarrador realismo. ¿Merece la pena? Por supuesto.
¿Quiere ser millonario?, de Vikas Swarup.
Leí esta novela, opera prima de un diplomático indio, mucho antes de que la convirtiesen en la exitosa película Slumdog Millionaire. Si os gustó ésta última, el libro os gustará cien veces más. A mí me entusiasmó, tanto es así que se lo regalé primero a mi cuñado y más tarde a mi hermano. Para empezar tiene una trama bastante original, un camarero joven y pobre gana la versión india del famoso concurso televisivo que da nombre a la novela. También es original la forma de desarrollarla. La historia de su protagonista se divide en 12 capítulos, relacionados con las 12 preguntas del concurso. Por último, el lector hace un sorprendente recorrido por diversas zonas de la India, todas ellas escenario de la corta vida del protagonista.
Come Reza Ama, de Elizabeth Gilbert.
Este libro no habla exactamente de la India, sino de un ashram al que la protagonista se retira para hacer yoga y meditar. Pero me gustó igualmente. Y, en realidad, los ashram y el yoga son una parte importante de la India, ¿no? De esta novela, y en concreto de la parte que transcurre allí, disfruté con la evolución de la protagonista, casi me contagió su fuerza de voluntad y casi me sentí en paz conmigo misma (o al menos creí que podría llegar a ello). Además, en noviembre me apunté a yoga, y constaté lo beneficioso que le resultaba a mi cuerpo. A finales de diciembre tuve que dejar de ir, pero no pierdo la esperanza de retomarlo y cantar algún día la Guru Gita :-DDD
¡Buen viaje!