Literatura | 32 Colmillos, de David Wellington

Publicado el 09 junio 2012 por Mientraslees
Después de cuatro libros de acción demoledora y vampiros asesinos por doquier, llegamos al final de esta saga que tanto me ha hecho disfrutar en estos años, llegamos a 32 colmillos, el brutal desenlace. Pongámonos en situación: la protagonista es Laura Caxton que, antes de todo este rollo de los vampiros, era tan sólo una poli de tráfico. Sin comérselo ni bebérselo, termina convirtiéndose en la única cazavampiros que queda en el mundo y que, para acabarla de coronar, está en busca y captura porque se ha escapado de Marcy, una cárcel de máxima seguridad. Su único objetivo es reventar a Justina y hacerla desaparecer de la faz de la Tierra. Ahora tiene su oportunidad, después de más de cuatro años de lucha, por fin, todo llegará a su fin. Minotauro | Marzo 2012
Vampire Tales #5 | 448pp
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Laura Caxton lo ha perdido todo en el transcurso de su lucha contra Justinia: la vida de su familia y amigos, su libertad... puede que hasta su humanidad. Pero incluso ahora, reducida a una existencia solitaria como fugitiva, Laura no se rendirá. De hecho, tiene un plan que obligará a Justinia a ir a por ella y que provocará que las dos enemigas se enfrenten por última vez. Pero Justinia es astuta y también tiene sus planes, planes que incluyen a algunos de los amigos supervivientes de Laura, un batallón de policía y un ejército de esclavos no muertos. Tras 13 balas, 99 ataúdes, Vampiro Zero y 23 horas, 32 colmillos cierra la serie Vampire Tales de David Wellington de manera espectacular.
Después de cuatro libros de acción demoledora y vampiros asesinos por doquier, llegamos al final de esta saga que tanto me ha hecho disfrutar en estos años, llegamos a 32 colmillos, el brutal desenlace. Pongámonos en situación: la protagonista es Laura Caxton que, antes de todo este rollo de los vampiros, era tan sólo una poli de tráfico. Sin comérselo ni bebérselo, termina convirtiéndose en la única cazavampiros que queda en el mundo y que, para acabarla de coronar, está en busca y captura porque se ha escapado de Marcy, una cárcel de máxima seguridad. Su único objetivo es reventar a Justina y hacerla desaparecer de la faz de la Tierra. Ahora tiene su oportunidad, después de más de cuatro años de lucha, por fin, todo llegará a su fin.

Teniendo en cuenta que es el libro final y que han pasado dos años después de 23 horas, la acción nos sitúa en Clara, la novia (bueno, exnovia) de Laura Caxton. La pobre chica no sabe qué hacer con su vida, pues trabaja como forense pero, a la vez, en el cuerpo de policía la tienen totalmente fuera de juego. Todo cambia cuando una noche se reencuentra con un siervo de Justina, siendo ésta la máxima prueba de que la vampira sigue con vida y que está planeando algo. Cuando David Wellington nos introduce en la nueva trama y nos cuenta lo que ha pasado mientras estábamos fuera, podemos decir que ya ha comenzado la novela. Esta introducción se nos puede hacer lenta porque requiere tiempo e información que nosotros NO necesitamos (en verdad sí, pero lo que realmente queremos es pimpampum y acción a raudales con sangre y vísceras y esas cosas), sin embargo, el señor Wellington nos entretiene magníficamente con unos textos en cursiva que aparecen de vez en cuando: en ellos, encontraremos la historia de Justina, contada con sus propias palabras, desde que era una niña en el año 1702 hasta la más rabiosa actualidad. Estos relatos en primera persona de una vampira son tremendamente interesantes y, sin temor a equivocarme, puedo asegurar que fue lo que más me engatusó de 32 colmillos. Conocer la historia desde los ojos de un vampiro es algo poco común, más teniendo en cuenta las características especiales de Justina. Pero por la parte de Laura, ella en esta novela queda bastante al margen, no aparece en plena forma hasta bien avanzada la novela y es Clara quien nos guía la mayor parte del tiempo. La trama se sostiene solamente porque sabemos que éste será el final y queremos saber qué pasará, quién ganará y cómo lo logrará. De resto, el libro no tiene mucho más que ofrecernos, porque más bien es un último paso hacia un final demasiado esperado. Por otro lado, la acción se torna precipitada y algo extraña cuando llega, porque David Wellington ha decidido darle protagonismo a la magia de los brujetos (una mezcla de brujos y paletos muy tierna) que ya conocimos en entregas anteriores. Estos personajes, aunque carismáticos, nunca terminaron de convencerme y que la magia tuviera tanto protagonismo en este apoteósico final, me decepcionó un poco. Sin embargo, la cosa se soluciona en las últimas 100 páginas, cuando sabemos que Justina y Laura Caxton volverán a verse las caras y, esta vez, por última vez. En general, 32 colmillos no es un mal libro: nos ofrece lo que tanto habíamos esperado y cierra de forma definitiva una muy buena saga que me ha dado grandes momentos. Pero eso no elimina la sensación de que este libro “sobraba”, en cualquier caso; me daba la impresión de que David Wellington había estirado demasiado la idea y que podría haberla terminado en 23 horas perfectamente. No fue así, y la calidad excelente de la saga se ha resentido en este último tomo.

Puede que 32 colmillos no sea el mejor de la saga Vampire Tales, pero es digno de llevar su nombre porque pone final a un enfrentamiento que nos ha mantenido en vilo en todo momento. Tanto Laura y Clara, como Justina, serán las protagonistas indiscutibles de esta entrega en la que se cerrarán por fin todas las cuestiones que quedan abiertas. Os invito, nuevamente, a darle a esta saga la oportunidad de vuestra vida para que descubráis por qué mis anteriores reseñas rezumaban entusiasmo. Yo ya me he despedido, casi con lágrimas, de esta aventura que ha llegado a su fin. Ahora os toca a vosotros empezar la vuestra en 13 balas. Sólo puedo decir que… os cuidéis las espaldas.

David Wellington es un autor estadounidense que nació en Pittsburgh, Pennsylvania, en 1971. Aficionado desde joven a las películas de George Romero y a todo tipo de literatura de terror, desde Stephen King hasta Edgar Alan Poe, se ha convertido en creador de historias apocalípticas sobre zombies y vampiros. Estudió en la Universidad de Syracuse donde se especializó en escritura creativa, y también tiene un máster en Biblioteconomía por el Instituto Pratt, lo que le llevó a un puesto de trabajo como archivista para las Naciones Unidas en Nueva York. Comenzó a hacerse conocido publicando de manera seriada por internet, obteniendo una gran aceptación de crítica y de lectores y convirtiéndose en un fenómeno de culto, lo que le llevó a publicar su serie en papel (la trilogía zombie de Monster Island, Monster Nation y Monster Planet); sistema que ha mantenido también para sus novelas posteriores.(Fuente: Lecturalia)