Vampire Tales #4 | 352pp
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Durante las próximas 23 horas no habrá indultos, clemencia, ni reducción de pena por buen comportamiento. Encerrada en una prisión de máxima seguridad, Laura Caxton, ex agente de policía y cazavampiros, tendrá que vérselas con una multitud de asesinas y reclusas condenadas a muerte que no tienen nada que perder... y mucho tiempo que matar. Caxton siempre ha sabido cuidar de sí misma, incluso entre rejas, pero pronto aprenderá que una amenaza aún mayor que el resto de reclusas se ha colado entre los barrotes para atraparla. Justinia Malvern, la vampira más antigua del mundo, ha establecido allí su residencia y se fortalece mientras asalta a las reclusas como si éstas fueran su banco de sangre particular. La astuta vampira sabe cómo buscarle las cosquillas a Caxton y la enfrentará a un ultimátum que no podrá ignorar. Ahora Laura dispone sólo de 23 horas para enfrentarse al desafío de la vampira y sobrevivir a la compañía de las reclusas... 23 horas para llevar a cabo un último y desesperado intento de proteger al mundo de la maldad de Justinia.
Comencé esta saga leyéndome 13 balas sin ningún tipo de expectativa. Ni siquiera sabía lo que iba a ocurrir a los años siguientes, en los que me vería enganchado a 99 ataúdes, la continuación directa, y Vampiro Zero, la tercera parte de la saga. Hoy destriparé 23 horas, la cuarta entrega de una historia que me ha entretenido, emocionado y enganchado desde el principio hasta el final. Si viajara al pasado y me viera a mí mismo interesado por 13 balas, me hubiera instado a leer aquella novela aún con más ansias, porque por nada en el mundo me arrepentiría de haber comenzado con Vampire Tales, la saga vampírica del terrorífico David Wellington.
23 horas promete dejarte sin aliento. La historia comienza justo unos meses después de que Laura Caxton haya sido detenida y condenada a pasar una larga temporada en la prisión estatal de Marcy, donde se está preparando un salvaje motín. Laura se encontraba sentada tranquilamente, mirando su plato de sopa, cuando la guerra estalló. Lo que nunca imaginó, es que todo aquello terminaría con un baño de sangre en la que ella, una antigua cazavampiros entrenada por el mismísimo Marshal Arkley, sería la estrella protagonista. Esta novela se sale de la línea general de la saga, pues el protagonismo inicial de Laura, se ve dividido en dos para prestarle especial atención a Clara, la novia de Laura. Viviremos dos puntos de vistas que llegarán a encontrarse en ciertos momentos cumbres de la novela y, por si fuera poco, conoceremos los entresijos de una de las cárceles de máxima seguridad del estado de Pennsilvania. David Wellington ha sabido mantener la intriga y el interés del lector durante cuatro libros y justo en este, se luce, y convierte las páginas de 23 horas en un aperitivo imposible de soltar, no sin antes haber acabado y averiguado qué pasará con nuestros protagonistas. ¿Qué podemos esperar de un súper-motín en una cárcel de máxima seguridad? Imaginad la escena: os persiguen y no tenéis a dónde ir. Estáis encerrados en una celda y todos vuestros “amigos” se han convertido en enemigos o han sido devorados por unos monstruos salvajes. Estáis solos y no queréis morir, así que haréis lo que haga falta por escapar… Suena tentador, ¿Verdad? Como no quiero arruinaros las sorpresas, sólo os aseguraré que la acción es trepidante, orquestada maravillosamente por unos giros argumentativos sublimes y unos finales tipo Cliffhanger que quitan el aliento. La saga no ha perdido fuelle y nos renueva todas las hipótesis sobre el posible final de Justina, la vampira más milenaria y malvada que ha pisado la tierra. Pero a los que no habéis leído 13 balas, nada de esto os importará; lo que sí debería importaros es que, si andáis buscando una novela de vampiros salvaje, sangrienta y llena de movimiento, Vampire Tales es una buena opción (una grandiosa opción). Tiene intriga, tiene acción trepidante, tiene romance, tiene personajes con chispa y miles de pliegues en los que profundizar, tiene garra y gancho y los vampiros son una reinvención total del mito vampírico de Bram Stocker, con múltiples características nuevas que iremos descubriendo paso a paso, junto a Laura, la cazadora de vampiros. Lo que más me ha gustado de 23 horas es el ambiente claustrofóbico y laberíntico que nos aporta la cárcel estatal de Marcy, con sus pasillos oscuros y la inaccesibilidad a las armas tan necesarias para enfrentarse a tus enemigos; también he disfrutado como enano de la relación de las dos protagonistas, Laura y Clara, quienes ven muy negro su futuro en común como pareja (teniendo en cuenta que la cárcel es un duro bache que sortear). Pero si tuviera que deciros un punto flojo del que cuidarse, os advertiría de que las primeras 100 páginas pueden hacerse difíciles: el motivo es siempre el mismo, puesto que el autor dilata y desarrolla la acción muy lentamente, hasta que todo estalla en un verdadero bombardeo de secuencias aniquiladoras.
23 horas es una tercera parte digna de formar parte de Vampire Tales, pues mantiene en vilo al lector y nos sorprende con un final abierto y tenso que deberá resolverse en 32 colmillos, última parte de la saga. Si no sois fanáticos de David Wellington, yo os recomendaría empezar pronto 13 balas y dejaros embargar por la emoción de la sangra palpitante que tanto ansían estos feroces vampiros.