El género Liquidambar incluye algunas de las especies arbóreas más espectaculares para decorar tu jardín.
Su gran porte y follaje rojizo en otoño los convierten en el foco de todas las miradas, ya sea en combinación con otras ejemplares en un parque o aislado como árbol de sombra en tu propio jardín.
Hoy nuestra ficha de plantas está dedicada a estos árboles del ámbar.
Conoceremos las principales características y usos del género Liquidambar y analizaremos en detalle su especie más característica en paisajismo, el Liquidambar styraciflua.
El género Liquidambar
Actualmente diferenciamos cuatro especies dentro del género Liquidambar. Todas ellas incluyen árboles de clima templado. Pueden sobrepasar los 30 metros de altura, tienen forma cónica y adquieren una gran envergadura.
Los Liquidambar son árboles resinosos, aromáticos y caducifolios. Tienen un gran colorido durante el otoño, que puede variar según la especie, el terreno y las condiciones climáticas.
Estos árboles del ámbar reciben su nombre de la resina que producen, que tiene el color del ámbar, y es usada como remedio natural en muchas culturas. Este bálsamo también se conoce como estoraque.
Estas son las especies de Liquidambar:
- L. acalycina: especie de origen chino
- L. formosana: de forma natural crece en zonas del sureste de Asia , especialmente en China.
- L. orientalis: especie que podemos encontrar en el Mediterráneo oriental.
- L. styraciflua: de origen americano, está muy extendida por todo el mundo como árbol ornamental.
La variedad Liquidambar styraciflua es la especie más utilizada en jardinería, por eso hoy nos centraremos en ella. A continuación podemos ver sus características y usos, cultivo, qué cuidados necesita y sus problemas frecuentes.
Liquidambar styraciflua: Características y usos
Nombre común: Liquidámbar, Liquidámbar americano, Estoraque, Árbol del ámbar, Árbol del estoraque, Ocozol, Ocozote
Nombre científico: Liquidambar styraciflua L.
Clase: Magnoliopsida
Orden: Saxifragales
Familia: Altingiaceae
Género: Liquidambar
Especie: L. styraciflua
Origen: Suereste de Estados Unidos, sur de México y otras zonas de Centroamérica.
Características del liquidámbar americano
Al igual que el resto de especies de su género, el Liquidambar styraciflua es un árbol de sombra, caduco y tiene un gran potencial decorativo gracias a sus hojas estrelladas con colores llamativos en otoño. Aunque tiene un crecimiento lento al principio, empiezan a desarrollarse rápidamente a los 3 o 4 años hasta que se estancan en la madurez.
No es apto para jardines pequeños, ya que alcanza un gran tamaño.
El árbol del ámbar se caracteriza por su tronco leñoso, que se ensancha al envejecer. Tiene grandes hendiduras corchosas en la corteza y su color está entre el marrón y el gris. De esta corteza procede el estoraque o ámbar líquido, resina aromática que da nombre a este árbol. Podemos ver de forma natural esta resina en invierno, cuando el árbol la segrega por sus brotes.
Otra de las singularidades de esta especie son sus hojas.
Similares a la del arce, las hojas del árbol del estoraque son palmadas y tienen entre 5 y 7 lóbulos con los bordes serrados. Pero lo más espectacular de su follaje es su color. En otoño el liquidámbar americano tiñe su copa, antes verde, de colores que varían desde el amarillo y el naranja al rojo burdeos y hasta tonos violetas.
Esta especie es monoica y florece en primavera. Sin embargo, sus flores no son muy vistosas. Lo que si llama más la atención son sus frutos, unas cápsulas de semillas de forma esférica, pinchos y aspecto leñoso que se mantienen en las ramas incluso tras la caída de las hojas.
Usos del liquidámbar
El principal uso de esta especie es el ornamental. Es muy apreciado por los paisajistas como árbol decorativo que se presenta aislado en jardines medios y grandes. Podemos encontrarlo frecuentemente en parques y en alineación de calles amplias. Además, es perfecto como árbol para dar sombra tanto por su tamaño como por su gran envergadura.
¿Cómo plantar un Liquidambar styraciflua?
El principal aspecto a tener en cuenta cuando queremos cultivar un árbol del ámbar es su localización. Puesto que esta especie alcanza un gran tamaño, debemos dejar un espacio suficiente (entre 6 y 8 metros) que le permita desarrollarse.
Las raíces del liquidámbar americano son muy delicadas, por lo que se recomienda no trasplantarlo. En caso de necesidad hay que esperar a que las raíces sean fuertes y soporten el cambio.
La forma más eficaz de cultivar la Liquidambar Styraciflua es a través de sus semillas, que tienen letargo interno, y para ello la mejor época es en otoño. Ten en cuenta que si utilizas este método tardarás en ver florecer el árbol, ya que su crecimiento inicial es lento.
Pero también podemos usar otras técnicas, como el acodo (mejor en primavera) y el esqueje (en verano).
Los cuidados que necesita el Liquidambar styraciflua
Todo el género Liquidambar es muy resistente y no implica un gran mantenimiento. Aún así, hay una serie de cuidados que debemos tener en cuenta a la hora de mantener estos árboles con su mejor aspecto.
El liquidámbar sufre con suelos pobres y prefiere los que son fértiles y algo ácidos, que favorecen colores más llamativos en otoño. Además, debes mantener el suelo siempre bien hidratado, con agua a poca profundidad y un buen drenaje.
Como ya hemos dicho, no le gustan los trasplantes.
Tampoco necesita poda, aunque sí se deben eliminar las ramas muertas. La época más adecuada para ello es el otoño y nunca deben ser podas muy agresivas.
El árbol del ámbar crece mejor en climas templados, y necesita una exposición a pleno sol o con poca sombra. Sin embargo no es conveniente plantarlo en zonas costeras ya que sufre con la salinidad.
¿Qué problemas puede sufrir el Liquidambar styraciflua?
El liquidámbar resiste bien condiciones adversas como el frío y la contaminación. Al madurar resiste bien las heladas y el viento.
Normalmente tampoco se ve muy afectado por las tradicionales plagas del jardín.
Principalmente hay que vigilar que no aparezcan orugas e insectos chupadores de la savia. Los podemos reconocer por los surcos que dejan en el tronco.
Otro problema frecuente en el árbol del ámbar es un suelo inapropiado. Esto le puede causar manchas en las hojas, su madera puede pudrirse e incluso puede padecer clorosis del hierro si los suelos son muy alcalinos. Para evitar posibles daños lo mejor es mantener el terreno húmedo y bien abonado.