"Sobre el pedestal se rinde homenaje a los muertos. Fotos de madres, padres, hermanos y hermanas menores, mascotas perdidas; eso que mamá llamaba "fotografías de verdad". Son lo único que nos queda."
Libro: Un mundo nuevo (
The Young world, 2014)
Autor: Chris Weitz
Editorial: Montena
Género: ciencia ficción juvenil, distopía
Año de publicación: octubre 2014
Páginas: 368
Edición: tapa blanda con solapas
Web: The Young WorldValoración: 7/10
¿De qué trata?
Un mundo devastado. Nueva York dividida en bandas adolescentes. Y un único objetivo: sobrevivir. Jefferson es el joven líder del Clan de Washington Square y, junto con sus compañeros, deberá encontrar el antídoto contra la enfermedad que ha aniquilado a gran parte de la humanidad. Pero no será un camino fácil, pues las otras bandas han tomado la ciudad y no están dispuestas a dejarlos pasar si cobrarse un peaje... Un viaje por una ciudad salvaje en la que, aunque parezca imposible, viejos sentimientos y valores como el amor y la amistad todavía tienen cabida y son la única esperanza.Un mundo nuevo 1/3: Un mundo nuevo // The New Order // ?
La primera reseña del año abre las puertas a un sinfín de nuevas lecturas y recomendaciones en el que todo es posible y quedan cientos de días para rellenar con historias. Por este mismo motivo, he escogido una de mis mejores lecturas de 2014, pues
esta distopía juvenil, más que devastadora y trepidante, hizo mis delicias de lectora ávida de acción y angustia. Chris Weitz ha captado por completo mi atención con este inicio de trilogía jugando hábilmente con clásicos del género y sacándose un par de peligrosos pero efectivos ases de la manga.
Un mundo nuevo nos sitúa en el infierno postapocalíptico al que se ven lanzados los jóvenes cuando un extraño virus acaba con todos los adultos y niños del planeta, dejando sólo a ciertos adolescentes con un margen de edad.
Obligados a jerarquizar de nuevo las ciudades y a emular con demasiado empeño El señor de las moscas, los pocos supervivientes al mortal virus han de poner freno intentando buscar un antídoto. Con esta simple premisa, ya estaba más que entusiasmada por poder ver una nueva inspiración en el clásico de William Golding, pero el autor no ha hecho más que agasajarme a medida que me adentraba en su historia. Y si algo me ha encandilado y me ha hecho leer frenética hasta el final, ha sido la inquietante teoría de que el antídoto del virus pueda encontrarse en Plum Island, el famoso Centro de Enfermedades que tan fuertemente rodeado de misterios y secretos se encuentra, pero que, al mismo tiempo, ofrece un sinfín de nuevos planteamientos y escenarios para una novela distópica.Ya con los ojos deseosos de salírseme de las órbitas para saber más del antídoto,
Un mundo nuevo me ha ofrecido pasajes llenos de acción y guerra, donde el clan de Jefferson, nuestro joven líder, emprende una arriesgada ruta por la ciudad devastada y carente de adultos hasta el famoso entro de enfermedades, no sin antes
toparse con emboscadas, grupos de caníbales, tribus de auténticos niños marginados o hasta una auténtica dictadura represiva creada por y para jóvenes. Si ya de por sí, con solo esta parrafada, la historia nos sugiere un ritmo emocionante y repleto de sensaciones, Weitz posee un estilo muy dinámico y visual, haciendo fáciles de imágenes el sinfín de escenas, de ubicar rápidamente una salida de escape o de boquear en busca de aire tras una persecución. En adición,
contamos con dos narradores, Jefferson y Donna, ambos polos opuestos que notamos en la misma prosa, siendo el primero más delicado y reflexivo, mientras que la segunda opta por las brusquedades y hasta nos ofrece los diálogos como si directamente hablara con nosotros. Con toda esta mezcla de ingredientes, desde luego,
Un mundo nuevo se hace más que trepidante y adictivo, si bien no sea el cóctel literario más original al beber de otras obras, pero sí más que loable para transportarse a otro futuro devastado con una pizca de esperanza.
Así, no puedo decir que he quedado saciada de este primera entrega de la trilogía, pues combina hábilmente todo lo que espero de un Apocalipsis, aunque sea liderado por jóvenes.
Hay acción, hay una posible cura, hay pocos supervivientes y una prosa que no escatima en sufrimiento ni giros imprevistos. Y ahora, quiero más.Con la colaboración de Montena