Tomo único | 81pp
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Sadako Sasaki tenía tan sólo doce años cuando murió. Una terrible bomba atómica fue lanzada sobre su ciudad, Hiroshima, en Japón, cuando ella contaba dos años de edad. Diez años más tarde, enfermó de la leucemia como resultado de la radicación de aquella bomba. La autora ha querido destacar en Sadako su gran espíritu y valentía a la hora de afrontar el futuro que ella sabía que le esperaba.
Sadako y las mil grullas de papel es un cuento ilustrado por Ronald Himler y escrito por Eleanor Coerr; sin embargo, aunque nos gustaría creer que esta trágica y a la vez hermosa historia es sólo producto de la ficción, sabemos que no es así.
Sasaki Sadako fue una niña cuyo coraje conmovió a una nación golpeada por el duro estoque de la Guerra cruel e inhumana. Sadako fue una de tantas víctimas, pero de las más dolorosas. Ella ni siquiera recordaba el rugir horrible de aquella bomba que cambió el rumbo de su país, Japón, pues sólo tenía dos años cuando aquello sucedió. Sin embargo, murió diez años después por culpa de una leucemia producida por la radiación de la Bomba Atómica. Por ella, y por otros miles de niños que perecieron a causa de una guerra en la que no participaron, erigieron la gran estatua de la Paz en el parque de Hiroshima, cuya emblemática figura se ve rodeada cada 6 de agosto (el día de la paz) por miles de grullas, en honor al deseo que la pequeña Sadako albergó en su interior. “Sadako y las mil grullas de papel” nos cuenta en forma de fábula una historia que aconteció realmente en los años 50, cuando la pequeña Sadako enfermó y entristeció a toda la nación con su significativa muerte. Lo más emblemático de la historia es el uso de la leyenda que reza que “si juntas 1000 grullas de papel, podrás pedir un deseo”, cuya magia ayudó a Sadako a mantener la esperanza para curar a los demás niños del hospital en el que ella iba perdiendo lentamente la vida y, así, también salvarse así misma de un destino inevitable. La autora de este cuento respeta el dolor de una nación entera y trata los hechos con delicadeza, con diálogos cortos pero intensos. Las escenas de la familia, de las visitas que Sadako recibe de sus amigos, y las noches en vela por el esfuerzo de seguir haciendo grullas y más grullas son certeras y emblemáticas, narradas con tesón infantil pero que hace que contengas la respiración al leerlas; y si tuviera que expresar el sentimiento final al cerrar el pequeño libro, sería el de esperanza y tristeza, un sentimiento agridulce y tierno. “Sadako y las mil grullas de papel” es un libro obligatorio en todos los institutos del mundo, pues los niños deben aprender cuáles son las consecuencias del odio irracional y de las actitudes deshonestas del ser humano. También tienen que aprender que hay que luchar por los sueños y que, en cualquier momento del mundo, hay un niño, como ellos, sufriendo y, aún así, sonriendo. Este es un pequeño cuento que puede arrancarte algunas lágrimas profundas, sobre todo porque en él pesa el espíritu de un dolor que realmente existió y que aún hoy en día existe. Las ilustraciones de Ronald Himler son preciosas y la portada ilustrada por Kazuhiko Sano refleja perfectamente lo que os vais a encontrar en su interior: una historia delicada y que os llegará directamente al corazón. Podéis aprender más sobre la leyenda de las Grullas de Papel y sobre la verdadera historia de Sadako en otro de nuestros artículos, no os perdáis la oportunidad de empaparos sobre la tragedia que dejó tras de sí la Bomba Atómica.
Como conclusión sólo tengo que recomendaros con ahínco la lectura de este pequeño cuento basado en hechos reales. Cuando hayáis conocido el coraje de Sadako y la triste historia de superación que el pueblo nipón tuvo que enfrentar después de la Segunda Guerra Mundial, no os arrepentiréis de haberle dedicado vuestro tiempo a este pequeño retazo de nuestra Historia.