El recurso de estimular el odio de la chusma de ignorantes, fanáticos, envidiosos y chivatos ha sido históricamente utilizado por los regímenes más indecentes del planeta. Hítler los azuzó contra los demócratas y contra los judíos; Stalin los lanzó contra los capitalistas y enemigos del pueblo; Mao arengó a la chusma china contra los intelectuales y la gente educada, en la Revolución Cultural, logrando con ese odio que unos niños se comieran vivo a su maestro "revisionista" en una escuela pública.
El gobierno de Zapatero se siente contento con lo que está logrando y cree que ese es el camino a seguir. Ahora hablan ya de una ley contra las ofensas, que habilitaría al gobierno a imponer multas de hasta medio millón de euros a quien llame "feo" a su vecino o a quien se coma un bocadillo de jamón al lado de un musulmán.
Zapatero y sus muchachos siguen cubriéndose de oprobio y avanzando por el camino de la miseria moral y de la bajeza política. Y lo hacen porque el pueblo español se ha acobardado y envilecido en masa, porque los verdaderos ciudadanos casi han desaparecido y porque existen demasiadas manadas de pobladores manipulados, chotos y chotas cargados de envidia que, azuzados por sus líderes, son capaces de agredir y linchar al adversario.
El mayor "atentado" del gobierno socialista de Zapatero contra España no es ya el fracaso económico, ni siquiera la elevación de la mentira y del engaña como políticas de gobierno, sino la enorme degradación moral de la sociedad española, consumada desde el poder para distraer la atención y para evitar que la gente descubra el bestial plan de ajuste que nos están imponiendo y que no ha hecho más que empezar, el aumento de la desigualdad, el auge del separatismo, alentado desde el poder, y la supresión de muchas conquistas sociales.
Ignorando que ellos son portadores y transmisores de las peores de las plagas, las del mal gobierno, la corrupción, el abuso de poder y el desprecio a unos ciudadanos que les piden a gritos que se marchen, luchan por convencernos que lo único importante sigue siendo la lucha contra los viciosos.
Gobernada de ese modo, España se está convirtiendo en una enorme pocilga.