Límites

Publicado el 21 noviembre 2018 por Amber

En el transcurso de una conversación, un compañero de este viaje terrenal, ha tenido a bien leerme este poema de Jorge Luis Borges hasta hoy desconocido para mí. Y, como yo no creo en las casualidades, creo que debo compartirlo.

De estas calles que ahondan el poniente,

una habrá (no sé cuál) que he recorrido

ya por última vez, indiferente

y sin adivinarlo, sometido

a quien prefija omnipotentes normas

y una secreta y rígida medida

a las sombras, los sueños y las formas

que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa

y última vez y nunca más y olvido

¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,

sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa

y del alto de libros que una trunca

sombra dilata por la vaga mesa,

alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado

con sus jarrones de mampostería

y tunas, que a mi paso está vedado

como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta

y hay un espejo que te aguarda en vano;

la encrucijada te parece abierta

y la vigila, cuadrifronte, Jano*.

Hay, entre todas tus memorias, una

que se ha perdido irreparablemente;

no te verán bajar a aquella fuente

ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa

dijo en su lengua de aves y de rosas,

cuando al ocaso, ante la luz dispersa,

quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,

todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?

Tan perdido estará como Cartago

que con fuego y con sal borró el latino*.

Creo en el alba oír un atareado

rumor de multitudes que se alejan;

son lo que me ha querido y olvidado;

espacio, tiempo y Borges ya me dejan.

Estoy viviendo un momento, ¿cómo definirlo?, no por menos esperado, inesperado. Cuántas veces escuchamos que se debe vivir el presente, pero no lo ponemos en práctica y cuántas veces más nos decimos al igual que Scarlett en la novela Lo que el viento se llevó, mañana, mañana…

Leemos frases sabias como esta de Gandhi que nos dice: Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre y, aun así, nos decimos, lo pondré en práctica mañana, mañana…

Bien, pues a mí me ha llegado el momento de ponerlo en práctica, no mañana, sino hoy, porque no tengo la certeza de estar aquí mañana, y viva los años que viva, muchos o pocos procuraré nunca olvidarme que debo encontrar en  el presente algo que me permita seguir disfrutando de esa calma, esa paz interior que siempre he tenido pero que ahora se ve incrementada sólo con pensar que el día de hoy puede ser el último. Alguien dijo:  La vida no es esperar a que la tormenta pase, es aprender a bailar bajo la lluvia.

Me considero una persona bendecida con el don de la Fe y,  a diferencia del hombre del cuento de La Maleta, he aprendido que la vida es sólo un momento. Y esa misma Fe y los testimonios de personas que antes que yo “comprendieron” es la que me dice que volveré siendo una persona mejor y aún más evolucionada.

“El secreto de este mundo es que todas las cosas subsisten sin morir jamás; no hacen más que alejarse de nuestra vista para volver después…  Nada muere. (Blavatsky (1831-1891)

“Siento que voy a dejar pronto esta vida terrenal. Pero como estoy convencido de que no existe nada en la naturaleza que pueda ser aniquilado, tengo la certeza de que lo más noble que hay en mí no dejará de vivir. Aunque posiblemente no sea rey en mi próxima vida… bien tanto mejor… viviré al menos una vida activa y, lo que, es más, sufriré menos por la ingratitud”.  Palabras de Federico II el Grande (1712-1786), rey de Prusia.

“Necesitamos muchas vidas, revestirnos de múltiples cuerpos, nacer y morir y volver a nacer muchas veces para llegar al fin último de la perfección que es el que los dioses nos reservan. Esta ley de vidas sucesivas da la adecuada explicación a todas las desiguales manifestaciones de nuestra existencia”. Palabras de Pitágoras de Samos, el filósofo y matemático griego, nacido aproximadamente en 582 a. DC – 500 a.C.)

Yo estoy preparada para subirme a la barca de Caronte, el viejo barquero que transporta las almas a través de la laguna Estigia y, dispuesta estoy a pagar el óbolo que demanda. E, igualmente dispuesta que a Anubis contrapese mi alma con la pluma de la verdad.

Desde que tengo uso de razón me he considerado un espíritu rebelde, un espíritu librepensador, me niego a seguir las directrices de los demás, a acatar sin convencimiento los que los demás me digan.  ¿quién está legitimado para estar en posesión de la verdad? Jamás he puesto “límites” a mi mente y procuro vivir acorde a “mi verdad”.

«Los grandes espíritus siempre han encontrado la violenta oposición de las mentes mediocres. Estos últimos no pueden entender que un hombre no se someta irreflexivamente a los prejuicios hereditarios, sino que emplee honestamente y con coraje su inteligencia.» Albert Einstein

Y, efectivamente como dice Jorge Luis Borges en su poema “Limites”, sin adivinarlo habré hecho muchas cosas por última vez…

Nadie puede volver atrás y empezar de nuevo, pero cualquiera puede empezar hoy y crear un nuevo final. (María Robinson)

Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor. (Albert Einstein)

Jano, dios de las puertas y los comienzos, que según los romanos aseguraba buenos finales, nos tenga presentes.