#LibrosSolidarios

Publicado el 06 septiembre 2015 por Benjamín Recacha García @brecacha

Estos últimos días he estado dándole vueltas a qué podría hacer para ayudar de forma efectiva a los cientos de miles de refugiados que están llegando a Europa empujados por las guerras que han convertido a Siria, Irak y otros países de Oriente Medio y África en auténticas pesadillas de las que cualquiera querría huir.

Desde que empecé con ‘la recacha’, en enero de 2013, he escrito unos cuantos artículos con el objetivo de, en la medida de mis posibilidades, dar visibilidad a carnicerías como la que empezó hace más de cuatro años en Siria, que ya ha obligado a prácticamente la mitad de la población a buscar refugio en países del entorno (me río de los ignorantes que dicen que por qué no los acogen en países vecinos, sin haber invertido ni un segundo en informarse sobre los desbordados campamentos de Líbano, Jordania o Turquía) o a lanzarse a la aventura a menudo mortal de cruzar el Mediterráneo, convencidos de que nada puede ser peor que lo que dejan atrás. No siempre es así, y el vergonzoso espectáculo xenófobo e inhumano al que estamos asistiendo este final de verano por parte de las autoridades de no pocos Estados europeos lo demuestra.

No es verdad, no sólo durante las últimas semanas. Llevamos años conviviendo con normalidad con los naufragios en el Mare Nostrum, que salpican nuestras costas europeas de desagradables cadáveres de quienes soñaban con una vida mejor, lejos de bombas, crímenes, explotación, intolerancia, pobreza… Me da igual el motivo.

Lo que pasa es que las imágenes de niños ahogados, de personas inocentes gaseadas y apaleadas por la policía de fronteras, de las vallas asesinas, de los trenes abarrotados que no conducen a ningún sitio, etc. han despertado por fin algunas conciencias aletargadas.

Quiero hacer más que denunciar, que dar apoyo moral, que intentar concienciar, pero mientras los aseados tecnócratas europeos no acaben de hacer números y de repartirse a esas personas como si fueran ganado, lo único efectivo quizás sea colaborar con las entidades que trabajan sobre el terreno con ellas.

Igual que tanta gente, soy socio de una ONG, Save the Children, y de vez en cuando contribuyo a acciones puntuales de otras entidades. Hay varias que están haciendo una labor impagable asistiendo a las personas refugiadas y salvando muchísimas vidas. Pues bien, he decidido donar parte de los ingresos que me correspondan por las ventas de mis libros a dos de ellas: Médicos Sin Fronteras y ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados.

Concretamente, donaré el 100% de los ingresos por descarga de ebooks y el 50% de las ventas en papel de los tres títulos (El viaje de Pau, Con la vida a cuestas y Cartas a un escritor) que tengo en el mercado hasta final de año (de momento).

Es evidente que podría hacerlo igualmente sin necesidad de anunciarlo, pero os aseguro que el nivel de ventas de un autor independiente medio (como es mi caso) resulta intrascendente. También el de la gran mayoría de los que publican mediante editorial. De esta manera, quizás anime a dar el paso a algunos lectores potenciales de mis obras que no acababan de decidirse, y, lo más importante, quizás anime a otros/as escritores/as a hacer algo parecido (seguro que ya los hay).

Mis libros los podéis encontrar en unas cuantas librerías (en el menú lateral derecho tenéis un listado, y también aquí), en Amazon, Kobo, o me los podéis encargar directamente a mí (brecacha@gmail.com).

#LibrosSolidarios