No sé por qué algo en mi interior se resiste a aceptar esa necesidad de límites que se supone tienen los pequeños y que nosotros deberíamos cubrir poniéndoselos bien claritos. Luego lo pienso y es innegable que vivimos rodeados de límites.. algunos insalvables y otros no tanto.. impuestos, acordados.. incluso autoimpuestos y autoacordados.. universales, sociales, personales.. los límites existen y no todos son necesarios por lo que veo más acertada la afirmación "los límites son inevitables" en lugar de "los límites son necesarios".
Hay algunos límites que no hace falta ponerlos porque están ahí.. antes de que apareciera la palabra 'límite' ya estaban.. y son las leyes naturales, las que rigen el mundo que habitamos. Los límites que nos marca la Naturaleza son universales e indiscutibles y las consecuencias de sobrepasarlos pueden ser catastróficas.
Otros límites no están tan claros, según el lugar del mundo en el que nos encontremos se pintan más aquí o más allí. También según quiénes seamos, de quién nos rodeemos o una múltitud de otros factores.. son los límites sociales. Muchos de ellos van acompañados de una consecuencia (castigo o sanción) bién definida. Aquí entran leyes, códigos, normas de cortesía.. y haría notar el hecho de que los grupos sociales pueden ir haciéndose cada vez más pequeños hasta llegar a la familia.
Por último, yo veo otro tipo de límites referentes al indivíduo, los que nos marcan como nos tratamos, tratamos a los demás y dejamos que los demás nos traten, basados en los valores que nos mueven.. en la moral.
Lo que me preocupa relamente de este tema de los límites en los niños es el lugar desde el cuál se ponen. Cuando se habla sobre ello suele aparecer enseguida otra frase "los niños tienen que saber que sus actos tienen consecuencias". Me da la sensación de que los límites pierden su sentido si no van acompañados de la consecuencia que hay que enfrentar si se sobrepasan.. y en muchos casos estas consecuencias no dejan de ser castigos. No me convence el hecho de que mis hijos actúen por no sufrir las consecuencias, me gusta mucho más la idea de que ellos actúen movidos por una serie de valores que les indique hasta dónde pueden llegar. Sería algo así como "no hago esto porque si no [consecuencia]" contra "hago esto porque quiero/creo/me gusta [valor]". Lo mismo que me gusta la idea de que mis hijos vayan descubriendo los límites en lugar de que alguién se los imponga.. para ésto nosotros, sus madres y padres, tendríamos que trabajar con ellos en los valores, en lugar de en las consecuenicas-castigos, y no encuentro otra forma de hacerlo que con el ejemplo, transmitiendo valores desde nuestros actos y no desde nuestro blablabla.
Veo otro problema a los límites impuestos.. y es que al llevar a actuar con la intención de evitar una consecuencia que vendrá del exterior desaparece toda responsabilidad sobre los propios actos. Llevemos la mirada al mundo adulto, lleno de leyes que prohíben, obligan, sancionan y castigan. Ya casi hemos olvidado por qué no deberíamos hacer ésto o hacer lo otro, si lo hacemos o no es porque se puede o no se puede, la responsabilidad de nuestros actos queda fuera de nosotros, no nos hacemos responsables porque otros ya se han responsabilizado al decirnos lo que tenemos que hacer y lo que nos ocurrirá si no lo hacemos.Sin embargo, esta falta de responsabilidad es la que da sensación de seguridad a muchas personas, no es verdad? "La libertad implica responsabilidad" de ésto se trata.. y libertad no significa sin límites, significa libertad para establecer nuestros propios límites para relacionarnos con el resto del mundo. Si reflexionamos bien sobre ésto podemos darnos cuenta de que somos aquellos niños criados con límites impuestos sancionadores y así seguimos viviendo, así hemos aprendido a vivir y a estar.. y así creemos que tenemos que educar a nuestros hijos.. o quizás es que no sabemos hacerlo de otra forma.
"No tires el papel del suelo que va a venir el policía", "deja de saltar en el sofá que me enfado", "no toques eso que se va a enfadar la señora", "si gritas así nadie te va a querer". Todos éstos son ejemplos muy típicos que muestran cómo evitamos nuestra propia responsabilidad ante la educación de nuestros hijos y por otro lado cómo motivamos a nuestros hijos a través del miedo a las consecuencias. Nosotros deberíamos responsabilizarnos y enseñar valores sobre el cuidado de las cosas, las propias, las ajenas y las comunitarias como es el caso de la calle. O mostrar la forma adecuada, basada en el respeto a los demás, de comportarse en distintos lugares como en una tienda. O siemplemente expresar nuestros sentimientos, como puede ser el caso de que nos de miedo que se caiga del sofa y se haga daño, o acercarnos a las emociones del niño y mostrarle como manejarlas cuando grita desbordado. Se marcan los mismos límites pero de una forma radicalmente distinta con efectos radicalmente diferentes.
No pongo en duda que en una casa, en una familia, son necesarias unas normas de convivencia que aseguren el bienestar de todos sus integrantes. No me resisto a recordar que las normas deben adecuarse a la edad de los niños y respetar sus necesidades. Estas normas de convivencia no dejan de ser límites, sin embargo, a mí particularmente no me gusta nada esta palabra creo que por lo desvirtuada que está y la ambigüedad a la que da lugar, por eso prefiero usar palabras más específicas.. leyes físicas o naturales, normas de convivencia, de cortesía, moral, leyes jurídicas, código civil, de circulación.. incluso unos hábitos saludables de comida pueden marcar unos límites en una familia. Así que os animo a que hagáis el esfuerzo de ser más específicos a la hora de hablar y hablaros de límites.. a que esclarezcáis de qué se trata exactamente, de que busquéis el valor que se esconde delante del límite antes de saltar a la consecuencia que hay detrás y de que no eludáis vuestra responsabilidad ni se la neguéis a vuestros hijos.
"La libertad de uno termina donde empieza la del otro."