Esta vez en Liga, el Real Madrid ha vuelto a imponerse al F.C. Barcelona, con un resultado de 2-1. Con goles de Benzema y Ramos por parte del Madrid y el del Barcelona firmado por Messi, el Bernabéu ha vuelto a presenciar como un Real Madrid con su once secundario ha sabido imponerse a un F.C. Barcelona de gala.
Todos los aficionados esperaban un encuentro descafeinado. La reciente victoria del Madrid por la Copa del Rey y la inminente proximidad del partido que enfrentará al Real Madrid con el Manchester United este martes, hacían presagiar que el Real Madrid no iba a salir precisamente a por todas este sábado, si bien un Clásico siempre es un partido importante para ambos equipos. Tener enfrente al eterno rival motiva sí o sí, y así se vivió el ambiente de este colosal encuentro que siempre paraliza al mundo.
Precisamente esta cercanía del próximo partido de Champions para el Real Madrid hizo que Mourinho jugara a las rotaciones de nuevo. Que Benzemá saldría como nueve y que Modric manejaría el centro del campo era algo que todos los aficionados y periodistas especializados esperaban. Pero la sorpresa estaba en la ausencia de Ronaldo. Quien sí salió de titular fue el canterano Álvaro Morata, que centró su juego en la banda y se asoció perfectamente con Benzema, propiciando que el francés abriera el marcador para el Real Madrid en el minuto 5, rematando un centro de los pies del joven Morata, que se había deshecho de Alves con gran maestría.
El Real Madrid, pese a las ausencias y lo anecdótico de su alineación, estaba en el partido. El guión de los últimos encuentros se repetía, con un Barcelona aferrado a la posesión que no lograba encontrar la garra que le debería llevar a la portería rival. Una maldición culé que el gran Messi pudo romper en el minuto 17, cuando el argentino llegó hasta la portería blanca tras un pase largo de Alves, colándola rasa y consiguiendo el empate para su equipo. Pero después de esto el Barça tampoco cambió la mentalidad ni encontró la fiereza. El Barcelona a veces roza lo quijotesco en ese afán de aferrarse a su estilo de juego, sin encomendarse a ningún plan B. Y tras su gol, allí se plantó, a jugar al Tiki-taka en el centro del campo, con el Real Madrid esperando en su campo a que pasara algo, pero los internamientos culés no llegaron a cuajar.
En la segunda parte llegarían los cambios del Real Madrid que escorarían finalmente el encuentro a su favor. Mourinho vio que las opciones para hacer daño pasaban por un mayor dominio del centro del campo y una mayor rapidez en el contragolpe, así que sacó a Khedira en lugar de Kaká y a Cristiano por Benzemá. La hegemonía blanca iba a comenzar. Ahora, cada despiste del Barcelona se traducía en un contraataque madridista, mientras Khedira dirigía el centro del campo blanco y Cristiano se internaba con su increíble velocidad, unas situaciones de alto riesgo que Valdés se encargó de controlar. Muy fuerte y seguro bajo los palos, llegó a impedir un gol en mano a mano con Morata, y cubrió perfectamente la portería en un chut potentísimo de Ronaldo de falta, que terminó estrellándose en la escuadra.
Ya en el minuto 81, Ramos se erigiría héroe del encuentro marcando el definitivo 2-1 para el Madrid. Tras un saque perfecto de córner por parte de Modric, el defensa andaluz voló sobre la defensa culé en un impresionante salto que terminó con un gran remate de cabeza. Ahí ya desapareció el Barcelona, que se aferró a un posible penalti para terminar el partido protestándole al árbitro. Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque: hoy por hoy, Mourinho tiene la clave para desactivar al F.C. Barcelona.
ALINEACIONES:
Real Madrid: Diego López; Essien, Varane, Sergio Ramos, Coentrao (Arbeloa, 69´); Pepe, Modric; Callejón, Kaká (Khedira, 58´), Morata; y Benzema (Cristiano Ronaldo, 58´)
F.C. Barcelona: Víctor Valdés, Alvés, Piqué, Mascherano, Jordi Alba, Sergio Busquets, Thiago, Iniesta, Pedro (Adriano, 77´), Messi y Villa (Alexis, 67´)