Liliana Loredo continúa en la búsqueda de su lenguaje plástico, partiendo del cuerpo humano con un concepto integrador de lo personal y lo universal, ya que los sentimientos y emociones que expresa en sus obras, son los que compartimos como seres humanos.
La figura humana sigue siendo el punto de partida en su dibujo, forma un mapa corporal que le permite explorar el inconsciente; las heridas y las caricias que se quedaron grabadas en el recuerdo y que al traerlas al presente, emergen como tatuajes y cicatrices; continuando así con su obsesión por las huellas corporales y emocionales que se reflejan mediante dibujos en la piel.
Las mandalas aparecen complementando el cuerpo humano, volviéndolo un espacio sagrado. Cada mandala posee un diseño de acuerdo a la vivencia del momento. Son símbolo de equilibrio, libertad y también de transformación.
Pero esta vez no solo se trata de las emociones vividas en el pasado, hay un intento de ir un poco más allá, una inquietud por conocer el futuro. Liliana Loredo presenta la Serie Pitonisas, formada por un conjunto de mujeres místicas que intentan percibir el futuro, intuir lo que depara a continuación.
Al final, el presente es lo único que cuenta, el único instante que realmente poseemos; el espacio temporal en que existimos y el nexo que nos permite meditar, recapitular las emociones y descifrar en lo que se transformarán a futuro.