Limpieza específica de Deliplús: dos productos que no merecen

Por Agly Talaván @traselvelodisis
Allá por mis tiempos mozos, cuando la Agly que ahora conocéis no era más que un cachorro de 14 años intentando encontrar su lugar en el mundo, hubo una época en la que me sentí realmente fascinada por el mundo y la cultura orientales. Puede que se tratara una búsqueda en pos de una identidad aún no encontrado o que sólo se debiera al influjo de la campaña de Oriente en el Corte Inglés pero el caso es que, desde China hasta la lejana India, estos exóticos países ocupaban mi imaginación y mis ensoñaciones.
Así, tras una primera y distendida fase en la que absolutamente todo lo Chino me apasionaba (qué pena que en aquel entonces no estuvieran tan de moda las academias de Mandarín), me volqué de lleno en el conocimiento de la sociedad, la cultura y las religiones de la India. vale, también es verdad que por aquella época se estrenó Siddharta, aquella peli tan rara protagonizada por Keanu antes de que perdiera kilos, color, pelo y se aficionara a las prendas de cuero negro.
Supongo que su influencia marcó un antes y un después pues durante una buena temporada tras ver la película anduve obsesionada con aprender cosas acerca del budismo e, incluso, hasta intenté aprender a meditar (de aquella tampoco estaba de moda el yoga ni el Tai chi)*. Cierto es que la gran mayoría de lo que aprendí entonces queda ya empañado por la distancia en el tiempo y, sinceramente, apenas si puedo recordar dos fotogramas del filme en cuestión. Eso sí, un aprendizaje prevaleció: "El buen camino es el camino medio"O algo así, tampoco nos vayamos a poner ahora puristas con lo que decían en pantalla.
La cosa es que, si algo me ha enseñado luego la vida es que los extremos no son buenos, hecho que para una persona impulsiva como yo es un arte y una ciencia aún por dominar. Así, me sucedió que hará más de un año hice un encargo de tomo y lomo de productos de Mercadona a mi madre en uno de sus viajes, tal que aún hoy tengo cosméticos sin abrir de aquella expedición.
Por supuesto, tal y como el saber popular afirma, muchos de estos productos fueron no sólo baratos, sino también claramente dignos de elogio. No obstante, no es oro todo lo que reluce y, precisamente por eso me gustaría hoy hablaros de dos productos que no me han gustado en absoluto y que no recomiendo para nada. Ojo! Esto es mi opinión personal, puede que haya gente a la que le hayan encantado pero, desde luego, a mi piel no le han ido nada bien.
Exfoliante facial: de los dos productos de los que os hablo hoy éste es el que más me ha desagradado aunque bien es cierto que encontrar un exfoliante facial a la medida de cada cual puede ser una empresa que nos dure toda la vida. El caso es que, para empezar, no me gusta mucho el formato de crema semi líquida que tiene pues me parece que además de exfoliar engrasa bastante la piel.
Aparte de esto, las partículas exfoliantes son demasiado grandes y demasiado bastas, amén de demasiado pocas, y por lo tanto, en vez de realizar una exfoliación delicada y minuciosa de la piel, más bien parece que realizaran arañazos al azar por toda la geografía facial. En fin, la verdad es que ya desde el primer uso supe que no iba conmigo y, aunque le dí un par de oportunidades más, ahora lo tengo en la ducha para usarlo de exfoliante corporal (para lo cual tampoco sirve demasiado bien) o de manos.
Gel facial: con este producto me ha entrado la duda de que tal vez se me haya caducado o me haya salido defectuoso pues el mayor problema que tengo con él es que apenas hace espuma. Por lo demás, tampoco está tan mal pues huele bien, limpia relativamente bien (no en profundidad pero tampoco reseca) y tiene un formato con dispensador relativamente cómodo.
El problema es que, si un gel facial no hace espuma, apaga y vámonos. Por otra parte, aunque puede servir para pasar el bache, he probado muchísimos geles faciales mejores que éste y dado el stock que ya tengo en casa he decidido no desperdiciar mi tiempo con él. Ahora lo empleo para limpiar las brochas (que es a donde van los cosméticos de higiene facial a morir) y para esta función sí que va relativamente bien. además como me imagino que no será caro no está de más tener un botecito de estos a mano para cuando te llegue el típico correo de Sigma "Sunday Spa Day" recordándote que tus brochas no se limpian solas.
Y hasta aquí llegó la review de productos que están en el lado oscuro de Delipús. ¿Añadiríais algún otro?
* Hay que ver lo que me adelanté yo a mi tiempo eh? Ni Tino Casal, oiga.