parada de la línea 114.
En una larga cola de pasajeros a la espera del colectivo que tarda en llegar, una mujer sesentona protesta en voz alta. Mira adelante, luego atrás. Encuentra interlocutor válido en un congénere calvo que resopla indignación.
- Qué barbaridad. ¡Qué mal anda esta línea!
- Qué quiere que le diga, señora. Así nos va…
- ¡Pero sí! Pobre Argentina…
- Ma qué pobre Argentina, señora. El país no existe más. La sociedad se desintegró. Somos una manga de porquerías sueltas.
- …
- ¿Quiere que le diga la verdad? ¿Quiere que le diga lo que nos va a pasar?
- …
- Van a venir los chinos, que ya están viniendo en realidad.
- …
- De repente van a ser millones. Laburantes como son, van a copar todo.
- ¡¿Nos van a sacar trabajo?!
- ¡Peor que eso, señora!
- …
- Nos van a esclavizar.