Lie to me partía de una premisa que hermana esta serie con House o El Mentalista: un protagonista que es tan experto en lo suyo que su carácter se vuelve poco menos que insoportable. El doctor Cal Lightman y House de hecho comparten una línea que se repite cada cierto tiempo. Tras ver o detectar algo; “Hmm… That´s interesting”.
La única novedad, el posible “gancho”−aparte del aparataje semicientífico acerca de cuánto mienten nuestras caras−, es que Lightman tiene una hija y una ex-mujer, y una empatía diferente para con sus casos. En esto, se opone a House. Lo que le acerca al conocido médico es que la capacidad de éxito de la serie está sobre los hombros del Protagonista y sus manías. Si nos cae bien, si entendemos su humor (nos hacemos fans de sus líneas, como a veces sucede con House) y entendemos sus conflictos, entramos. Si no, imposible. Claro que el actor también tiene su relevancia.
Como siempre, el riesgo de que un actor se involucre en la producción es que sus ideas influyan demasiado. En este caso, Tim Roth ha ido ganando tics y sobreactuación. Es parte de lo que se ha ganado más enemigos que amigos en la crítica bloguera, como vemos aquí.
Lo más interesante, para mí, de la serie (que no tiene visos de renovar una cuarta temporada; Fox no da una últimamente) es la comparación de la tercera y primera temporada con la segunda: cuando alguien tuvo la idea de incluir a Shawn Ryan.
Este guionista ya debe saber que ha pasado a la Historia de la Televisión con The Shield, y el encargo le parecería un buen desafío. Comparando, a su vez, con The Chicago Code, entendemos que sabe para qué canal trabaja: no es lo mismo Fox que FX, AMC, o HBO.
Y Lie to me es tan sólo una variante del procedural. Una, sin embargo, no exenta de aspectos atractivos. Uno, es el hecho de que no siempre se trata de un asesino o un culpable. Es decir, el esquema del whodunnit no es aplicable en todos los capítulos.
Ryan tiene talento para un elemento concreto: el ritmo, y la fuerza y violencia que le imprime a ciertas escenas. De lo primero hay claras muestras en The Chicago Code (donde se prueba que también sabe crear personajes, con giros y matices en más de una dirección); de lo segundo, es lo que más ha aportado a Lie to me.
Ya desde el capítulo 1 de la temporada 2: de pronto Lightman ataca verbal y físicamente a una chica que le supone un desafío como caso. Sabemos (intuimos) que es un ataque pensado para su Objetivo de descubrir la verdad (otra obsesión que le equipara a House; esa ingenuidad cínica, si es que esto no es contradictorio, en su creencia en la “verdad absoluta”). Y aún así, la violencia ensombrece al Protagonista: para él, el fin justifica los medios.
Otra aportación aparente es lo que comentaba Alberto Nahum aquí y en parte aquí: la variedad. Los capítulos han escapado de esa celda de cristal donde los supuestos mentirosos se enfrentaban al genio de Lightman: se ha trasladado a México (02x03, Control Factor) y hasta a Afganistán (02x 08; Bad Santa).
El propio Ryan hablaba de esto, en esta entrevista:
What's really fun about a show like 'Lie To Me' is you can do many different episodes. You can do some comedic episodes, dramatic, family stuff, government conspiracy
Claro que esta misma variedad de géneros y argumentos disuelve (y no debería) un tanto un posible estilo y hasta un tono concreto.
En el próximo post veremos más aciertos, pero también sus posibles errores.