Si hay una película que ha marcado un antes y un después en el cine de terroresa es La Matanza de Texas, película que ha conseguido que el nombre de su director, Tobe Hooper, aparezca entre los más aclamados del género. Como sabréis, La Matanza de Texas no es el único título top de este director ya que a lo largo de su carrera ha dado sobradas muestras de que lo suyo es el cine de terror gracias a películas como Phantasma II o Poltergeist. Otra de sus películas más conocidas es la que ocupa esta entrada, Lifeforce.
La nave espacial Churchill, que ha sido lanzada al espacio para estudiar el cometa Halley, se topa con una nave extraterrestre en la cola del cometa. Los integrantes de la expedición descubrirán en el interior de la nave tres cuerpos, dos hombres y una mujer, totalmente desnudos e inertes. Decididos a conocer más sobre estos seres de aspecto humanoide, se llevan los cuerpos a la nave sin imaginarse el caos que van a desatar a su vuelta a la Tierra.
En pocas palabras, Lifeforce es una cinta de serie B realizada con bastantes más medios de lo que suele ser habitual. Los efectos especiales son decentes, la banda sonora fue compuesta por Henry Mancini pero, a pesar de todo, el espíritu de las películas de ciencia-ficción de bajo presupuesto hechas en décadas anteriores planeaba en el ambiente, no en vano, el primero que habló de vampiros extraterrestres fue el rey de la serie B, Roger Corman en Not of this Earth.
En Lifeforce llaman la atención dos aspectos, la presencia de varios subgéneros del cine de terror en la misma cinta y un erotismo, casi constante, personificado en la presencia de Mathilda May. El primer aspecto funciona bastante bien mientras la película está en desarrollo pero en el momento en el que nos acercamos al final, la trama se acelera y la cinta se descontrola. Para mi gusto, tanto la parte inicial, en la que acompañamos a los astronautas mientras exploran la nave, como la de la llegada de los extraterrestres-vampiros a la Tierra, con todo el descontrol que provoca la revelación de su naturaleza, es de lo más logrado de la película. Me quedo, sobre todo, con la manera en que los vampiros se alimentan y el estado en que quedan sus víctimas, es una vuelta de tuerca al mito del vampiro muy interesante por ser innovadora y a la vez respetuosa con la tradición.
Sobre el segundo aspecto lo primero que hay que decir es que poco tuvieron que gastar en el vestuario de Mathilda May. La verdad es que la actriz aparece totalmente desnuda en la mayoría del metraje y, aunque entiendo la motivación y comprendo que los espectadores masculinos estén encantados, a mí, me ha resultado exagerado. Como digo, comprendo perfectamente la ausencia de ropa, la desnudez de Mathilda May incide en el punto fuerte de su personaje: su magnetismo. La manera en que el coronel Tom Carlsen (Steve Railsback) cae presa de sus encantos no es más que una reinterpretación del modo de actuar de los vampiros, quienes hipnotizan a sus víctimas para hacer con ellas lo que les plazca, y, precisamente, el hecho de mostrarnos a esta mujer en todo su esplendor no es más que un intento por parte del director de ponernos en la piel del protagonista pero creo que hubieran conseguido lo mismo sin recrearse tanto en la anatomía de Mathilda May. En cualquier caso, el erotismo de la protagonista le sienta muy bien a la película aunque, al menos a mí, acaba cansándome.
En el lado negativo, la parte final. Aunque pueda parecer increíble por la temática, la película iba avanzando de una manera casi pausada y muy coherente pero la parte final resulta precipitada y chirriante. Creo que el cambio de ritmo de la cinta quería ser una metáfora de lo que está pasando en un Londres que, de repente, se ve inmersa en el Apocalipsis por culpa de unas hordas zombies pero a Hooper se le va la mano porque en pantalla todo lo que ocurre luce como una especie de espectáculo pirotécnico desenfrenado sin criterio y con poco sentido.
En resumen, os diré que el final lastra bastante el resultado general de la película pero, aun así, la manera en la que Tobe Hooper hace encaje de bolillos para conseguir que coexistan en la misma película extraterrestres, vampiros y zombies consigue que esta sea una película de obligado visionado para cualquier fan del cine de terror.
PD. Atención a la presencia de Patrick Stewart, quien tiene un pequeño papel pero bastante importante en el devenir de la trama