No es sólo que los terminales mediáticos del poder empiecen a suministrar los mensajes "salgan fuera, emigren, vayan a la vendimia, etc." O que la hayan emprendido subiendo impuestos, los costes del transporte, que estén recortando a los funcionarios y que ahora amenacen con la privatización de una de las pocas cosas buenas que existen en España: la sanidad, en un intento desesperado por recaudar dinero rápido, sin cambiar lo fundamental, lo que hay que cambiar, aunque no guste (el estado y la constitución).
También tengo en mi memoria aquella pregunta que le hizo Pedro J. a Rajoy, de cómo iba a resolver el problema del desempleo y éste se puso violento porque decía no entender lo que él mismo había escrito en una chuleta, tras unos momentos en que el silencio embarazoso, por su torpeza tardando en responder, daba a entender la ausencia real de estrategias en esta materia.
No es problema exclusivo del P. P. El PSOE tampoco tiene plan alguno. Si lo hubiera tenido, se habría dedicado a aplicarlo en la anterior legislatura en que disfrutó del poder. Se dedicó a gastar lo que no tenía y a repartir a unos y a otros de forma irresponsable y suicida.
Sin embargo, ambos partidos han recibido este año, conjuntamente, más de dieciocho millones de euros.
Los partidos del Congreso se repartieron 17,3 millones de euros en subvenciones para "funcionamiento" y seguridad durante tres meses.
Empieza a ser fastidioso cargar con una gastadera que no constituye inversión sino una rémora en el desarrollo presente y futuro de nuestro país.
No es de recibo, con la que esta cayendo, que los copiosos recursos asignados a estar organizaciones
no sólo no produzcan programas e ideas para la resolución de los problemas de la sociedad, sino que ya, de hecho, se están constituyendo dichos entes en un problema que impide sacar a España adelante.
Los partidos, según la constitución del 1978: "expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su es-tructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos."
En realidad ya no expresan tal pluralismo político, pues es notorio que los abstencionistas son la mayoría en nuestra sociedad y a éstos no los representa partido alguno. Tampoco es cierto que su estructura interna y funcionamiento sean democráticos, pues están dominados por un aparato caciquil
que es el que designa a unos y a otros para el gran pastel de los cargos públicos. Antes bien, llevan ya mucho tiempo generando oligarquía e inmovilismo.
El problema del desempleo, así como el de la vivienda, han sido dos cuestiones sistemáticamente abandonadas durante décadas de gobiernos "democráticos". La ley Boyer encareció el precio de los alquileres, imponiendo al pueblo un oneroso peaje por el hecho de existir y necesitar un techo, que
sin duda ha traído mucha maldición a nuestra tierra. Téngase en cuenta que en EEUU y en Alemania
la vivienda es en términos generales más económica que aquí.
¿Y si se aboliera la "ley Boyer" de arrendamientos urbanos de España?
Aquí el elevadísimo coste del alquiler empujó a la gente a preferir comprar una vivienda que vivir de alquiler, con el conocido argumento de que el que paga el alquiler (a no ser que sea un alquiler con
opción a compra) tira el dinero, en cambio el que paga su mes de hipoteca "invierte", y tras un periodo
de x años termina siendo el propietario.
Esta manera de pensar sin duda benefició a constructores, promotores inmobiliarios, políticos y financieros, que, en ausencia de un verdadero plan gubernamental de la vivienda (que hiciese accesible y económico el acceso a la vivienda de la gente menos pudiente) se lanzaron al lucrativo negocio de la venta de vivienda con financiación bancaria.
Si los partidos políticos no generan verdaderas respuestas, soluciones, a los problemas de los ciudadanos...¿para qué existen?
La respuesta es tan cierta como perversa: para colocar a su gente.
Los partidos están ya en su ocaso. Es difícil, cada vez más, que justifiquen con su ejecutoria el alto
coste con que el ciudadano tiene que soportarlos, si encima se muestran incapaces de aportar soluciones, como es el caso. He citado tan sólo dos problemas que de alguna forma nos han tocado a todos, como son el problema del paro y el de la vivienda. Durante décadas ambos problemas no han sido resueltos. Sucesivos gobiernos, instalándose en la retórica del aparentismo, se han mostrado incapaces de soluciones.
Si Vd. me dice: "es que la política no está para eso..." yo le responderé:
-Entonces...¿para qué mantener a un Leviatán de 400.000 tíos cuya única razón de existir es que puedan lucir traje y corbata y viajar en Audi?
Como dice el refranero español:
Gato que no caza, ¿qué pinta en casa?
No importa el color del gato, lo importante es que se coma a los ratones.
Los partidos deben aportar soluciones así como los gatos cazar ratones, si no, son un parásito que no debemos mantener. Deben generar programas, ideas y soluciones concretas a los problemas sociales
que se detecten. Si sólo son agencias de colocación de sus miembros, esto ha llegado al fin, esto no funciona ya. Sea por el abandono de los ideales, sea por el egoísmo humano de las personas que forman estas organizaciones, sea por el rechazo a un compromiso con los problemas
de la sociedad, anteponiendo la mera satisfacción corporativa por encima de su propio deber de servicio, para el que fueron elegidos. La retribución ha degenerado en un fin en sí misma, cuando
debería ser la consecuencia del trabajo bien hecho.
Todavía más: apuesto a que el actual partido en el poder no quiere adelgazar el mastodóntico estado de las autonomías porque eso significaría arrojar al desempleo a tantos y tantos miembros que ahora perciben sueldos derivados de los diferentes cargos en municipios, comunidades autónomas, organismos y fundaciones: este es el verdadero plan de empleo del pp: mantener a su gente chupando en el barco del estado, aunque éste, como el Titanic, se esté hundiendo sin remisión.
Ante la inercia nihilista de la Máquina, cuya única razón de ser es auto-reproducirse y crecer, los servidores públicos han dejado de creer en su función, en su servicio, para adherirse exclusivamente
a las ventajas adyacentes, dejando para otros el marrón de las reformas.
En este contexto, todas las acciones de desobediencia civil, que se están llevando a cabo por parte de grupos como el SAT y otros son absolutamente legítimas en una sociedad que no persigue a Rato, a Blesa, a Botín, a Narcís Serra, ni a Griñán, ni a Chaves ni a tantos y tantos dirigentes cuya mala gestión encima es premiada y legalizada por el estado cubriendo un tupido velo. No basta con poner a un chivo expiatorio, tipo Urdangarín, para que pague por todos. Todos los defraudadores, todos los abusadores deben pagar. Todos sin excepción. Caiga quien caiga. Y los partidos, si no están dispuestos al CAMBIO (supresión de las autonomías, del senado, de las diputaciones provinciales, referéndum
para la reforma de la constitución, reforma de la ley electoral, democratización interna, separación de los miembros recusados por corrupción, transformación del sistema de promoción interna, para que no sean los mediocres los que dominen la organización, etc. etc. etc.) deben empezar a colocar el cartel de "Cerrado por derribo", y reconocer de una vez por todas que han fracasado y están vendiendo humo, careciendo de vedaderas soluciones.
Tal vez entonces la ira del pueblo se calme y podamos construir de nuevo una sociedad. Más justa y más democrática. No la pesadilla que tenemos ahora. Y encima tener que soportar que lo llamen "democracia".
En cuanto a los gurús que ejercen de respetables en los medios, cobrando varias veces del sistema y por diferentes conceptos, su mensaje sería más eficaz si renunciaran a uno o varios de sus privilegios.
Realmente, en comunicación, son más importantes los hechos que las palabras. Si Vd. tiene coche oficial, y disfruta de varias pagas por su supuesta contribución al estado en épocas pasadas, renuncie
a estas ventajas y luego hable. Seguramente entonces alguien lo escucharía. Desde la ejemplaridad
los mensajes son escuchados. Desde la hipocresía no.
Por eso Jesús dijo: "Por sus obras les conoceréis".
El sistema: cómo funciona y nos dirige