Como siempre, una ficha técnica:
Autor: Maurizio Temporin
Editorial: Libros de Seda
Género: romance juvenil, paranormal
Fecha de publicación: abril 2013
Páginas: 364
Edición: rústica con solapas
Web: Maurizio Temporin
Valoración: 6,510
¿De qué trata?Thara es una adolescente normal, salvo por su extraña narcolepsia y unos ojos de color violeta intenson que no dejan indiferentes a nadie. Un día, al intentar llevarse una flor de iris de un jardín de su barrio, se desmaya al despertarse descubre que se encuentra en un mundo extraño donde todo está hecho de cenizas. Asustada, Nate, un muchacho que surge de la nada, la rescata de las extrañas criaturas que allí habitan. Cuando intentan hablar con el chico, se despierta y se ve de vuelta en el mundo real, en el coche del propietario del jardín en el que se ha desmayado, Charles, que resulta ser un viejo amigo de su padre. Ella, que no ha conocido a su padre y no sabe nada de él, quiere saber más, pero su madre le prohíbe hablar con Charles. Tiene que saber más, y para eso sus dos mejores amigos, Christine y Leonard, la ayudarán. ¿Que su padre es Ray Pitbury, el escritor? No puede ser, pero aun así, se pone a leer uno de sus libros. Al hacerlo, descubre un mundo desconcertante, ese mundo que ha visto y del que ha salido sin saber por qué. ¿Qué es ese lugar? ¿Es Nate real?
Iris 1/3: Flores de ceniza // Sogni di Morti // Risvegli Ametista
Con el libro de hoy tengo sentimientos encontrados que aún disputan una encarnizada batalla en mi memoria y en mi corazón. Por un lado, Iris, flores de ceniza me parece un libro totalmente novedoso y original, con una teoría más que interesante sobre el más allá y la etapa de transición. Por otra, me ha parecido una novela densa y repetitiva por culpa de una protagonista que, aún terminado el libro, no sabía muy bien qué hacer con su vida. Aunque yo sí: tirarla por un barranco.
Iris, flores de ceniza, por una parte, ha sido una lectura trepidante y llena de misterio, con páginas llenas de incógnitas y un mundo de ceniza, el Cinerarium, totalmente espeluznante, que pedía a gritos ser analizado y comprendido desde su misma presentación. En el mismo instante en que nuestra protagonista, Thara, llega por sorpresa a ese sitio en la vigilia de su sueño, a mí ya me tenía hechizada y no hacía más que desear que ella volviera para saber el por qué de tanta oscuridad, de tanta ceniza, e incluso por qué hay supervivientes como Nathan. Estoy segura que no he sido la única que ha quedado prendada, al mismo tiempo que perpleja, por este lugar.
En este sentido, Iris, flores de ceniza es una novela muy misteriosa que impide que la sueltes hasta que has consumido gran parte de ella, pues Maurizio Temporin escribe de una manera casi mágica, imprimiendo la información justa para que hagas pasar las páginas más y más deprisa. A ello, realiza un ritmo lento y de diálogos inmensos, en los que poco a poco añade pistas, por lo que estás condenado a seguir hasta que el autor decida darte un respiro al contestarte algún interrogante. Que son pocos, para mayor insatisfacción nuestra. Debo felicitar a Temporin por crear el Cinerarium, que me ha parecido el lugar idílico de mis peores pesadillas. Es aterrador, siniestro, pero también muy adictivo, muy en sintonía con la estética de las películas de terror de hoy día. No podía más que desear que surgieran los hombres de ceniza, o que Thara le diera por explorar para descubrir qué pasajes carbonizados nacían, para dejar volar mi imaginación e intentar adelantarme a los acontecimientos de la novela. A ello, y porque no puedo destripar nada, tiene una teoría realmente increíble, muy relacionada con lo paranormal, con las supersticiones e incluso con las civilizaciones antiguas.
¿Qué me ha fallado en Iris, flores de ceniza? Justamente, Thara. No me ha inspirado confianza alguna y ni me ha parecido una chica a la altura de la historia. Thara es ciertamente egoísta y no hace caso de sus allegados, se dedica más a darle al coco sobre sus sentimientos de adolescente hormonada e incluso, cuando cuenta con el apoyo incondicional de los demás en momentos de tensión, arriesga sin mirar atrás. Y todo hay que decirlo, su narcolepsia es un tanto de pacotilla. Nada más empezar el libro, nos relata lo dura que es para poder empatizar con ella, pero a medida que avanza la novela, parece curarse porque pasa largos periodos de tiempo sin caer dormida, algo que confiesa le pasa constantemente en el primer capitulo. Claro está, luego sabemos el por qué de todo, pero no hubiera estado de más una mejor documentación sobre dicha enfermedad, o haberle dado otro nombre para no parecer tan desconcertante.
Iris, flores de ceniza como historia me ha gustado y me ha parecido un inicio de trilogía muy interesante, ante todo por el Cinerarium, que poco he visto por la literatura actual. Eso sí, he debido bajarle bastante la nota por tener una protagonista bastante insoportable. Espero que le dé por madurar en los siguientes, porque me plantearía seriamente el dejar pasar todos los interrogantes de este más allá por no tener que lidiar más con sus pensamientos.