Literatura infantil

Publicado el 02 mayo 2012 por Alma2061

Literatura infantil
¿Sabías que los libros infantiles son un fenómeno relativamente reciente? Prácticamente hasta el siglo XIX, los autores no pensaban en los niños a la hora de escribir sus obras. Eso no quiere decir que antes de esa época no hubiera libros interesantes y apropiados para los niños; pero sus autores no los escribieron pensando en ellos. ¿QUÉ SE ENTIENDE POR LITERATURA INFANTIL? La literatura infantil incluye libros muy diversos, desde obras clásicas de la literatura a libros ilustrados y relatos de fácil comprensión escritos exclusivamente para los niños. Los géneros más frecuentes y más apreciados por los más pequeños son los cuentos de hadas, las fábulas, las canciones de cuna y los cuentos populares, transmitidos, generalmente, de forma oral. ¡Seguro que muchos de los cuentos que sabes te los han contado tus abuelas o abuelos! PRIMEROS TIEMPOS Muchas obras que en un principio no fueron escritas para los niños han servido como lecturas infantiles desde hace mucho tiempo. ¿Qué libros se elegían para los niños? Sobre todo, aquellos que podían tener un contenido moral o didáctico, es decir, que podían servir de enseñanza o permitían aprender normas de conducta o comportamiento. En particular, eran populares las fábulas, esto es, los relatos protagonizados por animales que hablan y cuyas acciones pueden servir de ejemplo para que los niños entiendan lo que deben hacer y lo que deben evitar. Entre los autores más famosos de fábulas están el escritor griego Esopo y el francés Jean de La Fontaine. Muchas veces las fábulas están escritas en verso. Seguro que conoces muchas fábulas. ¿A que alguna vez has leído o te han contado la del cuervo y la zorra? ¿Te acuerdas de la fábula de la cigarra y la hormiga? La cigarra pasa todo el verano divirtiéndose, mientras la hormiga se preocupa de almacenar alimentos para el invierno. Al final, cuando llega el mal tiempo, la cigarra pasa mucha hambre, pues no encuentra nada que comer, y tiene que pedir ayuda a la hormiga. Como ves, además de contar una historia, la fábula presenta siempre una enseñanza de tipo moral. En este caso, se nos dice que, en esta vida, además de divertirse, hay que trabajar. Una de las primeras obras escritas pensando en los niños es Mundo visible en dibujos (1658), del humanista Comenio, que presentaba una novedad de enorme importancia para el futuro, pues acompañaba cada palabra de una figura. De alguna manera, puede considerarse el primer libro ilustrado para niños de la historia. EL SIGLO XVIII A finales del siglo XVII y durante el XVIII se publicaron tres obras que, a pesar de que no fueron pensadas para los niños, se convirtieron, con el paso del tiempo, en grandes clásicos de la literatura infantil. La primera, publicada en 1697, es Cuentos del pasado, subtitulada Cuentos de mamá Oca, del escritor francés Charles Perrault, que recopiló cuentos populares franceses y también narraciones italianas. Al final de cada cuento añadió una moraleja. Con estos cuentos maravillosos, Perrault introdujo y consagró el mundo de las hadas en la literatura infantil. Algunos de esos cuentos son conocidos por casi todos los niños. ¿A qué alguna vez has leído La Cenicienta, Pulgarcito, El gato con botas, La bella durmiente, Caperucita Roja o Piel de asno? En 1719 Daniel Defoe publicó Robinson Crusoe, que tuvo un éxito enorme y pronto se convirtió en un libro de lectura para niños, pues se pensaba que muchas de las aventuras del protagonista podían servirles de enseñanza. Robinson Crusoe cuenta la historia de un hombre que, después de sufrir un naufragio, llega a una isla desierta. Allí tiene que arreglárselas solo y sin ayuda de nadie para sobrevivir. ¿Te imaginas la cantidad de cosas que tuvo que hacer? Encender fuego, construirse una casa, conseguir agua, procurarse alimento… En 1726 el escritor irlandés Jonathan Swift publicó Los viajes de Gulliver, un libro con partes bastante tristes, pero que incluye dos episodios que enseguida atrajeron la atención y el interés de los niños: el viaje de Gulliver a Liliput, un lugar imaginario habitado por hombres diminutos, y el posterior viaje a Brobdingnag, una región habitada por gigantes, que tienen que acercarse mucho a Gulliver para poder verlo. Además, en el siglo XVIII, en concreto entre 1704 y 1717, se tradujeron, por primera vez en Occidente, los cuentos de Las mil y una noches, que pronto se hicieron famosos en toda Europa. Seguro que conoces dos de las innumerables historias incluidas en ese libro: Los viajes de Simbad el marino y Aladino y la lámpara maravillosa. La fecha de 1745 también es importante, ya que, ese año, John Newberry abrió en Londres la primera librería y editorial para niños La Biblia y el Sol, y en 1751 lanzó la primera revista infantil del mundo. EL SIGLO DE ORO DE LA LITERATURA INFANTIL A principios del siglo XIX, se publicaron en toda Europa recopilaciones de cuentos y leyendas populares, transmitidas de manera oral de generación en generación. Dos colecciones son particularmente importantes. La primera la publicaron en Alemania los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, y lleva el título de Cuentos para la infancia y el hogar (1812-1815). La colección, aumentada en 1857, se conoce como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm. En esos cuentos aparecen personajes que se harían famosos en todo el mundo, como Blancanieves, Barba Azul, Cenicienta o Caperucita. No debe sorprenderte que en algunas ocasiones los cuentos de unos escritores coincidan con los de otros, pues en muchos casos se basan en leyendas similares y tradiciones comunes. La otra gran colección de cuentos del siglo XIX es Cuentos para niños (1835), del escritor danés Hans Christian Andersen, que combinó una gran sensibilidad con una extraordinaria fantasía. Seguro que conoces muchos de sus cuentos: El patito feo, El soldadito de plomo, La sirenita o La vendedora de fósforos. Dentro de esa tendencia fantástica, destaca un libro único y extraordinario, Alicia en el país de las maravillas, publicado en 1865. Su autor, Lewis Carrol, además de escritor, era un notable matemático, de ahí esa mezcla tan original que aparece en Alicia de lógica y fantasía. Carrol escribió el libro para la hija de un amigo suyo. Seguro que te acuerdas de algunos de sus personajes: la Liebre de Marzo, el Sombrerero, el gato de Cheshire, capaz de hacerse invisible, o la Reina de Corazones. A lo largo del siglo XIX se desarrolla también una literatura infantil de tendencia más realista, que no incluye elementos fantásticos, como brujas o hadas, y se basa principalmente en las aventuras y los viajes. Dentro de esa corriente, los libros más importantes son La isla del tesoro (1883), del escritor escocés Robert Louis Stevenson, que cuenta la búsqueda de un tesoro por parte de un niño y el astuto pirata John Long Silver, o Las aventuras de Huckleberry Finn (1884), de Mark Twain, autor también de Las aventuras de Tom Sawyer (1876). En el siglo XIX se publicaron muchos otros clásicos de la literatura infantil, entre los que destacan Canción de Navidad (1843), de Charles Dickens, Pinocho (1883), de Carlo Collodi, que narra la historia de un muñeco de madera que acaba convirtiéndose en un niño de carne y hueso, o El libro de la selva (1894), de Rudyard Kipling, en el que se cuentan las aventuras de Mowgli, un niño criado en la selva por animales salvajes llenos de sabiduría. También es importante destacar el desarrollo de una nueva corriente dentro de la literatura infantil: la ciencia ficción. El representante más conocido e importante de esa tendencia es el escritor Julio Verne, que adelantó en sus novelas muchos de los descubrimientos, logros e invenciones que más tarde se harían realidad, como queda reflejado en De la Tierra a la Luna (1865) o Veinte mil leguas de viaje submarino (1870). LA LITERATURA INFANTIL EN EL SIGLO XX La literatura infantil alcanzó su pleno desarrollo en el siglo XX. A partir de entonces, cada vez más escritores han tenido en cuenta los gustos y las necesidades de los niños y han escrito específicamente para ellos. En general, la literatura infantil ha evolucionado desde las obras de contenido moral o educativo de los primeros tiempos a obras de simple entretenimiento o diversión. Además, en el siglo XX se ha ampliado de manera significativa la naturaleza y el tipo de los personajes de las historias, que ya no están protagonizadas solo por niños o animales que hablan, sino también, por seres fabulosos, como los héroes de los cómics, por criaturas fantásticas e incluso por juguetes y muñecas. Muchos de esos personajes se han hecho enormemente populares a través del cine o de la televisión, como es el caso de Pippi Calzaslargas (1945), de la escritora sueca Astrid Lindgren, o Peter Pan (1904), creado por el escritor James Barrie. Algunos de los libros infantiles más importantes y populares entre los niños son El viento en los sauces (1908), de Kenneth Grahame; Winnie de Puh (1926), de A. A. Milne; Mary Poppins (1935), de Pamela Travers, o El principito (1943), del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. Otro personaje infantil muy popular es Guillermo Brown, creado por Richmal Crompton, un travieso niño que, junto con sus inseparables amigos, protagoniza divertidas aventuras. También algunos personajes de cómics se han hecho famosos en todo el mundo, como Tintín, Astérix, Batman o Mafalda. Destaca, por último, el caso de la escritora británica J. K. Rowling, cuyos libros, protagonizados por un aprendiz de mago llamado Harry Potter, se han convertido en todo un fenómeno de masas en los primeros años del siglo XXI.

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