"A los trece o catorce años, yo estaba colada por Noah. Aunque se me pasó bien rápido cuando me di cuenta de que se encontraba totalmente fuera de mi alcance y siempre lo estaría."
Libro: Mi primer beso (
The kissing booth, 2014)
Autor: Beth Reekles
Editorial: Destino
Género: romance juvenil, drama
Año de publicación: enero 2014
Edición: tapa blanda con solapas
Páginas: 398
Web: ReeklesExtras: Reekles en wattpadValoración: --.--
¿De qué trata?
Te presentamos a Rochelle Evans: bonita, popular… y nunca la han besado. Te presentamos a Noah Flynn: chulo, inconstante… y un ligón total. Además es el hermano mayor del mejor amigo de Rochelle. Todo empieza con una caseta de feria durante una fiesta en el instituto: se anuncian besos a $2… Y lo que debiera ser un beso inocente se convierte en una tórrida chispa que prende en Rochelle y Noah. Pero ¿será ésta una romántica historia de amor o acabarán los dos con el corazón roto? Hasta día de hoy, nunca me he atrevido a traer una reseña de un libro que no he leído, he degustado o, simplemente, he conseguido llegar a la última página de su ser. Pero con el ejemplar a reseñar, he dicho basta. Me enfrasqué en su lectura tras las buenísimas críticas y el eslogan de ser una novela juvenil de verdad, escrita por una adolescente que sabía de lo que hablaba.
Tras llegar a la mitad del libro, os plasmo mis impresiones de lo que me ha parecido una historia totalmente irritante, hormonada e ilógica.
¿Qué me ha hecho desistir con
Mi primer beso? Primeramente, es irritante. Cuando tuve esta novela en mis manos y leí la sinopsis,
todo ello me hizo evocar a la típica película adolescente americana, que no sabes qué tiene pero se apodera de ti y acabas disfrutando hasta del epílogo. Pero en cuanto leí las primeras páginas, supe que no me iba a encontrar un camino de rosas... porque
Rochelle es desquiciantemente perfecta: simpática, divertida, guapa, atractiva, popular, humilde, altruista y un sinfín más de adjetivos que podéis añadirle, y os quedaríais cortos. Y no sé vosotros, pero tras leer lo increíble que era como alumna, hija, amiga, novia y demás, lo único que deseaba, más que le dieran su primer y ansiado beso, es que le atropellara un camión. Después viene el lote de secundarios, clichés redundantes, empezando por Noah, el eterno chico malo guapérrimo que hace que todas suspiren sin remedio, que obviamente tiene un gran corazón tras esa fachada de tío duro. Oh, qué original. A ello hay que añadirle que
la gran mayoría de escenas que construyen Mi primer beso son intensamente manidas y tópicas, como defender a la damisela en apuros que está siendo insultada a golpe de puño, o salvarla de manos lujuriosas cuando está un tanto bebida en la fiesta de turno, o darle ese beso de película ante la atenta mirada de secundarios con cara de memos. Sigamos con que
Mi primer beso es tremendamente hormonado, pero no por ser un libro escrito por una adolescente y dirigido a sus susodichos, sino porque los personajes se dejan llevar de tal manera por sus hormonas que algunos parece que padezcan un trastorno bipolar. La mejor, sin duda,
Rochelle, que durante medio libro no hace más que lloriquear con que nunca la han besado ¡para tener 17 años! pero en cuando se despista, nos está hablando de sexo y relaciones maduras. Porque sí, lo que más me ha desquiciado de este libro es que es totalmente ilógico. Se supone que el gran defecto de nuestra muchacha atolondrada es que está a punto de ser mayor de edad y nunca la han besado, algo más que infantil que es lo que me impulsó a leer esta historia, y en cada capítulo nos lo recuerda en varias ocasiones, primero como si le diera igual, luego como una auténtica desesperada, porque ella quiere descubrir el amor verdadero. Acabamos simpatizando con ella, porque todos sabemos lo mágico que puede llegar a ser el primer contacto, y sis sois de mi época y habéis visto cierta película de Drew Barrymore, más, pero sin duda, cuando por fin ¡por fin! lo consigue, no le da gran importancia que debiera, algo extraño puesto que la novela se titula como su mayor y catastrófico problema. No, lo mejor es que Rochelle enseguida quiere subir de nivel, y la historia adquiere unos tintes de melodrama insoportables. Y tras quedarme estupefacta, no creer que
me hubieran cambiado por completo el registro, pensar que había escogido una comedia pueril para encontrarme con otro dramón de adolescentes y ver que no había hecho más que empezar, decidí poner punto y final. Esta historia no está hecha para mí.
Con la colaboración de Destino