Lita Cabellut

Publicado el 20 diciembre 2016 por Monpalentina @FFroi
La lluvia cae sin cesar desde hace días en la ciudad de Barcelona y los pies descalzos de Lita se hunden en el lodo. El humo de las chimeneas que calientan los hogares se mezcla con la llovizna haciendo más negra la triste vida de la pequeña. La gente va y viene malhumorada bajo el paraguas sin fijarse en sus pequeñas manos amoratadas por el frío que extendidas han de seguir mendigando por las Ramblas y en el mercado de la Boquería. Es un ser invisible para los que pasan, alguien que pertenece al mundo de los olvidados. Niebla sucia y húmeda que le hace toser y se le incrusta en el alma. 


Niebla que envuelve la mirada de la abuela con un corazón de hielo, la codicia le corroe y desconfiada le arranca hasta el último céntimo. ¡Ay el día que regrese sin el jornal completo!
Y no es fácil conseguirlo, nunca ha sido fácil la vida de Lita desde que su madre, prostituta, la abandonó al nacer, para dejarla con una abuela que la utiliza como moneda de cambio. No conoce el calor de un abrazo, nunca le han dado un beso ni ha sentido el más leve roce de una mano comprensiva, no sabe de palabras como “te quiero”. Es niña de la calle y no se queja. Se sorbe las lágrimas que silenciosas surcan sus mejillas morenas cuando sus ojos negros se quedan absortos ante esos niños que, con sus libros, van camino del colegio. A ella se lo ha prohibido su abuela y es lo que más desea.
La vida dickensiana de Lita empezó a cambiar cuando a los ocho años fue internada en un orfanato al fallecer la abuela. Y la suerte, por fin, le dio la cara cuando a los 13 una familia la adoptó y la llevó a visitar el Museo del Prado. Su duende gitano se despertó, levantó las telas negras y grises que le atenazaban por dentro y por primera vez vio la vida en color al descubrir ese medio de expresión visual que lleva a plasmar lo que un artista está sintiendo. ¡Sería pintora! Y con la determinación del carácter propio de una superviviente, era analfabeta y disléxica, luchó por conseguir su sueño.
Su pintura impacta por el desgarro que conlleva. Los perdedores e invisibles de esta sociedad son los que protagonizan sus cuadros. Es la voz de los sin voz. Siempre sus pinturas tienen líneas, grietas, marcas que estorban para apreciar la delicadeza y finura con que pinta a sus personajes. Son esos brochazos que señalan las cicatrices que a cada uno le va dejando la vida. “Pero no creo que mi pintura sea pesimista. Al contrario, intento acariciar con ternura y belleza al feo para convertirlo en terciopelo” decía en una entrevista que leí en El Confidencial.
Hoy, afincada en La Haya, Lita Cabellut es la artista española mejor cotizada y  uno de los artistas más cotizados del planeta. ¡Pero qué poco conocida es en su tierra!
“La verdad es que no lo entiendo. Mi arte es muy español y yo soy profundamente española. Siempre en todo el mundo me presentan como la pintora española. Pero en mi casa, España, todavía no reconocen mi nombre”.
 
De la sección de la autora en "Curiosón": "Retazos de vida" @MPMoreno2015