Sin dudas, Labor pains es la versión más exagerada de esta reivindicación ya que la protagonista ni siquiera está preñada. Lo que primero aparece como torpe ocurrencia para evitar un despido laboral luego se convierte en descubrimiento de un estado que revierte la triste realidad.
A partir de esta gestación inventada, Thea conoce las delicias de sentirse (más) protegida, agasajada, querida, y algunos espectadores descubrimos los prejuicios de la mentalidad estadounidense. Por ejemplo, la imperiosa necesidad de acompañar el anuncio del futuro bebé con la noticia del compromiso de sus jóvenes padres (aunque esta declaración no se cumpla, el film de Lara Shapiro sí garantiza un final feliz con matrimonio incluido).
También sorprende el cambio de status que convierte a la empleadita ligera de cascos en mujer profesional, capaz de compromiso laboral y afectivo. La amenaza de ausencia paterna (o de hijo bastardo) desaparece enseguida gracias a la intervención de un príncipe azul que también es hado padrino.
En Un trabajo embarazoso / Casi embarazada también actúan el ¿ascendente? Luke Kirby (algunos lo recordarán de Tell me you love me) y la alicaída Janeane Garofalo (¿cuándo volveremos a verla en una buena comedia romántica?). La actuación de ambos podrían inspirar una tercera hipótesis sobre porqué el último estreno de Lohan sigue sin desembarcar en nuestras salas.