Y si esos atardeceres se acompañan de una Súper Bock, pues mucho mejor. Y es que en verano, con tantos miradores y tanta cuesta, esta cerveza típica portuguesa hace que uno recupere el aliento con más eficacia.
Vistas de la desembocadura del río Tajo y del Puente 25 de abril.
Antes del tour, vamos a tratar un asunto vital: el turismo gastronómico. Nosotros viajamos a Lisboa con las recomendaciones de Alexandra Pena, lisboeta y una de mis fotógrafas preferidas. Así que, como era de esperar, no fallamos.
Si no quieres el aperitivo que te sirven por defecto, pide que te lo retiren sin pudor.
En la Rua Augusta nos desvalijaron con cuatro aceitunas y un Oporto.
En el Castillo de San Jorge pasamos prácticamente una tarde entera.
Cuando cae el sol la ciudad adquiere nuevos matices.
Merece la pena contemplarala desde aquí.
Cola para entrar al Castillo
Vistas desde el castillo.
LA BAIXAEs el barrio más céntrico de Lisboa y conserva el mismo trazado que en su día concibiera el Marqués Pombal cuando reconstruyó la ciudad tras el terremoto. Alberga un gran número de comercios, hoteles y restaurantes. Bajando por la Avenida da Liberdade, una de sus arterias principales, llegamos a la Plaza de los Restauradores, en cuyo centro se encuentra un obelisco que conmemora a quienes en 1640 se rebelaron contra los españoles.Plaza de los Restauradores
A pocos metros se encuentra la Plaza del Rossio, el centro neurálgico de la ciudad, donde se ubican los puestos de las floristas que dieron los claveles a los soldados un 25 de abril de 1974, día en que se puso fin a la dictadura salazarista.Plaza del Rossio
Entraña la estación más antigua de Europa, la del Rossio, ataviada con una recién restaurada fachada neomanuelina.Estación del Rossio
Junto a la estación se encuentra el café Nicola, uno de los más célebres de la ciudad, donde se puede degustar una bica o pastelitos de nata, que recuerdan a los pastéis de Belém pero son totalmente distintos, y la Pastelería Suiza.Y a unos pasos de la plaza divisamos el Elevador de Santa Justa. Este híbrido de transporte, ascensor, mirador y atracción, no solo permite contemplar Lisboa desde una perspectiva excelente sino que, además, es una buena opción para subir de la Baixa al Chiado.
Nuestro homenaje en Casa de Alentejo se basó en
pescados en todas sus variantes.
BELÉMSe trata de un barrio muy representativo, ideal para pasear junto al río, para regocijarse en sus numerosas zonas verdes y, cómo no, para admirar dos de las joyas arquitectónicas más importantes de Portugal: el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belem, ambas de estilo manuelino. El primero, diseñado por el arquitecto Diogo de Boitaca, fue encargado por el rey Manuel I de Portugal (1515-1520). Por su parte, la Torre es obra de Francisco de Arruda.
Ambos, el monasterio y la torre, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad, definido por la UNESCO desde 1983.
Y si la UNESCO valoró estos tesoros, miles de visitantes admiran y saborean diariamente los deliciosos -me quedo corta con este calificativo- pastéis de Belém, los más famosos de Portugal. Se sirven calientes y están elaborados de hojaldre, crema, y canela espolvoreada en su superficie. En este vídeo se airean sus secretos. Advertencia: el vídeo genera ansiedad.
También en Belém se encuentra el Monumento a los descubridores, todo un espectáculo en forma de carabela, que se construyó en 1960 para conmemorar el quinto centenario de la muerte de Henrique el Navegante.
EL CHIADO
Es la zona más comercial, especialmente una de sus calles más transitadas: la Rua Garret. Paseando por ella llegamos al café do Brasil, donde hicimos un alto en nuestro camino para tomar una Súper Bock -no sabe nadie el calor que hacía-.
Pero lo que más nos gustó de el Chiado fue el Restaurante Sacramento: comida creativa, típica lisboeta, luz tenue -en tonos rojos-, vino excelente -buenos asesores-, un servicio estupendo y decoración tipo bodega. Nos lo recomendó nuestro amigo Juan Luis y acertó de pleno. Está en el puesto 10 de los 722 restaurantes que recoge Tripadvisor. Nuestro homenaje -que no cena- consistió en un pulpo espectacular y en unas plumas de cerdo con verdura sensacionales, postre impresionante, vino y café. Y todo por 23 euros/persona.
ALFAMAEs el único barrio que no se vio gravemente perjudicado por el terremoto que devastó la ciudad en 1755, lo que explica que conserve la esencia de lo que fue durante la época musulmana.
Está repleto de casas de fado donde cantan estrellas de esta melancólica canción portuguesa, lo que lo convierte en todo un imán para el turismo. El precio de la cena-espectáculo oscila entre los 20 y los 30 euros, aunque los vimos también más caros.
Alfama se puede comenzar a visitar partiendo del Castillo o desde el citado Mirador de GraÇa. Es famosa por sus calles, encantadoras, coloristas y angostas, que desprenden un fresco aroma a ropa tendida.
En La Alfama abundan las cuestas empinadas y las vertiginosas escalinatas.
BARRIO ALTOAmbiente nocturno, restaurantes, tiendas, miradores y hoteles constituyen este laberinto situado entre el norte de Baixa y el Chiado, en el corazón de una de las colinas de la ciudad.En él no faltan las casas de fados pero, con o sin espectáculo, casi todos los restaurantes tienen una pinta estupenda. Nuestro favorito: el Tapas-bar 28, ubicado en una callejuela preciosa. Tras la cena, una buena opción es tomar una copa en El Pabellón Chinese, el preferido de Tony Blair -según su blog- o en cualquiera de los bares que se llenan hasta la bandera en el barrio.
Se puede acceder al Barrio Alto mediante el Elevador de Gloria. Y hablando de elevadores y transportes, es indispensable viajar en el emblemático tranvía 28. Por más que su madera chirríe, síntoma de su vejez, éste tranvía es toda una institución en Lisboa, especialmente para el turista, que difícilmente encontrará un método más mítico para hacer una primera toma de contacto.
PARA TENER EN CUENTA:
- Las recomendaciones de cafés y restaurantes de la revista Viajar para nosotros fueron determinantes.
- El post de crónicas viajeras, ¡que me encanta!.
- La entrada sobre Lisboa de Los viajeros es de lo más completa y las fotos son maravillosas.
- La Expo provocó el nacimiento de cientos de hoteles modernos, fabulosos, con vistas preciosas y a precios excelentes. Nosotros optamos por el Eurostar Das Letras, porque lo encontramos ofertado al 50%.
- Disfrutar de las vistas que brinda El Cristo Rey, réplica de El Cristo Redentor de Río de Janeiro.