Limitar la “infoxicación”

Por Rocio

“La intoxicación y aturdimiento mentales provocados por el exceso de información a la que estamos cada vez más expuestos puede ser una fuente de ansiedad, confusión y aislamiento.

Sólo si descartamos la información que no necesitamos, lograremos centrar nuestra atención en aquello que nos es vital. En cambio, si nuestro cerebro recibe una lluvia constante de estímulos, corremos el riesgo de ahogarnos en un mar de información que seremos incapaces de gestionar. Cuando eso sucede, la información se convierte en infoxicación.

La infoxicación es un neologismo acuñado por el físico y experto en comunicación Alfons Cornella para definir el exceso de información. Este término describe el estado de estrés que sufre el ser humano ante la actual sobrecarga intelectual. En Estados Unidos incluso se ha tipificado un nuevo trastorno psicológico, el IFS, Information Fatigue Syndrome, que se puede traducir cómo síndrome de fatiga por la información. La persona que la sufre experimenta confusión mental, angustia y miedo a colapsarse.

En el origen de este trastorno está el volumen creciente de estímulos que nos asalta diariamente. La información que generamos y recibimos se multiplica cada vez más y nos sentimos angustiados ante la imposibilidad real de estar al día. Entre correos electrónicos, sms, mensajes al buzón de voz y llamadas telefónicas, el globo de información al que tenemos que dar respuesta se va hinchando exponencialmente.

A estos estímulos personales tenemos que sumar la radio, la televisión, la publicidad en los medios escritos y audiovisuales, los mensajes que nos llegan cuando salimos a la calle, en el trabajo, dentro de casa con la familia…

Todos estos inputs sumados producen un agotamiento intelectual creciente que puede derivar en diferentes grados de ansiedad.

Para regresar al país de la calma, deberíamos preguntarnos qué genera el miedo y la rabia y ver si están justificados.

En el estresante ámbito de la infoxicación, tenemos miedo a perdernos algo importante si nos desconectamos del correo electrónico o del móvil, por no hablar de redes sociales, que generan toneladas de información que no necesitamos.

La rabia de no poder con todo sólo se soluciona con un replanteamiento de vida que ponga en su sitio las verdaderas prioridades. Tal vez entonces nos demos cuenta de que no necesitamos estar al día de todo o saber lo que hacen otras personas en cada momento para llevar una vida con sentido.”

Fuente: Revista Integral nº 372

Creo que este artículo es muy válido para hacer una reflexión sobre una de las consecuencias que estamos padeciendo del exceso de información. Hemos pasado de leer el periódico y oír la radio o ir a la biblioteca si queríamos información sobre algún tema en concreto a vernos desbordados por tantos datos. Pero como todo, dependiendo del uso que se haga de esto el resultado será positivo o todo lo contrario, “atentos a todo… y a nada”.

De todos modos debemos sacar la parte buena y es que, a mi modo de ver, al tener que “filtrar” tanta información nos hacemos más críticos. No “comulgamos” con lo primero que nos dicen sino que intentamos analizar la misma información desde distintos puntos de vista.

Ahora bien, también hay que saber respirar y marcarse unos límites, porque detrás del papel o de las pantallas de los ordenadores… hay vida