Literatura con sci-fi

Publicado el 20 octubre 2010 por Belanov
   Fresán es atípico. Es atípico que exista una persona capaz de escribir tantos artículos, tantos prólogos, tantas críticas. Es insólito que además escriba novelas y, encima, dirige una colección de novela criminal (Roja & Negra).
Este hombre, además, tiene más novelas escritas, que lo sé, y que espero que saque ya a la luz. ¡Sácatelas, Fresán!¡Sácatelas!Por lo pronto, mi Fresanmanía me llevó a releer El fondo del cielo, su última novela publicada. Mi memoria, una maldita escurridiza, decía que era muy buena, que había algo de genial en esa novela pero no recordaba qué era. Realmente, a penas recordaba la trama. Tal vez ni siquiera la entendiese en su momento, así que le retomé.
Pero qué digo ahora del libro. Bueno, me temo que citaré a Fresán: es una novela de amor con traje espacial. Una historia de amor heterodoxa, universal/espacial/(a)temporal (en todos los sentidos), extraña, larga e intensa. Pero todo esto realmente no importa demasiado. O sí en la medida en que toda la historia se adapta al estilo (o viceversa). Lo que quiero decir es que lo mejor del libro no es lo que cuenta, sino cómo está escrito, cómo trata Fresán a cada frase, a cada página. Es una novela de una calidad altísima, una que cuida los detalles, una en la que no se pueden saltar páginas porque, aunque no pierdas nada de la historia, perderás parte de la escritura, de la prosa delicadísima de Fresán. (¡Cásate conmigo, Fresán!) Decíamos que el libro "va" de una historia de amor. Pero el amor implica a tres personajes muy singulares.
1) Isaac Goldman, joven judío, hijo de un rabino que muere en circunstancias extrañas (extrañas no como en una novela policial sino porque se tiró de un edificio y que muriese no es nada extraño, lo extraño es que aparentemente estaba volando y perdió la concentración). Es el narrador de la primera parte del libro y el primo y amigo del segundo personaje, Ezra Leventhal. Es un apasionado de la ciencia-ficción, pero el que nos cuenta todo esto realmente es el viejo Isaac rememorando todo su pasado a raíz de un suceso, El Incidente.2) Ezra Leventhal es un personaje paralelo al de Isaac aunque en cierto sentido es su lado opuesto. Funciona casi como un Döppleganger o doble o gemelo malvado. Pero no es su gemelo, es diferente. También llega y vive a través de la ciencia ficción pero su forma de percibirla es bien diferente. Representan en cierta forma dos modelos:
Y es que la amistad es una fuerza extraña que nos potencia a la vez que nos anula con la necesidad de sentirnos lo más cercanos y lo más parecidos al otro. Cuando en esa misma amistad interviene, además, la fuerza unificadora de la sangre, entonces todo el asunto se vuelve mucho más poderoso.
Aunque, claro, el resultado obtenido es el de una similitud engañosa; porque nada más diferente había, entre Ezra y yo, que los motivos que teníamos ambos para interesarnos por la ciencia-ficción.

3) Ella: ella es un misterio cuyo nombre no necesita ser revelado, es el personaje más en la sombra y el más luminoso por diferentes motivos que no pienso contar y que la lectura desvelará. Será ella quien cierre el triángulo entre un amor casi perfecto entre aquellos dos chicos que presenciaron el surgimiento de la ciencia-ficción y que con ella se dieron cuenta de que podía ser algo diferente. Algo diferente al absurdo de la sci-fi clásica, de Asimov y Clarke. Ella es todos los tiempos en uno, por lo menos todos los tiempos de la historia. Ella empezaba y terminaba en sí misma.
La narración está cronológicamente alterada, el tiempo no es lineal, pero para aclararlo distinguiremos tres fases de las cuales la principal es la primera:A) Los Lejanos. En un momento en el que empezaba a aparecer la ciencia-ficción, tiempos en los que el futuro parecía acercarse o más bien ellos parecían acercarse al futuro, varios jóvenes comienzan a reunirse para hablar de ficciones, discutir sobre futuros, tecnologías y espacio. Adolescentes buscando un lugar. Ahí aparecen Ezra e Isaac, que habían creado una pequeña revista de culto. Aquí aparecerá ella, aquí surgirá un amor que atravesará todos los tiempos y los espacios. Pero el triángulo será imposible y habrá entonces una ruptura. 
Y me pregunto si existirá algo más sci-fi que la súbita irrupción del virus del amor en el hospital de la juventud, de esa presencia extraterrestre que de golpe y sin aviso te posee y te convierte en un cosmonauta en trance.
Ese primer amor que será siempre el primero. Y que se las arreglará para perpetuarse en sucesivos amores, como una voz al fondo del agujero negro de un pozo en cuyas aguas, sumergidos, se ahogan los reflejos de las estrellas, ahí arriba.
Ese amor que todo lo inicia y que te derriba para hacer que asciendas envuelto en los giros de un rayo curvo e invisible que pone a temblar a las agujas de todos los detectores de energías extrañas.
Ese amor que de pronto te hace tan frágilmente invencible, tan delicadamente inmortal.

B) La separación: melancolía, despecho y sacrificio. 3 direcciones en las que salen disparados los personajes cuyos destinos forman la parte más narrativa de la novela, 3 personajes que adoptan distintas soluciones ante la imposibilidad del amor o tal vez ante la imposibilidad de dejar de amar y en cierta forma, cada uno desarrolla una epopeya propia con los restos de su amor pero que sigue uniendo a los 3, que los sigue marcando de una forma singular hasta el final.
C) El fin del mundo: (comentario eliminado por el autor)
La ciencia-ficción, pues, es un perfume (me temo que lo dijo ya Rodrigo) en esta novela. No es una novela de marcianos, no anticipa naves ni armas interespaciales. Es una novela que describe, en su mayor parte, acontecimientos más o menos trascendentes, escenas, con un lenguaje inspirado en la ciencia-ficción pero que tiene detrás a Proust y a Navokov, para qué engañarse. Es una novela que homenajea a Philip K. Dick y a Kurt Vonnegut pero que sobre todo homenajea a Fresán como escritor, como alguien que pudo escribir una historia sobre un elemento alien, el amor, y sobre el tiempo, la persistencia de la memoria, los actos que modifican el futuro de forma decisiva y el fin del mundo.
Ver a alguien a quien no vemos desde hace años equivale a ver el tiempo.
Mi memoria es como una nave espacial girando en una órbita muerta alrededor del pasado.