También se rastrean referencias en la India, donde se enfatiza su carácter ritual como se establece en el Átharva Veda, texto en el cual destaca la forma de preparación, que contempla: el bhang, una preparación de las hojas usadas en bebidas como la bhang lassi, que toman los devotos shivaístas antes de visitar templos importantes, la gañya (o botones florales) y el charas (resina pura). Estos dos últimos se fuman en un chillum o pipa recta.
En Occidente se considera a Herodoto como el primer cronista que da pistas en Los nueve libros de la historia acerca de la marihuana, cuando asegura que los escitas tenían por costumbre arrojar una hierba sobre piedras calientes y se embriagaban inhalando sus vapores.
Pero fue Marco Polo quien desató la curiosidad entre los europeos al revelar la existencia del misterioso “Viejo de la montaña” y su jardín de las delicias, donde bellísimas huríes otorgaban sus favores a hombres escogidos, que estaban bajo el influjo de una droga poderosa (hachís), quienes después se convertían en asesinos al servicio incondicional del Viejo, con tal de retornar a su paraíso en las alturas.
Este Viejo –según algunos estudiosos- sería el mismo Hasan-i Sabbah (Qom, Irán, 1034? - Alamut, 12 de junio de 1124), también conocido como "El Viejo de la Montaña", un notable reformador religioso, autor y precursor de la "nueva" predicación o da'wa de los ismailitas nizaríes, que pretendía reemplazar la "antigua" da'wa de los ismailitas fatimíes de El Cairo. Es conocido sobre todo por haber sido el inspirador y jefe de los llamados hashshashín (palabra que ha pasado a numerosas lenguas como "asesino") o Secta de los Asesinos, ya que la comunidad que fundó y dirigió utilizaba con frecuencia el homicidio político como estrategia. La mayor parte de los datos sobre Hasan y sus seguidores proceden de sus enemigos, ya que la documentación generada por la secta fue destruida por los mongoles cuando arrasaron la fortaleza de Alamut, sede de la misma.
Ya en la época moderna quizás el trabajo literario más famoso sobre la marihuana sea el clásico The Hasheesh Eater: Being Passages from The Life of a Pythagorean, del gringo Fitz Hugh Ludlow, quien describió sus experiencias personales con la cannabis índica. Tampoco puede omitirse a J. J. Moureau, quien publicó un estudio sobre la marihuana, y además fue el gran animador del círculo literario llamado Le Club des Hashishins en cuyas reuniones en París se consumía una variedad de hashish llamada dawamesk. Pertenecieron a este club Charles Baudelaire y Théophile Gautier, quienes literaturizaron sus experiencias con la hierba.